Un reciente estudio de la Fundación Bertelsmann me deja confuso. ¿Seré un populista? Y si lo soy: ¿es algo malo? Casi el 30 por ciento de todos los alemanes son claramente populistas y un otro 34 por ciento son "populistas parciales". Constantemente se habla en Alemania de la "sociedad de los dos tercios" en la que supuestamente dos tercios excluyen al tercer tercio: a los pobres. Esta vez parece ser que les tocó a los no-populistas ser el tercer tercio de los excluidos. Allá ellos. 

Populismo, especialmente el populismo de derecha, es algo malo. El populismo de izquierda, menos. Así lo aprendí en la escuela. Populismo es decirle al pueblo lo que quiere oír, sin tener idea alguna de cómo convertir esas cosas en realidad. Según esta definición los más populistas son los políticos del Partido Socialdemócrata (SPD) y el Partido de la Izquierda con sus constantes exhortaciones a "más justicia". ¿Alguien me podría explicar lo que significa eso? Por lo menos es algo que cuesta un montón de dinero, que nadie sabe de dónde sacar.

Tres actitudes básicas y la respuesta a ocho preguntas.

La Fundación Bertelsmann eligió un enfoque diferente. Según las respuestas a ocho preguntas se decide si alguien es un populista completo o sólo semi. El populista completo es definido por tres actitudes básicas: anti-sistema, anti-pluralismo y pro soberanía del pueblo. Hagamos la prueba.

No, nos estoy en contra de las élites de la política. Incluso opino que todas las personas tienen el derecho de ser gobernadas por los mejores del país. Por ello tampoco me parece escandaloso que la canciller gane alrededor de 15.000 euros al mes. Cualquier director de un banco municipal gana más que ella. Tenemos que valorar a nuestra élite y ese valor también se puede expresar en dinero. Y todos nosotros tenemos la posibilidad de subir hasta la cima.

¿A favor de la soberanía del pueblo? Detrás de ese concepto se esconde el deseo de plebiscitos y referendos en cada ocasión posible. ¿Por qué debería estar a favor de eso? Los británicos tuvieron que aprender hace doce meses que cuestiones complicadas no son precisamente adecuadas para ser decididas en un referéndum. Y los alemanes también se hubiesen decidido por lo menos en dos ocasiones de manera errónea: en el caso del rearme del ejército en 1950 y en el caso de la doble resolución de la OTAN en 1980. Además vale echar un vistazo a la experiencia en los municipios y las regiones donde existe una experiencia con tales proyectos. En la mayoría de los caso el porcentaje de participación es mínimo. La democracia en detalle no le interesa a la gente un pepino. No, no. Si en mi parlamento se sientan los mejores de los mejores, tienen toda mi confianza y el mandato de decidir las cosas.

¡Más pluralismo, por favor!

Queda la última pregunta: ¿Soy un anti-pluralista? ¡De ningún modo! Nada me enfureció más en el último periodo legislativo que el aburrimiento total que se cultiva en el parlamento alemán. ¿Dónde quedó el pluralismo de opiniones? La inclusión de más de un millón de supuestos "refugiados", muchos de ellos sin carné de identidad, no generó un debate adecuado en el parlamento. Sobre la restricción de la libertad de expresión en internet o el matrimonio gay por lo menos se habló una hora. En cualquier programa de debate en la televisión hubo más discurso democrático que en el parlamento alemán.

En este sentido, anhelo que con el FDP y la AFP pueda haber dos partidos más en el parlamento alemán después de las elecciones. El parlamento se volvería ciertamente más pluralista y ojalá menos aburrido.

Desafortunadamente la Fundación Bertelsmann califica al partido AFP como populista. Y los seguidores del FDP también son considerados  algo populistas. ¿Al final seré populista por desearles éxito?