Otra vez Merkel
24 de septiembre de 2017El resultado es una confirmación, pero al mismo tiempo una advertencia para la canciller. Con un 32 por ciento de los votos, su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU) perdió casi un 10 por ciento en relación con las elecciones de 2013. Claro que ahora habrá seis partidos representados en el Bundestag, en lugar de cinco. Hay pues más competidores en el ruedo. Y, con la AfD, entra un partido de derecha populista al Parlamento, como tercera fuerza política. Un nuevo desafío para Angela Merkel. Otra conclusión de esta jornada: Merkel puede haber perdido votos, pero podría seguir gobernando, pese al peor resultado de la CDU desde 1949.
+++Todo sobre las elecciones en Alemania, minuto a minuto+++
No obstante, no se ha producido un terremoto. El resultado de dos dígitos de la AfD ya se esperaba, al igual que un retroceso de los socialdemócratas del SPD. Con el retorno de los liberales del FDP al Bundestag, Merkel dispondría de dos opciones: reeditar la alianza con los socialdemócratas (cosa que estos ya rechazaron), o buscar una coalición a tres bandas, con los liberales y Los Verdes. Esa sería una nueva constelación y las negociaciones de seguro tomarán tiempo.
Pese a todo, tras estas elecciones, Alemania sigue siendo lo que es: una zona de sosiego político, social y económico. Sobresaltos hay en otras partes: en la Turquía de Erdogan, el Estados Unidos de Trump, la Rusia de Putin, y la Gran Bretaña del "brexit”. También en otros lugares estos son, para muchos, tiempos de temer. Cunde el miedo al terrorismo y al populismo. Pero en Alemania impera en gran medida la tranquilidad. Las elecciones parlamentarias generales casi parecen un certificado de salud psíquica.
Cuarto mandato
Tendremos seguramente pues cuatro años más de Merkel, si ella aguanta. La controlada protestante es considerada una persona que se toma en serio las obligaciones; lo que comienza, lo termina. Pero ¿cómo? Desde ya, tiene ganado un lugar en los libros de historia, como primera mujer en este cargo y largos años de gobierno. Pero, para dejar un legado perdurable, todavía le falta un gran logro político. Adenauer integró a la antigua República Federal de Alemania a Occidente; Brandt, con su Ostpolitik, propició un acercamiento en los tiempos de la Guerra Fría; Kohl organizó la reunificación, y Schröder remodeló el estado social. Pero ¿qué quedará de Merkel?
En 2015, abrió sorpresivamente las fronteras a más de un millón de refugiados. Entre la emoción y la ira, mantuvo su línea. Se opuso a poner un tope máximo a la acogida y tomó así al pie de la letra la Constitución, que no prevé límites. Ahora debe organizar este desafío. Integrar a los que se queden y enviar de regreso a los que no cumplen los requisitos para obtener asilo. Un proyecto de largo aliento.
¿Lo mejor, al final?
También en la Unión Europea hay tareas pendientes. Gran Bretaña quiere reinventarse sola, en un mundo globalizado, y falta aún regular su salida. Eso, de por sí, es una tarea hercúlea. Pero también los países del sur de la UE se rebelan y no quieren seguir aceptando el dictado alemán de ahorrar. Merkel es considerada la guardiana del santo grial de la idea europeísta, pero los países endeudados se sienten oprimidos por la poderosa Alemania. Merkel quiere y debe mantener unida a la UE. De lo contrario, volverá a alzarse el clamor por el Estado nacional. Y también la tendencia a los delirios de grandeza en otros países supone un lastre para Merkel. No solo Trump quiere que su país vuelva a ser "great”; también Putin y Erdogan lanzan bravatas. Merkel es capaz de resistir provocaciones, sin ceder. Siempre comedida en los gestos, la mímica y la elección de sus palabras. Hace ya mucho tiempo que no se la subestima.
Pragmatismo exitoso
En 2005 logró llegar a la cancillería. Dos veces ha gobernado en coalición con los socialdemócratas del SPD y una vez con los liberales. Dentro de su partido, ha sabido neutralizar a los "hombres alfa”. Quien no se percata por sí mismo de que no tiene posibilidades frente a ella, es apartado con toda gentileza.
Más notable aún es su éxito frente los rivales políticos. En cuanto a contenidos, absorbe a la oposición hasta hacerla perder perfil. Con la "socialdemocratización” de la CDU, ha restado fuerza al SPD, e incluso votantes tradicionales de ese partido dan su respaldo a Merkel.
Además, con su decisión de abandonar la energía nuclear, su compromiso con la lucha contra el cambio climático y su política de refugiados, ha asumido temas centrales de Los Verdes. Incluso se pudo dar el lujo, poco antes de las elecciones, de abrir la puerta a que el Bundestag aprobara el matrimonio igualitario. El tema ha caldeado por largo tiempo los ánimos en su propio partido y ella misma no respaldó la medida, pero dejó a sus parlamentarios en libertad para votar como lo estimaran conveniente. El hecho es que Merkel ha tenido éxito con su pragmatismo. Prácticamente neutraliza a la oposición. La CDU a veces no sabe qué le queda de conservadurismo. Pero para el partido, al que siempre le ha interesado en primera línea el poder, la pérdida de perfil es solo una cuestión académica.
Minimalismo político
Su nuevo triunfo electoral se basa sobre todo en la confianza. Así había ocurrido ya en las pasadas elecciones generales de 2013. Una sola frase le bastó para hacer propaganda: "Usted ya me conoce”. Ese es su estilo de hacer política. Y recibe reconocimiento prácticamente de todas partes. Incluso los jóvenes la aprueban.
Hasta ahora no ha logrado superar el término medio en el arte de la retórica. Pero con el rombo hecho con sus manos ha creado un moderno clásico iconográfico. Es un radical minimalismo político y el sello que la identifica.
El New York Times la consagró como "última defensora poderosa de Europa”. Tantas loas y reconocimientos obligan. Durante un buen tiempo había dejado en duda si presentaría su candidatura para un cuarto mandato. En su entorno se dice que lo que la llevó a decidirse fue la elección de Donald Trump en Estados Unidos. Merkel ha obtenido el voto de los electores. Ahora tendrá que cumplir con las expectativas.