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Otra oportunidad desperdiciada

3 de septiembre de 2002

Los organizadores de la Cumbre de la Tierra se esfuerzan por calificarla de éxito, mientras las agrupaciones ecologistas denuncian el "escándalo" de no haber logrado acuerdo en temas cruciales para el destino del mundo.

Un planeta a merced del hombre.Imagen: AP

"No sé cómo voy a explicarles a mis hijos por qué los poderosos del mundo no están en condiciones de garantizar un futuro digno de ser vivido". Este es el amargo balance del coordinador la sección alemana del World Wide Fund for Nature (WWF) para la cumbre de Johannesburgo, Bernhard Bauske. Sus palabras reflejan la frustración de todos los grupos ecologistas, ante la imposibilidad de acordar medidas concretas para proteger al planeta de la devastación.

"Desastrosa miopía"

Después de una semana de discusiones y regateos, el plan de acción diseñado en la cumbre sobre desarrollo sostenible confirma los temores de quienes advirtieron desde un comienzo el peligro de quedarse en las buenas intenciones. Especial indignación causó entre los defensores del medio ambiente el acuerdo con respecto al fomento de las energías renovables, que calificaron de verdadero "escándalo". La razón: aunque se plantea formalmente el propósito de incrementar el uso de este tipo de energía, no se establecen medidas ni plazos concretos. En consecuencia, todo seguirá supeditado a la buena voluntad.

Eso es justamente lo que quería evitar la delegación de Alemania que, dentro de la Unión Europea, abogó por incrementar al 15% la proporción de la energía renovable en el consumo mundial, hasta el año 2010. El proyecto se vio desbaratado por la resistencia de Estados Unidos, que en este tema se alió con los países exportadores de petróleo, provocando fuertes críticas. La ministra alemana de Cooperación Económica, Heidemarie Wieczorek-Zeul, reprochó por ejemplo la "desastrosa miopía" de Washington y la OPEP, agregando que su mentalidad antidiluviana no es apta para hacer frente al futuro.

Por algo se empieza

Pero de poco vale lamentarse ante la evidencia de que estas cumbres sólo suelen permitir acuerdos sobre la base del mínimo denominador común. Lo principal es evitar que de ello resulte un efecto paralizador. Lo que no se logra a nivel global, bien puede intentarse al menos a escala regional. En este contexto, la Unión Europea anunció una iniciativa propia para fomentar la generación de la energía eólica y solar, en colaboración con los países en vías de desarrollo. La Comisaria europea del Medio Ambiente, Margot Wallström, habló de una coalición de aquellos países que consideran insuficiente lo acordado en Johannesburgo y, aunque no precisó detalles, indicó que ya se han entablado conversaciones con países latinoamericanos y africanos.

Es, al menos, una señal contra el desaliento. Entre los aspectos positivos se cuenta también la decisión de reducir a la mitad el número de personas que carecen de acceso al agua potable y de instalaciones sanitarias esenciales, hasta el año 2015.

Adhesiones a Kioto

Esperanzador resulta, por otra parte, el hecho de que Canadá y China hayan anunciado la ratificación del protocolo de Kioto y Rusia haya manifestado su voluntad de dar tal paso próximamente. Con la adhesión de Moscú podrá entrar en vigor dicho documento, que contempla una reducción del 5,2% de las emisiones que producen el efecto "invernadero" hasta el año 2012, tomando como base las cifras de 1990. Una buena noticia, aunque Washington continúe resistiéndose a sumarse.

Quizá se podría consignar también entre los logros el acuerdo para proteger la biodiversidad y frenar la exterminación de peces, pero ambos fueron formulados de forma tan vaga que difícilmente surtan efecto. Así, el balance resulta inquietantemente magro ante las dimensiones del desafío.

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