Recuerda a los mejores tiempos de la Guerra Fría: el derribo de un solo caza ruso ocupa los titulares de la prensa mundial. Eso es solo un indicio de lo complicado de la situación, opina Alexander Kudascheff.
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La política mundial es un polvorín, cuyas líneas y frentes se desplazan de día en día. Aumenta la confrontación, tanto entre las potencias regionales como entre las mundiales. El derribo del caza ruso, haya sido en territorio sirio o turco, muestra que la situación es muy tensa y que los nervios están a flor de piel. Turquía reacciona airada ante los ataques aéreos rusos contra la oposición siria y, ocasionalmente, también contra el Estado Islámico. La susceptibilidad turca se explica porque el país cree que los ataques rusos se dirigen hacia los rebeldes turcomanos que luchan contra Al Assad. Eso supone actuar contra la Turquía que considera como algo muy importante que permanezca la alianza entre pueblos turcos.
Plantar cara a Rusia y ganarla como aliado
La OTAN reacciona, pero lo hace mostrándose al mismo tiempo solidaria con Ankara y pacificadora en el tono y las formas hacia Moscú. Nadie quiere añadir más leña al fuego a la ya de por sí caótica situación en Siria. Sobre todo porque, a pesar del derribo del caza, Occidente espera contar con Rusia para poner fin a la guerra civil y subsidiaria que allí se libra. Tanto en el plano político como en el militar.
Para lograrlo, se necesita involucrar a Rusia, pero también a Al Assad, a quien Occidente ve, en el mejor de los casos, como una solución de transición. Porque el objetivo principal es la lucha contra el Estado Islámico, sobre todo tras los ataques de París, pero también los de Beirut y Bamako. El terrorismo islamista extiende sus tentáculos en todas direcciones, ya sea Cercano Oriente, África, Asia y Europa. A nivel mundial, representa el mayor reto político y militar de nuestro tiempo.
El presidente Hollande quiere lograr una verdadera coalición internacional contra el Estado Islámico, pero los aliados se muestran indecisos. Estados Unidos ataca por aire, pero no quiere involucrarse en la locura política e ideológica de una misión terrestre. Aunque el Pentágono sabe que, al final, para acabar con el Estado Islámico, hacen falta tropas de tierra, Obama no quiere ni planteárselo. Y las potencias regionales, Arabia Saudí e Irán, quieren asegurar sus propios intereses y no desean perder ni un ápice de su supremacía en la zona.
¿Qué papel puede y debe jugar Alemania?
Hollande ha pedido ayuda y apoyo a los europeos, pero ha encontrado una reacción contenida. En Alemania, el aliado más estrecho de Francia, surgen cuestiones sobre cómo ayudar y, sobre todo, cómo se puede ayudar. Desde luego, no en Siria. Más bien descargando a Francia en lugares en los que está comprometida militarmente, como, por ejemplo, en Mali. Eso es precisamente lo que el Gobierno federal quiere ofrecer y es un papel que la Bundeswehr (el Ejército alemán) puede llevar a cabo, aunque los alemanes se muestran algo escépticos en este punto. La alianza franco-alemana se enfrenta a una dura prueba.
La política mundial está sumida en el desorden y las alianzas no están claras. Además de la amenaza terrorista del Estado Islámico, la situación se complica por la aún irresoluta crisis de refugiados en Europa y otras partes del mundo. Primero, porque los organismos oficiales aún no tienen claro cómo van a lidiar con los problemas del día a día y, si miramos hacia el futuro, porque nadie sabe cómo se va a poder integrar a millones de personas de otras culturas y tradiciones. 2015 es el año de una crisis histórica. Y aún no ha concluido.
Lucha contra los yihadistas
El primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, ha iniciado una ofensiva contra los extremistas sunnitas del grupo yihadista EIIS, pero su gobierno aspira a que los Ejércitos de Estados Unidos e Irán lo apoyen en esa lucha.
Imagen: Reuters
La reconquista de Tikrit
En las útimas semanas, el grupo yihadista Estado Islámico en Irak y Siria (EIIS) ha tomado el control de vastas regiones en el noroeste de Irak, llegando incluso a ocupar algunas zonas de la ciudad de Tikrit, a 140 kilómetros de Bagdad. Los extremistas están demasiado cerca de la capital iraquí para el gusto del gobierno. De ahí que éste haya emprendido una ofensiva para reconquistar Tikrit.
Imagen: Reuters
Las grandes ambiciones del EIIS
El grupo EIIS, que tiene vínculos con los terroristas de Al Qaeda, se formó en 2006, cuando se acentuó la resistencia en Irak contra la ocupación estadounidense. Esta milicia sunita se ha puesto como meta crear un Estado islámico en el terrotorio que hoy ocupan Irak, Jordania, Líbano, Palestina y Siria. Este objetivo la lleva a luchar en Irak y Siria en alianza con grupos como el frente Al Nusra.
Imagen: picture-alliance/AP Photo
Moderados y radicales
Los rebeldes que luchan en Irak y Siria contra sus respectivos mandatarios, Nuri al Maliki y Bashar al Assad, no forman una unidad homogénea. Entre ellos hay grupos radicales y moderados. Para combatir contra el EIIS, Estados Unidos aspira a contar con el respaldo de la Coalición Nacional Siria, entre otros grupos, a cambio de un apoyo financiero de aproximadamente 500 millones de dólares.
Imagen: Reuters
Una constelación difícil de descifrar
Estados Unidos ha enviado observadores militares a Irak y activado drones armados para “proteger a los soldados y las instalaciones estadounidenses” en ese país. Pero si los 500 millones de dólares citados previamente son aprobados por el Congreso para ser invertidos en Irak y Siria, cabe preguntarse: ¿cómo puede la Casa Blanca estar segura de que esos recursos no caerán en manos del grupo EIIS?
Imagen: Reuters
Los kurdos tienen su propia agenda
Estados Unidos le ha exigido al líder iraquí, el chií Nuri al Maliki, que forme un gobierno de coalición que incluya a sunitas y kurdos. Y es que, en nombre de la población kurda –que disfruta de una relativa autonomía en Irak y Siria–, el Peshmerga (foto) también se enfrenta a los extremistas sunitas del EIIS. No obstante, los kurdos tienen su propia meta: la absoluta independencia de Kurdistán.
Imagen: Reuters
¿Qué rol juega Irán en todo esto?
Irán se halla en un aprieto. Por un lado, Teherán quiere evitar a toda costa una guerra fratricida entre sunitas y chiitas. Por otro lado, el liderazgo iraní, que es chiita como el iraquí, ya ha tendido a apoyar a Nuri al Maliki, enviando a Irak drones para vuelos de reconocimiento y armamento militar, según el diario estadounidense "The New York Times".
Imagen: Atta Kanare/AFP/Getty Images
Mil muertos, tendencia al alza...
También Arabia Saudita figura entre las instancias que apoyan a los grupos rebeldes sirios. Y no siempre a los más moderados: Nuri al Maliki asegura que Riad financia a los extremistas del EIIS, dejando en el aire la impresión de que Arabia Saudita es en parte responsable por las muertes –más de mil– causadas por el conflicto en Irak. Otros culpan tanto al EIIS como a las tropas iraquíes.
Imagen: Reuters
Más de un millón de desplazados
En Irak, 1,2 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares por los estragos del conflicto. A esa cifra se suman unos 225.000 refugiados sirios que huyeron de la guerra civil en su país hacia los territorios kurdos, según el Ministerio de Exteriores. Por el puesto de control de Khazair (foto), en el camino hacia Erbil, en la región kurda, llegan sobre todo los refugiados de Mosul.
Imagen: Getty Images
Voluntarios al frente
Nuri al Maliki dijo hace poco que Irak había comprado aviones de combate rusos y bielorrusos para ser usados contra el grupo EIIS a corto plazo. Muchos se han apuntado voluntariamente (foto) para luchar contra los extremistas sunitas, pero, al mismo tiempo, se reporta que varios soldados han abandonado las filas del Ejército iraquí. Las lealtades comienzan a polarizarse en Irak.