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Opinión: Una "hoja de ruta" de papel

20 de octubre de 2016

Al menos se ha logrado algo en la cumbre sobre Ucrania en Berlín. Pero el presidente ruso tiene poco interés de poner en práctica lo acordado, según Christian Trippe.

Deutschland | Vladimir Putin Pressekonferenz nach den Normandie-Gesprächen
Imagen: REUTERS/A. Schmidt

Rara vez se sobrecargó tanto a una cumbre y rara vez dhubo tan pocas expectativas. La esperanza de un gran avance brillaba por su ausencia en Merkel, Hollande, Putin y Poroshenko. No cabía esperar más que una "evaluación rigurosa", se dijo en Berlín. La cumbre había de servir sólo para que los cuatro países "ajustaran los relojes”, según un portavoz del Kremlin.

Christian F. Trippe.Imagen: DW

En realidad, es cuestión de tiempo lo que separa a Kiev de Moscú, cuestión de fechas y de encontrar el momento adecuado. En el Acuerdo de Minsk, en febrero de 2015, se definieron, con mediación alemana y francesa, los términos para una solución del conflicto en Donbass. Las intenciones políticas, jurídicas y militares fueron resumidad en 13 puntos. No hay que ser supersticioso para darse cuenta que hay algo raro en ese acuerdo, ya que el tratado de Minsk no tiene un itinerario del camino a seguir y no dice lo que debería pasar en primer o en segundo lugar.

Prioridades individuales

Kiev y Moscú se parapetaron pues en sus prioridades individuales. Los ucranianos quieren primero resolver los problemas de seguridad y luego hacer política. Los rusos lo ven exactamente al revés: Kiev tiene que cumplir primero obligaciones políticas y después se podrá hablar sobre el tema militar. En Kiev, toda concesión política es considerada como "traición” y "rendición”. Por su parte, la cúpula rusa, con su retórica estridente, apoyó a tal grado a los separatistas, que también se vería como una traición si dejara de apoyar a los insurgentes militarmente. La situación no podría ser más complicada.

Los esfuerzos de Alemania 

Para lograr poder hacer algo, la diplomacia alemana mvió todos los hilos sobre el tema de Donbass en las últimas semanas. La diplomacia corrió todos los riesgos, tanteó sus límites con sus colegas negociadores y consigo misma, arriesgándose también  sufrir fracasos. A mediados de septiembre, el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, estuvo en Kiev. En público, el ministro alemán dijo que su homólogo ruso Lavrov le había asegurado que iba a utilizar la influencia del Kremlin con los separatistas en el este de Ucrania para hacer cumplir un alto el fuego.

Pero el mensaje de Rusia fue siempre que en el fondo no tenía nada que ver con el conflicto, que el gobierno de Kiev tendría, más bien, que ponerse de acuerdo con los separatistas para poner fin a la "guerra civil". El desmentido de Moscú llegó un día después: Lavrov nunca habría dicho eso y, además, no podría asegurar algo así. Y, sin embargo: el nuevo intento de tregua -  tambiél débil en esta ocasión - abrió el espacio para un acuerdo de separar a las tropas.

¿Un buen paso?

En ello siguieron trabajando -y han avanzado un buen tramo en el desarrollo de una "hoja de ruta" concreta y un cronograma para "Minsk"- la canciller alemana y el presidente francés, como mediadores; el presidente de Ucrania, donde sigue la guerra; y el presidente de Rusia, que, de alguna manera, utilizará su influencia con los separatistas en el este de Ucrania.

Putin tuvo que escuchar también algunas críticas por su papel en Donbass y por la intervención militar rusa en Siria. Del lado del dictador Assad, la Fuerza Aérea rusa bombardea civiles de Alepo. El presidente francés llamó a esto crímenes de guerra. Por esta razón, la canciller alemana habló de nuevas sanciones contra Moscú.

De todos modos, Putin llegó a Berlín. ¿Quería hacer concesiones? ¿Se dio cuenta de su error en el este de Ucrania y en el Oriente Medio? ¿O porque trata de utilizar como fichas las dos guerras, es decir, la intervención en Siria y la lucha por la influencia a largo plazo en Ucrania? Putin no se va a rendir tan fácilmente, aunque la cumbre de Berlín sobre Donbass haya sido más que un mero inventario. Sobre el papel hay al menos algunos resultados.

Autor: Christian Trippe