Si bien la decisión de Donald Trump de reconocer a Jerusalén como capital israelí es honesta, desencadenó una dinámica cuyo resultado es imprevisible, opina Rainer Hermann, del Frankfurter Allgemeine Zeitung.
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La hipocresía es inherente a determinados temas. Por ejemplo a la discusión sobre si Turquía debería pertenecer a la Unión Europea o no, así como al llamado proceso de paz entre Israel y los palestinos. Con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el primer asunto se resuelve por sí solo.
Y en cuanto al segundo, este miércoles (06.12.2017) el presidente estadounidense, Donald Trump, puso fin a la hipocresía. Al anunciar que pretende reconocer a Jerusalén como capital de Israel y trasladar allá la Embajada de Estados Unidos, simplemente reconoció la realidad. Sin embargo, con ello también provocó un terremoto, que afectará los intereses norteamericanos.
En su calidad de empresario, Trump sabe que después del fracaso y la bancarrota siempre habrá un nuevo comienzo. De ahí que, como presidente, quiera destruir aquello que, a sus ojos, ha fracasado. En su opinión, el llamado proceso de paz entre Israel y los palestinos es un fracaso. ¿Por qué no intentar algo distinto?
Después de todo, ninguno de los dos actores accedió a una paz con condiciones que ambos pudieran aceptar. Tanto en 2001 como en 2007 los palestinos rechazaron la devolución de un 97 por ciento de los territorios ocupados, incluido el este de Jerusalén. Querían todo o nada, y ahora se quedaron con las manos vacías.
El más fuerte sale ganando
Por su parte, Israel amplió consecuentemente sus asentamientos en los territorios ocupados. El gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu no está dispuesto a ceder. Israel lo quiere todo y, puesto que es el más fuerte, lo obtiene todo, por ejemplo una Embajada estadounidense en Jerusalén.
Trump probablemente no está consciente de las consecuencias que su decisión puede acarrear en Medio Oriente. La política interna de Estados Unidos fue su única motivación: cumplió con una promesa que hizo a sus seguidores evangélicos y al poderoso lobby judío. No obstante, en el Medio Oriente, la decisión del presidente norteamericano ha fortalecido a Irán, que –junto a Turquía– se comportará como el defensor de los intereses islámicos.
Egipto, ¿una solución para los palestinos?
Tras la destrucción a la Trump, nadie sabe aún cuál será el nuevo gran acuerdo para alcanzar la paz en la región. Todo apunta a que Egipto cederá una parte de la Península del Sinaí a los palestinos. Sin embargo, esto no pacificará el Medio Oriente. Quizás esa solución resulte ser un nuevo proceso de paz que haga imposible alcanzar la paz.
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La historia de Jerusalén en imágenes
Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo y una de las más disputadas hasta el día de hoy. Judíos, musulmanes y cristianos la consideran una ciudad sagrada.
Imagen: Getty Images/AFP/T. Coex
Jerusalén, la ciudad de David
De acuerdo con el Antiguo Testamento, el rey David conquistó Jerusalén en torno al año 1000 a.C. Trasladó allí su sede de gobierno, convirtiendo a Jerusalén en la capital y centro religioso de su reino. Salomón, hijo de David, construyó según la Biblia el primer templo para Yahvé, el Dios de Israel, y Jerusalén pasó a ser el centro del judaísmo.
Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS.com
Dominio persa
El rey babilonio Nabucodonosor II conquistó Jerusalén en el año 597 y en el 586 antes de Cristo, según la Biblia. Tomó prisionero al rey Joaquín y a la clase alta judía, los llevó a Babilonia y destruyó el templo. Más adelante, el rey persa Ciro conquistó a su vez Babilonia, tras lo cual autorizó a los hebreos a regresar a Jerusalén y reconstruir el templo.
Jerusalén cayó bajo dominio del Imperio Romano. Pero en la población se fue formando la resistencia y en el año 66 d.C. estalló la guerra judeo-romana. Terminó cuatro años más tarde con una victoria romana y la nueva destrucción del Templo de Jerusalén. Roma y Bizancio dominaron cerca de 600 años Palestina.
Imagen: Historical Picture Archive/COR
Conquista árabe
Por orden del califa Omar, en el año 637 Jerusalén fue sitiada y tomada. En la era de dominio musulmán que se inició entonces, la ciudad fue sitiada en múltiples ocasiones y cambió varias veces de gobernantes.
Imagen: Selva/Leemage
La época de las cruzadas
El mundo cristiano se sintió cada vez más amenazados por los selyúcidas musulmanes que dominaron a partir de 1070. El Papa Urbano II llamó finalmente a emprender una cruzada. En 200 años, los europeos llevaron a cabo cinco cruzadas para conquistar Jerusalén. Por momentos lo consiguieron. Pero en 1244 los cruzados perdieron definitivamente la ciudad, que volvió a caer en manos musulmanas.
Imagen: picture-alliance/akg-images
Otomanos y británicos
Tras la conquista otomana de Egipto y Arabia, Jerusalén se convirtió en 1535 en sede administrativa de un distrito otomano. Las primeras décadas de dominio turco brindaron a la ciudad un considerable auge. En 1917, con el triunfo de Gran Bretaña sobre las tropas turcas, Palestina quedó bajo control británico. Jerusalén pasó sin resistencia a manos británicas.
Imagen: Gemeinfrei
La ciudad dividida
Después de la II Guerra Mundial, los británicos entregaron su mandato sobre Palestina. La ONU se pronunció por una partición del territorio, para crear una patria para los sobrevivientes del Holocausto. Algunos Estados árabes emprendieron una guerra contra Israel y conquistaron parte de Jerusalén. Hasta 1967, la ciudad estuvo dividida en una parte occidental israelí, y una parte oriental jordana.
Imagen: Gemeinfrei
Jerusalén oriental vuelve a Israel
En 1967, Israel libra la Guerra de los Seis Días contra Egipto, Jordania y Siria. Conquista el Sinaí, la Franja de Gaza, la Cisjordania, los Altos del Golán y Jerusalén Oriental. Paracaidistas israelíes se abren paso hasta el casco antiguo y llegan al Muro de los Lamentos por primera vez desde 1949. Oficialmente Jerusalén Oriental no es anexada, sino integrada administrativamente.
Desde entonces, Israel no niega a los musulmanes el acceso a sus lugares sagrados. El Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas está bajo administración autónoma musulmana.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Gharabli
Pugna no resuelta
Jerusalén constituye hasta hoy un obstáculo en el camino hacia la paz entre israelíes y palestinos. En 1980, Israel declaró a la ciudad como su "capital eterna e indivisible". Jordania renunció en 1988 a sus pretenciones sobre la la Cisjordania y Jerusalén Oriental, en favor de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Los palestinos conciben a Jerusalén oriental como su capital.