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“Ostalgie”: fútbol en la RDA

12 de noviembre de 2016

La caída del muro de Berlín se conmemoró recientemente. Alemania construye día a día su identidad como país unificado. Pero, ¿cómo era el fútbol en la desaparecida República Democrática Alemana?

Joachim Streich DDR Stürmer 1972
Joachim Streich (izq.) lucha por un balón con un rival de la selección polaca.Imagen: picture-alliance/dpa

Será destino o una simple casualidad que, a 27 años de la caída del Muro de Berlín, un equipo del oriente del país se ubique como colíder en la tabla general de la Bundesliga. El RB Leipzig está causando sensación en su debut en primera división. Nunca un equipo de una ciudad de la antigua República Democrática Alemana (RDA) había tenido un desempeño tan sobresaliente. 

Los clubes de la desaparecida DDR-Oberliga no pudieron alcanzar un nivel competitivo dentro de la Bundesliga y malviven erráticos en purgatorios conocidos como segunda y tercera división, si es que no desaparecieron. La falta de inversión y la incapacidad de adaptarse al nuevo modelo económico, además de cierta falta de voluntad política por parte de la Federación Alemana de Fútbol, minaron el camino para su subsistencia.

En los llamados "nuevos estados federados” persiste cierta nostalgia por el Este ("Ostalgie”) cuando se conmemora esta importante fecha, al menos en lo que respecta al fútbol.

Los equipos

Dínamo, locomotora, rotación, mecánica, química, bismuto, motor, turbina, energía, industria, adelante, activismo, unidad, orgullo herrero y hasta progreso… así eran los nombres de los clubes en Alemania Oriental. Odas a un alma socialista concentrada en reorganizar y hacer crecer a una nación a través del esfuerzo colectivo, la camaradería entre los ciudadanos de una sociedad que debía promover la igualdad y la construcción de una potencia industrial por medio de una economía centralizada y planificada por el estado.

Además del esparcimiento y la promoción de la salud, el deporte, como casi todo en aquel entonces, tenía una función propagandística. Por ello se elegían motes que se relacionaran con los oficios que se practicaban en una u otra región para representar el "alma” e "identidad” del representativo de la ciudad, siempre con un sabor proletario. Así, el BSG Stahl Riesa, "Asociación de Deportes de Pelota ‘Acero' de Riesa” hacía referencia a la fuerza de un equipo tan duro como el metal, al mismo tiempo que rememoraba la industria metalúrgica que mayoritariamente daba trabajo a los habitantes de esa población. Mientras, el FC Energie Cottbus debía imprimirle al once de la ciudad un calificativo que lo dotara de una personalidad dinámica y electrizante, recordando simultáneamente los generadores eléctricos emplazados en dicha comunidad. 

Ulf Kirsten trata de disparar a portería ante un defensa holandés. (13.03.1986)Imagen: picture alliance / dpa

Los protagonistas

El FC Carl Zeiss Jena, que lleva el nombre de una empresa de ingeniería óptica de precisión, utilizada mayoritariamente en microscopios, fue el equipo que logró acumular durante sus 35 años de existencia la mayor cantidad de victorias. A pesar de ello, consiguió coronarse en solo 3 ocasiones, quedándose a la orilla del título 9 veces. También arañó la gloria a nivel continental, cuando llegó a una final de la Recopa de Europa en la que no pudo vencer al Dínamo Tiflis en la temporada 80/81.  

Dicha presea pudo ser conquistada por un único equipo de Alemania Oriental, el 1. FC Magdeburg, que aunque como el Jena solo logró ganar la liga tres veces, se erigió como el máximo ganador de la Copa de la RDA junto con el Dínamo Berlín.

Contrario a lo que sucedía con el Jena, que gozaba de la simpatía de muchos aficionados, el Dínamo Berlín se convirtió durante los años 80 en la escuadra más odiada, a pesar de lograr una hazaña nunca antes vista: 10 títulos de liga consecutivos. Sus detractores acusaban al arbitraje de favorecer sistemáticamente a los "vino tinto”, por presiones del entonces ministro de seguridad estatal (policía secreta) Erich Mielke. Tan arteros parecían los favores de los hombres de negro y tan abiertamente se dejaba ver Mielke en los entrenamientos y partidos de su escuadra favorita, que su apodo terminó siendo el de "Stasi-Club”: el club de la policía secreta.

Otro Dínamo, pero este de Dresde, se acercó mucho a los éxitos del de Berlín. Sus números: 8 títulos de liga y 7 de copa. Su nombre original era SG Volkspolizei Dresden (Policía Popular de Dresde) y aun cuando cambió varias veces de nombre, sus colores siempre fueron el amarillo y el negro. Junto con el Hansa Rostock, otro de los conjuntos más queridos de entonces, se convirtió en la primera escuadra de la Oberliga en jugar en la Bundesliga, en 1991. Rostock descendió en esa misma campaña, mientras que Dresde pudo mantenerse en la nueva primera división unificada solo hasta 1995.

Las estrellas

El SC Wismut fue otro de los clubes legendarios y el primero en amasar cierta hegemonía en los campeonatos de liga. Los de la Ciudad Karl-Marx (hoy Chemnitz) dominaron la segunda mitad de la década de los 50.

Willy Tröger era una de las mayores estrellas del Bismuto y de la selección de la RDA. Se trataba de un delantero letal. Consiguió anotar 114 goles en 237 encuentros, coronándose como líder de goleo durante la campaña 1954-1955 con 22 dianas. Curiosamente, el nacido en la ciudad de Zwickau, soñaba con ser arquero, pero a los 16 años perdió una mano durante la Segunda Guerra Mundial. El entrenador Walter Fritzsch descubrió su talento como hombre de campo y lo hizo debutar como atacante con el Wismut Cainsdorf. Su talento fue honrado con una canción del cantautor Stefan Gerlach y el estadio de Pirna fue rebautizado con su nombre. 

Plantilla del Dinamo Dresde de la temporada 195/76.Imagen: Picture-Alliance /dpa

Joachim Streich, por su parte, era el hombre de los récords. Nadie consiguió anotar más goles que el atacante del Hansa Rostock y, más tarde, del 1. FV Magdeburg. Durante su carrera, que duró de 1969 a 1985, consiguió batir a los arqueros rivales en 229 ocasiones y se afianzó como el jugador con más llamados para representar a la selección de Alemania Oriental, acumulando 102 partidos internacionales.

Eberhard Vogel, Peter Ducke, Hans-Jürgen Dörner, Jürgen Croy y Jürgen Sparwasser fueron otros de los hombres que lograron imprimir su sello en el plano deportivo durante la existencia de la República Democrática Alemana, que a nivel de combinados nacionales disputó 293 cotejos, logrando un resultado favorable en 138 ocasiones, de las cuales, las más dulces, fueron la conquista del oro olímpico en 1976 y una victoria, dos años antes, contra Alemania Occidental, en la justa que ellos mismos organizaban. Pero la RDA nunca pudo coronarse ni en un Mundial ni en una Eurocopa.

Los últimos días

No obstante, en el Este había calidad. Una veintena de jugadores demostraron tras la caída del muro que podían triunfar donde se lo propusieran. Andreas Thom fue uno de los primeros en ser fichado por un equipo de la Bundesliga después de la reunificación. Cambió la camiseta del Dínamo Berlín por la de Leverkusen, con quienes ganó una Copa de Alemania, alzando también una Eurocopa en 1996 con la selección de las dos Alemanias, convertidas ya en una sola nación.

Otro que pasó con éxito de un equipo del este a uno del oeste fue Ulf Kiersten. También él jugó para el Bayer, procedente del Dínamo Dresde. Es considerado como uno de los más grandes goleadores de la Bundesliga de los 80.

Mathias Sammer, hoy convertido en directivo del Bayern, fue otro que salió del Dínamo Dresde.  Su primer equipo en la Bundesliga fue Stuttgart, para pasar después por el Inter, convirtiéndose en ídolo con el Dortmund.   

Especie en peligro de extinción

Franz Beckenbauer vaticinó que Alemania se convertiría en una de las grandes potencias del fútbol, pues el talento de los nuevos connacionales contribuiría a reforzar el nivel de la selección.

Pero la realidad fue otra. No solo la mayoría de los clubes de oriente desaparecieron, sino que pocos han sido los alemanes nacidos en los llamados "nuevos estados federados” que han encontrado un lugar en la Bundesliga y en la Mannschaft. Michael Ballack, capitán histórico de la selección alemana, es una de las pocas excepciones de la suerte que han corrido las camadas de futbolistas del este surgidas tras la reunificación.

Timo Werner, delantero del Red Bull Leipzig.Imagen: Imago/Picture Point LE

La relatividad de la brújula

La nostalgia se va desvaneciendo. El 9 de noviembre pasó y el Leipzig volverá a la actividad, tratando de mantener su buen paso y pelearle de tu a tu al Bayern, cuando termine el parón por fechas FIFA. Los "ostálgicos”, palabra que hace referencia a la nostalgia por el este (Ost, en alemán) seguirán esperando, sin embargo, el resurgimiento de un club o de una estrella que rememore aquellas glorias.

¿Será algún día el Dinamo Dresden, Rostock o Cottbus quien logre brillar? El RB Leipzig no llega completamente a satisfacerlos, porque no recuperó ni el nombre ni los colores de alguna de las formaciones tradicionales de aquella ciudad, sino que llegó a la ciudad, como llega un Starbucks, con una imagen corporativa de un gran consorcio internacional, sin rememorar ni relacionarse con sus tradiciones o su pasado.

De cualquier forma, la historia se escribe cada día. La del fútbol cada fin de semana. Si los "toros rojos” mantienen su buen paso, seguro que comenzarán a robarle el corazón hasta al más ortodoxo de los amantes de la Oberliga y el club podría ir convirtiéndose en el favorito de una gran región, esa parte de Alemania con un solo equipo en primera división. 

Un artículo de Israel Dehesa.

 

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