El tribunal decidió: los vehículos a diésel podrán ser desterrados de las ciudades y comunas cuando la calidad del aire sea mala. Una declaración de bancarrota para los políticos y la industria, según Jens Thurau.
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¿Cómo era el asunto? Sobre todo al comienzo de su gobierno, Angela Merkel era apodada "la canciller del medio ambiente". Ella contribuyó al avance de la política de protección climática a nivel internacional, hizo labor de convencimiento en el círculo de las grandes potencias industrializadas del G8 y luego el G7. Declaró prioritario el cambio de la matriz energética. Pero olvidó llevar consigo a la poderosa industria automotriz alemana por la senda hacia un futuro respetuoso del medio ambiente.
La industria siguió produciendo vehículos potentes, dejó pasar el momento adecuado para subirse al carro de la electromovilidad y finalmente apostó por los motores a diésel, porque emiten menos gases de efecto invernadero que los motores a gasolina. En cambio, emiten mucho óxido nitroso. Y las empresas engañaron a diestra y siniestra para encubrir esos altos niveles.
El tribunal habló claro
Ahora, el Tribunal Federal Contencioso-Administrativo, con sede en Leipzig, dio la razón a los ambientalistas que presentaron una demanda: si no hay otra solución, si se siguen sobrepasando los niveles permitidos de óxido nitroso -y eso ocurre en docenas de ciudades alemanas- las autoridades municipales podrán (y a la larga deberán) desterrar a los vehículos a diésel de sus calles y centros urbanos. El tribunal impone lo que los políticos eludieron.
La cuenta será presentada por lo pronto a quienes compraron de buena fe automóviles a diésel, entre ellos muchos pequeños empresarios. Los esfuerzos de los políticos y la industria automotriz por resolver el problema dotando a los vehículos de un mejor software han sido hasta ahora tibios. Un reequipamiento caro pero efectivo, cuesta varios miles de euros por vehículo. Y la industria no quiere pagarlos. Por lo menos hasta ahora. Eso podría cambiar si se aplican prohibiciones de circulación. La esfera política, que no quiere incomodar aún más a este importante sector económico, se esfuerza entretanto por solucionar el asunto con todo tipo de medidas complementarias. Piensa en un transporte colectivo gratuito, quiere que en el futuro los buses y autos oficiales sean eléctricos. Y, sin embargo, sabe que solo se podrá reducir realmente los niveles de contaminación con autos a diésel reacondicionados y limpios. De lo contrario, podrá haber prohibiciones de circular, no de inmediato, pero a mediano plazo. Y no solo en las ciudades de Düsseldorf y Stuttgart, que fueron objeto de la demanda, sino también en muchas otras.
Presión de la UE
Varios políticos regionales ya han hecho notar que las eventuales prohibiciones de circulación serán difíciles de imponer. Argumentan que faltan policías. Al final, probablemente se llegará a dotar de un sello propio a los vehículos a diésel más nuevos, que cumplen con las estrictas normas de la UE y que podrán circular sin restricción. Los autos más antiguos solo lo obtendrían si son reacondicionados. Pero en el Parlamento alemán no hay una mayoría dispuesta a aprobar semejante reglamentación a nivel nacional.
Apropósito de la Unión Europea: nueva es la experiencia de que en asuntos polémicos concernientes a la industria automotriz, el gobierno alemán ya no logra imponerse en Bruselas. Pero eso no es tan terrible: Alemania ha sepultado a la energía atómica y ha instalado miles de plantas eólicas y solares en su territorio. Ahora, el país de las autopistas sin límites de velocidad y de los símbolos de status cromados, tendrá también una nueva movilidad. Con algo de presión de parte de Bruselas y los tribunales alemanes.
Jens Thurau (ERS/VT)
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Cronología del escándalo del diésel
La manipulación de los niveles de emisión de gases de escape ha sumido a Volkswagen en una gran crisis, con una enorme pérdida de prestigio, que ya costó millones al consorcio y aún está lejos de terminar.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Stratenschulte
La carrera hacia el desastre
Aproximadamente dos semanas después de que VW confesase que había usado un software para manipular los coches diésel, la Agencia Ambiental de Estados Unidos lo publicó oficialmente el 18 de septiembre de 2015. A partir de ahí, la crisis comenzó a acelerar rápidamente y pronto se cobró sus primeras víctimas.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Stratenschulte
El jefe tiene que irse
El presidente de la junta directiva de VW, Martin Winterkorn, tuvo que dejar su cargo a los pocos días. El 23 de septiembre de 2015 renunció a esta posición pero aún mantiene otras responsabilidades dentro del grupo. A día de hoy, dice que nunca tuvo conocimiento del fraude.
Imagen: picture-alliance/Sven Simon
El nuevo es un viejo conocido
Su sucesor fue Matthias Müller, director general de la filial de VW Porsche. El nuevo también insistió en que no sabía nada del fraude de las manipulaciones. Su nueva función fue limpiar el consorcio, un cometido en el que no siempre pudo estar a la altura.
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Asalto a la sede
Contra VW no solo investigó Estados Unidos. También se implicó la fiscalía de la Baja Sajonia, el estado federado donde VW tiene su sede principal. El 8 de octubre de 2015, la fiscalía de Braunschweig entró a registrar la sede del consorcio en Wolfsburgo y otras ciudades.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Steffen
Un poderoso oponente ...
… entró también en la carrera a principios de 2016. El gobierno de Estados Unidos presentó una demanda contra VW alegando fraude y violación de las leyes estadounidenses para la protección el clima.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Burgi
De repente, a toda velocidad
Aunque todavía no estaban dados de alta por la Oficina Federal de Vehículos a Motor, VW llamó a revisión a sus modelos "Amarok". Estos serían los primeros modelos en contar con herramientas de control del motor y gases de escape conforme a la legalidad. Otros modelos como el Passat o el Golf tuvieron que esperar.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Stratenschulte
¿Retirada o víctima de la empresa?
El 9 de marzo de 2016 renunció también el jefe de VW en EE.UU., Michael Horn. Fue uno de los protagonistas que acaparó el foco de la opinión pública cuando saltó el escándalo. Entre otras cosas, pidió disculpas al público por el comportamiento de VW.
Imagen: Getty Images/C. Somodevilla
Un juez con mucha paciencia
No es frecuente que un juez de distrito de EE.UU. como Charles Breyer (San Francisco) sea tan conocido en Alemania. Como juez principal del distrito del norte de California. él es el responsable del caso contra VW. El 21 de abril de 2016 anunció un principio de acuerdo entre el fabricante y las autoridades estadounidenses. Sin embargo, muchos detalles quedaron por aclarar.
Imagen: picture-alliance/dpa/U.S. Government
Resultado provisional devastador
El 28 de junio de 2016 se dio a conocer que VW tendría que pagar probablemente hasta 14.700 millones de dólares como compensación. Los coches afectados tendrían que ser recomprados o equipados. Ese sería el precio en Estados Unidos, pero todavía no se sabe qué salida se negociará en otros países. El valor en bolsa de la compañía había caído un 20% en el ultimo año.
Imagen: Reuters/R. Orlowski
¿Quién sabe qué?
El 8 de marzo de 2017, en la comision del Paarlamento alemán dedicada a investigar el escándalo de Volkswagen, la canciller alemana Angela Merkel declaró que se había enterado del fraude a través de los medios .
Imagen: Reuters/F. Bensch
Mercedes, Audi, Porsche...
Durente los meses siguientes se inician también investigaciones contra otros fabricantes alemanes, incluidas también marcas del grupo Volkswagen como Audi y, posteriormente, Porsche. La fiscalía de Stuttgart también llegó a registrar algunas oficinas de Daimler por sospechas de manipulación del software de emisiones.
Imagen: Reuters/F. Bensch
También en el segmento de lujo
Después de haber sido investigada por la fiscalía de Stuttgart, la empresa Porsche recibió a finales de julio de 2017 un duro golpe por parte del ministro de Transportes, Alexander Dobrint, que prohibió las matriculaciones de uno de los modelos de Porsche Cayenne.