OTAN busca aumentar su capacidad de reacción para 2020
6 de junio de 2018
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, señaló que una rápida capacidad de reacción es imprescindible en un mundo que se ha vuelto muy voluble.
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Los países de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) quieren aumentar hasta 2020 la capacidad de reacción de sus tropas, indicó este miércoles (06.06.2018) el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, en el marco de las tensiones con Rusia.
Stoltenberg confirmó que 30 unidades del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina deben ser entrenadas y armadas de tal forma de que puedan ser desplegadas en el periodo de 30 días en caso de una situación de crisis. En total podría tratarse de unos 30.000 soldados, 300 aviones y al menos 30 barcos de guerra o submarinos.
El secretario general dijo que una rápida capacidad de reacción es imprescindible en un mundo que se ha vuelto muy voluble. "Tenemos que estar preparados para lo imprevisto", señaló. Por otra parte, Stoltenberg confirmó que la ciudad alemana de Ulm, en el estado federado Baden-Wurtemberg, será sede de un nuevo comando de apoyo y avituallamiento de la OTAN de modo de permitir transportes rápidos de tropas y materiales en Europa y organizar su protección.
También se construirá un nuevo comando en Norfolk, en el estado norteamericano de Virginia, que será responsable de transportes de tropas más eficientes por el Atlántico. Además, se crearán en la estructura existente de la OTAN alrededor de 1.200 puestos multinacionales más.
Los planes serán impulsados este jueves y viernes en Bruselas en una reunión de ministros de Defensa de la OTAN. El rearme de la OTAN se produce con la política de Rusia de trasfondo, percibida como agresiva por Occidente. Los miembros de la alianza transatlántica del este se sienten especialmente amenazados desde que su gran vecino ocupara la península de Crimea en 2014 con ayuda de separatistas prorrusos en Ucrania.
CT (dpa, AFP)
La intervención de la OTAN contra Serbia
El bombardeo de Serbia por parte de la OTAN terminó con la violencia de las tropas serbias contra los albano-kosovares. Sin embargo, esa guerra, que se realizó sin el mandato de la ONU, sigue siendo controvertida.
Imagen: picture-alliance/dpa
Huellas de la guerra
El conflicto en Kosovo escaló a fines de 1990. Decenas de miles de personas huyeron y, cuando todas las tentativas de restablecer la paz se vieron frustradas, la OTAN inició un ataque aéreo a las bases y objetivos militares serbios, el 24 de marzo de 1999. Once semanas después, Slobodan Milosevic se rendía.
Imagen: Eric Feferberg/AFP/GettyImages
El fracaso de la resistencia pacífica
Ya a mediados de los 80 comenzaron en Kosovo las protestas contra los intentos de Belgrado de recortar los derechos de la población albana. En los 90, las represalias aumentaron. Ibrahim Rugova, que lideraba el movimiento político en Kosovo desde 1989, creía en la resistencia pacífica y trató de convencer a Slobodan Milosevic de un cambio de rumbo, pero sin éxito.
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Guerra de guerrillas
En Kosovo comienza a formarse la resistencia armada. La autoproclamada Armada de Liberación UCK empieza una cruel guerra de guerrillas perpetrando violentos ataques contra los serbios, pero también contra los albanos, a quienes considera colaboradores. Serbia responde a los actos terroristas incendiando viviendas y saqueando tiendas. Cientos de miles personas huyen.
Imagen: picture-alliance/dpa
Expulsión sistemática
La guerra se vuelve cada vez más brutal. Para romper la resistencia de la UCK y el apoyo que le brinda la población, las fuerzas serbias atacan cada vez más a civiles. Muchas personas huyen a los bosques. Miles de kosovares son llevados en trenes y camiones a las fronteras del país, sin documentos que probaran que provenían de Kosovo.
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El último intento
En febrero de 1999, EE. UU., Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania llaman a las partes en conflicto a una conferencia en Rambouillet para lograr un acuerdo limitado de autonomía para Kosovo. Los representantes kosovares aceptan, pero los serbios no están dispuestos a hacer concesiones, y las negociaciones fracasan.
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"Intervención humanitaria"
El 24 de marzo de 1999, la OTAN comienza a bombardear objetivos militares y estratégicos en Serbia y Kosovo para frenar la violencia contra los albanos. También Alemania participa en los ataques. La operación “Allied Force” es la primera guerra de la OTAN en 50 años que no cuenta con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia juzga severamente la intervención
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Infraestructura paralizada
Además de los ataques a instalaciones militares, la OTAN también toma como objetivo vías de abastecimiento, líneas de ferrocarril y puentes. En 79 días y noches arriban más de 37.000 misiones de la alianza, y cerca de 20.000 misiles y bombas caen sobre territorio serbio. Muchos civiles pierden la vida. “Daños colaterales”, según el lenguaje que utiliza la OTAN.
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Nubes tóxicas sobre Pancevo
También son atacadas las fábricas, como en Pancevo, cerca de Belgrado. Allí, las bombas de la OTAN destruyen un depósito de químicos y una fábrica de fertilizantes liberando grandes cantidades de sustancias químicas que contaminan suelos, ríos y el aire. Las consecuencias para la población son gravísimas. Serbia acusa a la OTAN de utilizar munición enriquecida con uranio, así como bombas racimo.
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Guerra contra la propaganda de guerra
Para privar a Milosevic de un importante órgano de propaganda, la OTAN ataca la televisión estatal en Belgrado. Aunque se informó con anticipación al Gobierno serbio del ataque, éste no difunde la información. En el edificio de la emisora mueren 16 personas.
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"Daños colaterales"
En Kosovo, las bombas de la OTAN caen por error sobre una caravana de refugiados albanos. Mueren cerca de 80 personas. La OTAN califica, además, de “daño colateral” el bombardeo de la embajada china en Belgrado, en el cual mueren cuatro personas. El incidente provoca una grave crisis diplomática entre Pekín y Washington.
Imagen: Joel Robine/AFP/GettyImages
Balance del horror
A comienzos de junio llegan las primeras señales de Belgrado que indican que Slobodan Milosevic está dispuesto a ceder. El 19 de junio la OTAN detiene los ataques aéreos. El balance de la guerra: miles de muertos y 860.000 refugiados. La economía serbia está por los suelos, y amplios sectores de su infraestructura están destruidos. Kosovo es puesta bajo administración de la ONU.