El 1 de mayo es un gran día para el movimiento sindical mundial. Pero este año nadie saldrá a la calle. La crisis de la COVID-19 también está poniendo en problemas a los sindicatos, opina Henrik Böhme.
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El coronavirus no está ni a favor ni en contra de cualquier bando. La enfermedad no diferencia entre empleadores y trabajadores. No es un enemigo en la lucha de clases. Pero este desagradable virus se las arregla para paralizar fábricas de automóviles enteras, paralizar por completo la industria del turismo y la gastronomía, quitarle el sustento a los trabajadores independientes o forzar a diez millones de alemanes (casi uno de cada tres empleados) a un trabajo de jornada reducida. Y ahora incluso impide las manifestaciones del Día Internacional de los Trabajadores, donde cientos de miles se reúnen cada año en las calles y plazas del país y escuchan a los líderes sindicales.
Esto es, como mucho en estos tiempos, histórico. Porque en la Alemania de la posguerra nunca había sucedido algo así. En cambio, por primera vez, las manifestaciones planificadas tendrán lugar virtualmente. Y con eso, la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB) ha llegado donde muchos empleados han estado durante semanas: en casa teletrabajando. No hace falta ser un profeta para predecir que la forma digital de trabajo será un gran tema para los sindicatos y las empresas, una vez que se derrote el coronavirus.
Un empuje para el trabajo digital
Esto se debe a que ambas partes han tenido dificultades con el tema del teletrabajo, o home office, y sus implicaciones laborales. Pero, pase lo que pase, las formas digitales de trabajo recibirán un gran impulso: a algunas personas les gustará poder hacer su trabajo (si es posible) desde casa en lugar de hacer el molesto viaje diario a sus puestos habituales. Otros estarán felices de volver al trabajo en algún momento.
Este 30 de abril se pudo ver lo difícil que son estos tiempos para los sindicatos: el Gobierno federal alemán acababa de lanzar nuevas regulaciones para el trabajo de jornada reducida –reducción temporal de las horas regulares de trabajo en una empresa–, en específico, aumentar a partir del cuarto mes al 70 por ciento (para las personas con hijos, 77 por ciento) el salario neto, del 60 (67) por ciento hasta ahora. Si el trabajo de jornada reducida durara más, sería el 80 (87) por ciento a partir del séptimo mes. La única reacción del jefe de la DGB, Reiner Hoffmann: 80 por ciento desde el cuarto mes hubiera sido mejor.
La nueva regulación cargará las arcas de la Agencia Federal de Empleo en Alemania con otros 2.600 millones de euros. Y no hay que olvidar: muchas empresas, naturalmente, aportan un poco a la suma total de subsidios para trabajadores de jornada reducida.
Tiempo de tajadas más pequeñas
Por supuesto, la gran crisis del coronavirus hará que las cosas cambien mucho, incluida la relación entre trabajadores y empleadores, entre sindicalistas y empresarios, entre todas las partes negociadoras. El abrupto final de un auge en la economía alemana que duró una década inevitablemente significará que ambas partes tendrán que hornear panes más pequeños. Los tiempos de las arcas públicas bien abastecidas han terminado.
El lema de la DGB de "Participación en la recuperación" en los últimos años podría estar ya desactualizado. De ahora en adelante, hasta cierto punto, debe tratarse más de asegurar empleos y proteger a las personas de las consecuencias de la dramática recesión. Y el Estado alemán, justo en este punto, ha salido con una cifra bastante considerable: subsidios para los trabajadores de jornada reducida, 750 mil millones de euros para programas de ayuda, más dinero para el personal de enfermería, etc. Comparativamente, una mirada a Estados Unidos –donde 30 millones de personas, solo en marzo, perdieron sus empleos– puede ser suficiente.
Habrá poco espacio para las máximas demandas sindicales. Pero, por supuesto, habrá suficiente por hacer. Porque, como en toda crisis, los trabajadores con bajos ingresos y los trabajadores mal capacitados en particular serán los más afectados. Aquí es donde los sindicatos pueden comenzar, quizás incluso con la demanda de un salario mínimo más alto. A este respecto, el lema que la Confederación Sindical Alemana había anunciado para el 1 de mayo, mucho antes de que el coronavirus llegara, no podría ser más acertado: "En la solidaridad no estás solo".
(few/jov)
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Cómo el COVID-19 está afectando la vida cotidiana de los alemanes
En Alemania, la vida cotidiana se ve afectada de diversas maneras por la pandemia del nuevo coronavirus. El SARS-Cov-2 modifica desde el fútbol, los vuelos y la producción automotriz, hasta los eventos culturales.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Hoppe
Se canceló la Oktoberfest 2020
La Fiesta de la Cerveza de Múnich prevista este año del 19 de septiembre al 4 de octubre fue anulada a raíz de la pandemia del nuevo coronavirus, anunciaron el martes 21.04.2020 las autoridades locales.
Imagen: Reuters/M. Dalder
Cayeron las donaciones de comida
Los estantes de los supermercados están vacíos, al igual que los bancos de comida. Las “compras por pánico” incluyen productos no perecederos o papel higiénico, y por ello las tiendas tienen menos productos para donar, dijo Jochen Brühl, jefe de Tafel Deutschland, organización que apoya a más de 1,5 millones de personas. Brühl invita a que todos los que tienen suficientes alimentos, los donen.
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Matzka
Bundesliga: partidos "fantasma"
El ministro de Salud, Jens Spahn, llamó a que se cancelaran todos los eventos que cuenten con más de 1.000 participantes. La Liga Federal Alemana de Fútbol (DFH) está conversando con los clubes de la Bundesliga y con las autoridades para decidir si los equipos jugarán con o sin público. El partido entre FC Colonia y Borussia Mönchengladbach se celebrará sin público.
Imagen: picture alliance/dpa/O. Berg
Eventos culturales cancelados
La vida cultural también se ve afectada. Muchas ferias y eventos han sido cancelados o pospuestos. Tal es el caso de la Feria del Libro de Leipzig y la Feria de Música de Fráncfort, el evento musical más grande de Europa en su tipo. Algunos clubes y galerías han pospuesto sus eventos en todo el país. Incluso el Premio Cámara de Oro, premio anual de televisión alemana, se celebrará en noviembre.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Woitas
La mayoría de las escuelas están abiertas
A diferencia de Italia, las escuelas en Alemania permanecen abiertas, aunque en algunas ciudades fueron cerradas. La Asociación Alemana de Profesores ha estimado que alrededor de 100 escuelas y guarderías en todo el país están afectadas. El ministro de Educación de Baden-Wurtemberg dijo que ese estado está analizando la posibilidad de posponer los exámenes.
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Xenofobia por la "gripe de Wuhan"
Debido al COVID-19 ha aumentado el sentimiento xenófobo en los lugares más afectados por el brote. Los restaurantes y tiendas asiáticos, no solo los chinos, informaron sobre mesas vacías en Italia, y las personas con características asiáticas sufren discriminación. En Alemania, en un partido reciente de la Bundesliga, en Leipzig, un grupo de aficionados japoneses fue expulsado del estadio.
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Aviones en tierra
La aerolínea alemana Lufthansa ha reducido sus vuelos en un 50% debido al brote de coronavirus. 150 aeronaves permanecen en tierra y se cancelaron alrededor de 7.100 vuelos hasta finales de marzo. Las cancelaciones se deben en parte a la disminución de la demanda: los viajes de negocios han bajado, más personas trabajan desde casa y evitan viajes innecesarios.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Kusch
La producción automotriz se paraliza
Desde enero, las fábricas automotrices en China permanecen cerradas. Volkswagen y Daimler han declarado que tanto las ventas como la producción se han visto afectadas por la epidemia. También los productores en Alemania se enfrentan con ese problema, ya que muchas piezas eléctricas son importadas desde China. Berlín anunció que apoyará a las empresas que sufran pérdidas debido a la epidemia.
Imagen: picture-alliance/AP Images/J. Meyer
Cada vez menos turistas
"Las consecuencias para el turismo alemán son graves", advirtió Guido Zöllick, director de la Asociación Alemana de Hoteles y Restaurantes. Según una encuesta reciente, el 76,1 % de los miembros de esa asociación reportó uan fuerte caída de reservas, y los ingresos son menores. El Parlamento alemán anunció que los turistas no podrán acceder a la cúpula de cristal del Reichstag hasta nuevo aviso.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Wurtscheid
Controles fronterizos
Después de Italia y Francia, Alemania tiene el mayor número de casos de COVID-19 en Europa. Para evitar una mayor propagación, las autoridades de Polonia y de la República Checa iniciaron controles, midiendo la temperatura corporal de los viajeros que cruzan la frontera fuera de Alemania. Polonia planea extender los controles a los pasos ferroviarios y portuarios.