El rotativo alemán Süddeutsche Zeitung, de Múnich analiza: “Nunca antes habían ganado tanto dinero los países exportadores de petróleo. Se espera que en 2008 los países productores y exportadores del crudo reciban 650 mil millones de dólares y en 2009 incluso las entradas escalen a los 750 mil millones de dólares.

Pero el dólar ya no es una constante de medición. Para algunos, la caída del dólar una de las razones por las cuales el petróleo ha subido tanto de precio. Aún así, y gracias a los impuestos nacionales de consumo de carburantes, las ganancias de los países consumidores de petróleo siguen siendo mayores a las de los países productores. Una verdad evidente en la lista de precios de las estaciones de gasolina.”

El no de Irlanda le daña la fiesta a Francia

El diario ruso Nezawissimaja Gazeta, de Moscú cree que: “Las actividades paralelas de Merkel y Sarkozy por la salvación de la nueva reforma de la Unión Europea son muy dicientes.

Mientras la canciller alemana Angela Merkel discute la crisis con el primer ministro polaco en Danzig, Sarkozy viaja a Praga, ya que de la República Checa se pueden esperar más dificultades durante la próxima Cumbre de la UE.

¿Lograrán Alemania y Francia conciliar su política de unificación en Europa? Ya lo mostrará la reunión cumbre próximamente en Bruselas. Lo cierto es que la negativa irlandesa resulta muy incómoda para París, ya que a partir de este 1° de julio Francia asume la presidencia del Consejo de la Unión Europea y el ambicioso objetivo de Sarkozy es concluir el proceso de ratificación de la reforma para que el Tratado de Lisboa entre en vigor a partir de enero de 2009.

Y, por ahora, esa fecha está en entredicho.”

Reflexionar no es dormir

El periódico húngaro Nepsabadzag, de Budapest opina: “Tiempo para reflexionar. Con esta fórmula acostumbra la Unión Europea reservarse la búsqueda de atajos en épocas de crisis. Así sucedió hace tres años tras el no de los franceses y los holandeses a la propuesta de Constitución de entonces.

Ahora los irlandeses sacaron la tarjeta roja justo cuando Europa estaba cerca de convertirse en más eficiente y más transparente. Eso se llama mala suerte, pero si dormimos, perdón ‘reflexionamos’ sobre el asunto otro año y medio, ya se podrá salvar el impasse.”