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"Sin la comunidad internacional no podemos"

27 de abril de 2017

Líderes opositores venezolanos asistieron al voto de la resolución de la Eurocámara condenando la situación en Venezuela. DW conversó con Léster Toledo y Henry Henríquez Machado.

Venezuela Caracas Demonstrationen
Imagen: Getty Images/AFP/F. Parra

DW: Mientras la Eurocámara votaba su cuarta resolución, en las pantallas de televisión pasaba la noticia de nuevas protestas y más violencia en su país. Ante este escenario, ¿sirve para algo esta resolución?

Henry Henríquez Machado: Absolutamente. La resolución del Parlamento Europeo no es más que la continuación de la condena internacional que arranca con el grupo especial para derechos humanos de Naciones Unidas, el informe del secretario general de la Organización de Estados Americanos y de las decisiones de Mercosur. En ese marco, esta resolución significa el aislamiento a un régimen que va en contra de las libertades y los derechos fundamentales. Eso es importantísimo, porque hace unos años la mayoría de la comunidad internacional dudaba que en Venezuela se violaran los derechos fundamentales o que existiera un régimen totalitario. Hoy día es una convicción.

 

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Léster Toledo: ¿Para qué sirve esta resolución? Para recalcar los mismos puntos de la resolución de la OEA: convocatoria a elecciones, liberación de los presos políticos, apertura de un canal humanitario y el respeto a las competencias de la Asamblea Nacional. 

En las resoluciones anteriores de la Eurocámara se acentuaba la importancia del diálogo. En ésta no. ¿Les parece que ya no merece la pena seguir intentándolo? 

LT: : El diálogo, semánticamente hablando, es algo positivo. Dos personas que tienen un conflicto, buscan, a través de él, solventarlo para que no termine en violencia. El problema no es ése. El problema es que el diálogo se estigmatizó con el liderazgo de los expresidentes Rodríguez Zapatero, Torrijos y Fernández y Unasur. Ese diálogo, que no fue aprobado por los venezolanos, fue considerado como una estafa. Para aplacar manifestaciones pacíficas y democráticas en el mes de octubre del año pasado, el gobierno engañó no sólo a estos expresidentes y a parte de la oposición sino al propio Papa y al Vaticano. Siendo Venezuela un país eminentemente católico, la presencia del Vaticano logró bajar la presión de calle y eso logró que el gobierno ganara tiempo. Al Papa le ofrecieron, a cambio de su participación, la liberación de todos los presos políticos. Y esto no se produjo. Nosotros sí creemos en el diálogo, pero en el propone la OEA: diálogo sí, pero en las urnas, entre 30 millones de venezolanos votando para decidir nuestro futuro

Con todo fue la misma Federica Mogherini, la Alta Representante de la Política Exterior Europea, la que designó al expresidente Zapatero como su representante en la intermediación....

LT:  El tema ahora no es juzgar el esfuerzo que se ha hecho desde la UE o desde la intermediación. Yo creo que todos –Mogherini, Zapatero, Torrijos y por supuesto el Papa- han actuado de buena fe. El problema no es el desempeño de ellos, sino el error de enfoque del presidente Zapatero: "hay dos grupos políticos enfrentados y yo voy a mediar”. No es eso lo que pasa en Venezuela. En Venezuela hay un grupo  que representa a más de 70 por ciento de los venezolanos que quieren un cambio. Y otro grupo que es el Gobierno, que está matando a la gente, que le dio armas de guerra a civiles, que desconoce al Parlamento, que se robó el revocatorio, las elecciones regionales.

Henrique Henríquez y Léster Toledo conversan con DW en Bruselas. Imagen: DW

Una de las críticas a la oposición, que ustedes representan, es su responsabilidad en el calentamiento de la calle, algo que ha costado ya demasiadas vidas humanos.

HHM: La expresión de los ciudadanos tiene que ver con insurgir en defensa de sus derechos. Y el derecho más claro que tienen es la libertad. Cuando un ciudadano sale a la calle es a exigir el derecho a vivir en libertad y a tener seguridad, algo que no existe en Venezuela. Cuando los ciudadanos salen a la calle de la mano de la oposición lo hacen de manera pacífica, caminando, cantando, solicitando libertad. El gran problema es que la respuesta que tienen no es la más pacífica. Es violenta. De manera que no está en manos de los ciudadanos, sino en la respuesta del régimen y de los colectivos armados por el propio régimen y por la milicia, algo que no está contemplado en la Constitución. Esto es un punto esencial. ¿Cómo es posible que dentro de un Estado hay un paraestado armado desde el gobierno? Eso son las milicias.

La resolución tiene como objetivo retomar los puntos de la resolución de la OEA. Pero Venezuela anuncia que abandona la organización. ¿Qué hacemos ahora? 

HHM: El problema no es que Venezuela diga que se va a salir de la OEA. El problema es que no respete el derecho internacional que ella misma ha suscrito con su ingreso a la OEA. El problema es que se convierta en un estado forajido. 

LT: Eso es una bravuconada. Si el gobierno de Venezuela no creyera en la OEA no gastaría dinero haciendo diplomacia internacional allí. No sería tan vehemente la canciller en sus posiciones. No invertiría tanto en agencias de lobby. No harían tantos viajes y regalarían tanto nuestro petróleo para tratar de conquistar esos votos. La canciller fue y trató de evitar lo inevitable. Saben que las cartas están echadas. La asamblea general es el 19 de junio en México y lo que se prevé –lo hemos hablado con el secretario Almagro- es la aplicación de la carta democrática a Venezuela con todas las sanciones que eso incluye. La reacción del gobierno es "antes que me saques, me voy”.

La canciller venezolana, Delcy Rodríguez. Imagen: picture-alliance/dpa/Prensa Miraflores

Es una bravuconada, también, porque esto no es inmediato. El proceso de salida de un país miembro de la OEA dura dos años. Somos muy optimistas: en menos de dos años los que no estarán serán Nicolás Maduro, su canciller y todo su combo. 

Ustedes han dicho que con este apoyo mayoritario, el Parlamento Europeo ha hecho sus tareas. ¿Qué le toca ahora a la comunidad internacional? 

HMM: Estamos en grave crisis humanitaria. En Venezuela han reaparecido enfermedades como la malaria. En el país no hay guantes ni jeringas en los hospitales. Es muy difícil conseguir medicamentos para enfermedades crónicas como la hipertensión o la diabetes.  La verdadera crisis del ciudadano venezolano es la sanitaria. Ligado a ello hay una crisis alimentaria. El Gobierno se opone a recibir ayuda pese a las ofertas que han hecho España y Argentina. Mientras tanto, hay grandes filas de personas para acceder a alimentos de primera necesidad y en las farmacias para ver si pueden acceder a algún tipo de medicamento.

¿Qué función deberían asumir los países vecinos?

LT: Gracias a Dios soplan vientos de cambio en la región. Colombia nos apoya. Brasil está con nosotros, igual que Paraguay, Uruguay, Perú y México. Lo primero que pedimos es que no haya medias tintas. Para nosotros el 2017 es el año de la definición. Usted apoya a un gobierno dictador que viola derechos humanos o apoya un cambio a una democracia en Venezuela. Y cada quien tiene la oportunidad –como tuvieron los diputados hoy- de ver de qué lado de la historia se quieren poner.

¿Y qué esperan ustedes específicamente?

Que repudien a través de todas sus instituciones los actos dictatoriales en Venezuela. Que nos ayuden con insumos, con medicamentos, cuando logremos la apertura del canal humanitario. Que nos ayuden con comida porque estamos ante la peor crisis humanitaria de nuestra historia. Y que para cuando logremos el quiebre de ese sistema, que apoyen una transición democrática. Sin el apoyo de la comunidad internacional no es posible.

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