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Una Constitución por sí sola no asegura la democracia

Udo Di Fabio
23 de mayo de 2019

Hoy en día, los alemanes consideran que su Constitución es más importante que cualquier orgullo nacional. Sin embargo, la Constitución debe adecuarse a los nuevos tiempos, dice el exjuez constitucional Udo Di Fabio.

Imagen: picture-alliance/dpa/C. Ohde

A los alemanes les gusta su Constitución. A menudo se la invoca en la política como la base de los valores de este país. Aunque las constituciones nacionales están perdiendo importancia en la Unión Europea, la atención de Alemania, sin embargo, siempre se centra en Karlsruhe, la sede del Tribunal Constitucional Federal. No se trata sólo de jurisdicción, sino también de un poco de autoestima nacional. Esos logros normativos en materia de identidad están adquiriendo nuevamente importancia.

Después del final de la Guerra Fría, muchos creían que la humanidad estaba en camino de convertirse en una "república mundial universal". Así como los Estados de Europa se habían unido en la Unión Europea, se esperaba que el mundo entero pronto encontrara la paz bajo el paraguas de las Naciones Unidas.

Pero hoy en día ya casi no existen expectativas tan claras como esas para el futuro. En cambio, encontramos en todas partes una búsqueda de identidad, un retorno a los modelos culturales, religiosos o nacionales de cohesión política. Pero recurir a modelos del pasado, o incluso a construcciones futuras de una sociedad diversa, puede dividir a la opinión pública.

El viejo sentimiento nacional ya no encajaba

Udo Di Fabio fue juez del Tribunal Constitucional Federal de Alemania.Imagen: Imago Images/R. Zensen

Alemania podría estar en una situación mejor que la de algunas democracias más antiguas, porque este país se relaciona más con el texto de su Constitución que con el orgullo nacional. El viejo sentimiento nacional ya no encaja bien con la experiencia de su historia reciente. Sin embargo, como toda comunidad, tuvo que encontrar otra identidad en campos sustitutos, especialmente en el área de la eficacia económica. La Constitución y el Tribunal Constitucional Federal también fueron una oferta para constituir una identidad. El patriotismo constitucional parecía una forma aceptable e incluso deseable para la integración nacional y estatal.

La "Ley Fundamental" (nombre utilizado para designar la Constitución de 1949) es muy popular entre los alemanes de hoy. A diferencia de la fallida Constitución de Weimar, la nueva Constitución creó el sistema de normas de una democracia parlamentaria estable. La competencia entre un presidente fuerte y un gobierno débil fue eliminada. El Presidente Federal es un cargo puramente representativo, y los cancilleres marcan la pauta cuando consiguen organizar su mayoría en el Parlamento.

¿Se mantendrá estable la democracia representativa?

Bajo el poder de la Ley Fundamental, los partidos que actuaron como comunidades ideológicas militantes durante el periodo de Weimar se convirtieron en grandes partidos populares, complementados con pequeños partidos llamados "funcionales". Tanto la CDU/CSU como el SPD lograron más del 40 por ciento de los votos en este sistema.

Hoy la situación ha cambiado. La izquierda política, anteriormente representada únicamente por el SPD, se ha dividido en tres partidos, y la CDU/CSU se enfrenta a una competencia populista de derechas. Lograr más del 30 por ciento parece ya casi imposible para un solo partido. Por primera vez, se está extendiendo el malestar entre  los  partidos y la democracia representativa, así como la incertidumbre sobre su estabilidad bajo condiciones sociales que han cambiado. La Constitución se está convirtiendo así en un escudo protector.

La Ley Fundamental, con su énfasis en la dignidad humana y los derechos fundamentales, es rechazada por los populistas de derecha, mientras que en la izquierda extrema se debate si la Ley Fundamental puede utilizarse para nacionalizar la economía. 

La Constitución alemana cumple 70 años en 2019.Imagen: Imago Images/C. Ohde

¿Fijar temas de actualidad en la Constitución?

Existe una nueva tendencia a incluir en la Constitución cuestiones políticas de actualidad, aunque sea solo para presionar a la competencia política: ¿quién diría "no " a la protección del clima, a los derechos de los niños o a la igualdad de los sexos? Pero esos son, por lo general, solo los debates políticos de siempre. En última instancia, la Ley Fundamental alemana constituye un exitoso pero abstracto conjunto de valores, y un sistema probado de reglas.

Los verdaderos desafíos son otros. ¿Qué pasara con la Unión Europea? ¿Cómo puede la UE mantener su proyecto en marcha sin perder su potencial económico y técnico? ¿Permanecerá estable la economía y se mantendrá la paz interna? Los votantes deben tener cuidado, y los políticos deben buscar soluciones tangibles y explicarlas bien. La Ley Fundamental quería una Alemania abierta, europea y pacífica: hay que invertir más en ella.

Udo Di Fabio (65) es profesor de Derecho Público en la Universidad de Bonn. De 1999 a 2011 fue juez del Tribunal Constitucional Federal de Karlsruhe.

(gg/dz)

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