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Una respuesta acertada

9 de julio de 2016

Lo que ha acordado la OTAN en la cumbre de Varsovia no es ninguna Guerra Fría, sino más bien algo pragmático e inteligente. Los frentes están claros. Ucrania y Georgia podrían ser los perdedores, opina Bernd Riegert.

NATO-Flagge
Imagen: DW/B. Riegert

La OTAN hace ruido con las armas, aunque tan solo un poco. Pensando en términos militares, cuatro batallones en la frontera Este no son, en realidad, ninguna amenaza para las mucho más fuertes tropas rusas. Moscú seguramente no está alarmada por el aumento de tropas de la OTAN. Algo que igual se sabía dentro de la alianza. La verdadera razón del movimiento militar es demostrar unidad, así como de demostrarle a los Estados bálticos, anteriormente parte de la Unión Soviética, y a los Estados que hicieron parte del Pacto de Varsovia, que la OTAN entiende sus preocupaciones.

Esta claro que nadie en la OTAN cree que Rusia tiene la intención de atacar a Estados miembros de la OTAN, ni siquiera con ataques híbridos con “hombres de verde”, como sucedió en Ucrania. Según la lectura de la OTAN, la idea de Putin es otra. Lo que desea es asegurar su influencia en Ucrania, Bielorrusia, Georgia, Moldavia, Azerbaiyán y Armenia. Y lo ha logrado: Bielorrusia es un aliado de Moscú, y los demás Estados están atados al conflicto encendido, en gran medida, por Rusia. Con este conflicto “congelado”, ninguno de estos Estados puede volverse miembro de la OTAN.

Así, de igual forma, se debe de entender la corta visita de Putin a Finlandia. Los finlandeses, quienes en ocasiones han tenido acercamientos con la OTAN, han dejado en claro a Moscú que desde hace mucho tiempo tienen una vulnerable frontera con Rusia.

Corresponsal en Europa, Bernd Riegert

Por su parte, la OTAN, con la cumbre en Varsovia, le deja en claro a Rusia que hasta aquí y no más. Aún los Estados de la OTAN en el oeste, aunque no directamente amenazados, se han sumado. Hasta el momento, Putin no ha logrado dividir a la OTAN.

Sin armas

El sistema antiaéreo en Varsovia, parcialmente en funciones, no es, por cierto, un arma con el cual se pueda contar. Técnicamente no está en capacidad de frenar los misiles intercontinentales rusos. En todo caso, los misiles rusos apuntan hacía la amenaza norcoreana o iraní. Y esto claramente lo saben los líderes en Moscú, aún cuando éstos, una y otra vez, afirmen lo contrario.

Ahora que esto está aclarado, no hay nada que se interponga para que se renueve el diálogo entre la OTAN y Rusia. El consejo OTAN-Rusia debe ser reactivado. El presidente Putin se comunica sin problemas por teléfono con el presidente Obama, Hollande, así como con la canciller Angela Merkel: existe un diálogo en los niveles más altos. Y así debe ser, ya que la OTAN y Rusia comparten, de todas formas, intereses políticos comunes: el conflicto en Siria, la lucha contra el terrorismo islámico, el desarrollo en Afganistán e Irán. Y ni siquiera hablar de los intereses económicos.

Después de la Cumbre de Varsovia va a ser necesario acomodarse y convivir con una política basada en criterios pragmáticos. Los perdedores de esta doble estrategia de la OTAN son, sobre todo, Ucrania y Georgia. Estos países no pueden más que aceptar que Rusia va a seguir siendo un aguijón en su propia carne y que la OTAN no puede o quiere movilizar más tropas.

Sin ideología

El presidente Putin debe ser, ahí donde se encuentra ahora, contenido. Esperar la devolución de Crimea, la retirada de Abjasia o de Transnistria no sería más que una ilusión. Lo que sucede en la actualidad no tiene nada que ver, sinceramente, con la Guerra Fría. En aquel entonces se enfrentaban dos ideologías enemigas, en bloque y armadas hasta los dientes con cientos de miles de soldados en Europa Central. Hoy, el número de fuerzas convencionales es en realidad muy bajo. Democracias se enfrentan a un régimen de Putin, el cual no sigue ninguna ideología, sino que es más bien, inesperado e imprevisible, como en la era soviética, y que busca el mantenimiento del poder. La respuesta que la OTAN ha dado a las tácticas “frías” de poder del Kremlin es exactamente la acertada.

Para aprender: aquí puede usted leer la versión original de este artículo en alemán.

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