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Opinión: Trump sigue la agenda de Bannon

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Carsten Von Nahmen
25 de febrero de 2017

Vehementes ataques del presidente a los medios de comunicación: amenaza con medidas concretas para restringir la libertad de prensa. No augura nada bueno y, para Carsten von Nahmen, es parte de un plan más amplio.

Imagen: Getty Images/Pool/O. Douliery

Donald Trump echa más leña al fuego: en la Conferencia Anual de Acción Política Conservadora (CPAC) volvió a cargar contra la prensa, a la que acusó de difundir "noticias falsas" y a la que tildó de "enemiga del pueblo". Incluso, anunció medidas para impedir que se publique información confidencial sin citar por su nombre a las fuentes. Si esto se materializara en una ley sería un ataque directo a la libertad de prensa ya que, sin proteger a sus fuentes anónimas, los periodistas no podrían ejercer cabalmente su función de control sobre el poder.

Carsten von Nahmen, comentarista de DW.

“Prensa buena, prensa mala”

Trump hizo hincapié en que sus ataques no estaban dirigidos contra los medios de comunicación en su conjunto; a sus ojos, existe una “prensa buena”. Pero, para este presidente, “buenos” son sólo los que están de su lado, como la cadena de televisión Fox y la plataforma en línea Breitbart, conocida por divulgar historias falsas sobre supuestos crímenes cometidos por inmigrantes en Estados Unidos y cuyo director durante los últimos cuatro años, Stephen Bannon, es el actual  director de estrategia de Trump.

A esa “prensa buena” se refiere Trump cuando alega que sí hay medios que lo tratan “justamente”. A su juicio, el resto de los periodistas y sus empleadores son "deshonestos” y divulgan "noticias falsas". En su punto de mira están venerados pioneros de la prensa impresa como The New York Times o The Washington Post, respetados canales de televisión como ABC, NBC o CNN. El ideólogo y jefe de estrategia de Trump deja claro en la CPAC que el principal oponente del "movimiento" que el presidente dice haber llevado a la Casa Blanca no es el Partido Demócrata, sino los medios de comunicación de masas y los periodistas ultraliberales.

En este contexto encaja perfectamente que varios de estos medios hayan sido excluidos, el mismo día de la CPAC, de una sesión informativa en la Casa Blanca. Estos encuentros suelen ser muy exclusivos y no es raro que haya medios que se queden fuera… pero no de la importancia del The New York Times o CNN. El mensaje emitido desde Washington es claro: los críticos que incomodan al Gobierno serán castigados. Esa no es una buena señal.

¿Puede Trump ser frenado por su equipo?

Sólo resta esperar que los colaboradores de Trump le pongan freno al nuevo ocupante de la Casa Blanca; seguramente, en los próximos días, éstos calmarán los ánimos afirmando que no está contemplado restringir legalmente la actividad de la prensa o insistiendo, una vez más, en que se le ha malinterpretado. Como cuando dijo que la OTAN estaba "obsoleta". ¿Cabe pensar, otra vez, que Trump sólo ha hablado de más? El objetivo aparente de Bannon es revolucionar los valores tradicionales del Partido Republicano y del mismísimo Gobierno de Estados Unidos. Y su instrumento para llevar adelante esa reforma es el presidente Trump y su "movimiento" nacionalista.

Tacharlo de "nacionalista" no es una exageración de la “prensa mala”. Bannon y otros ponentes de la CPAC han utilizado el término una y otra vez. ¿Qué dicen los conservadores del partido, del Congreso y del Ejecutivo? Ellos, que fueron frenados por Barack Obama durante los últimos años, le siguen el juego para alcanzar sus metas políticas. Que no se engañen: Bannon y Trump disparan contra los medios de comunicación, pero su objetivo es todo el establishment. También el republicano.

Para aprender: aquí puede Usted leer la versión original de este artículo en alemán.
 

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