El alcalde de la isla de Lesbos, Spyros Galinos, ha pedido que se traslade de forma directa y segura a los inmigrantes desde Turquía a Grecia. “Tenemos que poner fin a este crimen”, dijo.
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Una embarcación con unos 150 refugiados a bordo se accidentó hoy (31.10.2015) ante la isla griega de Lesbos, en el Egeo oriental, informaron medios griegos. El fuerte viento que sopla en la zona está provocando altas olas que están dificultando las labores de rescate, informó la radio estatal. Equipos de la guardia costera y pescadores se han echado al mar para buscar posibles víctimas.
Esta mañana la guardia costera rescató a 35 migrantes del mar después de que encallara otro barco ante la isla de Lesbos. El viernes, al menos 22 personas, entre ellas diez niños, se ahogaron en otro accidente. En los últimos dos días perdieron la vida 48 refugiados, entre ellos 31 niños, en las aguas del Egeo y las autoridades calculan que unas 3.000 personas han muerto en ese mar desde comienzos de año.
Ante las muertes de los últimos días, el alcalde de la isla de Lesbos, Spyros Galinos, pidió el traslado directo y seguro de los inmigrantes desde Turquía a Grecia. Mientras la Unión Europea no ejerza presión suficiente para que Turquía controle el flujo de refugiados, no queda otra opción que trasladarlos con ferries a la isla para su registro para que no se ahoguen en el mar. “Tenemos que poner fin a este crimen”, dijo Galinos en declaraciones que publica hoy el diario “Kathimerini”. Las morgues de la isla están llenas, aseguró.
Los griegos reaccionan
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, propuso el viernes trasladar los centros de registro de los refugiados de la Unión Europea -los conocidos como “puntos calientes” (hotspots en inglés)- de las islas griegas a Turquía, para que las personas no se vean obligadas a enfrentar el peligroso viaje marino. En reacción a la crisis de refugiados, organizaciones juveniles e iniciativas ciudadanas exigieron al gobierno de Atenas abrir la frontera terrestre de Grecia con Turquía a lo largo del río Evros (Meriç en turco) para que los refugiados no se vean obligados a emprender la peligrosa travesía marina.
Las juventudes del partido de izquierda gobernante Syriza exigieron que se derribe una valla de unos diez kilómetros que separa la frontera griega y turca.
Miembros y simpatizantes del Partido Comunista de Grecia (KKE) colgaron dos grandes pancartas en los muros de la Acrópolis en las que se leía: “Frenen este crimen ya”. Los comunistas responsabilizan a la UE y la OTAN del drama de los refugiados.
“Están convirtiendo el Mediterráneo en un mar de muerte”, se leía en inglés y en griego en las pancartas, también colocadas en el centro de Atenas, exigiendo “solidaridad y ayudas inmediatas para los refugiados”.
JC (dpa, AFP)
El negocio con los refugiados (29.10.2015)
Miles de refugiados atraviesan Serbia rumbo a los países occidentales de Europa. Para los comerciantes en las proximidades de los campamentos representan un negocio lucrativo. Diego Cupolo reporta desde los Balcanes.
Imagen: DW/D. Cupolo
¿Conductor de autobús o coyote?
En los Balcanes, el negocio del transporte crece vertiginosamente. En la entrada del campamento de refugiados en Presevo (Serbia), el albanés Liridon Bizazli ofrece un servicio de transporte en autobús a Croacia por 35 euros. Como mesero solo gana unos ocho euros al día. Con la venta de boletos de autobús entre 50 a 70 euros.
Imagen: DW/D. Cupolo
Todos se ayudan
Pese a la ganancia que genera su negocio, Bizazli no está orgulloso de él. Asegura que a veces también transporta gratuitamente a familias con niños que no tienen dinero para pagar el pasaje. “Yo también fui un refugiado”, cuenta. “Los viajes en autobús deberían ser gratuitos. Europa da dinero a Serbia para que ayude a los refugiados, pero el Gobierno no hace nada.”
Imagen: DW/D. Cupolo
Demanda y oferta
Cada día, entre 8.000 a 10.000 refugiados arriban a Presevo. Debido a la creciente demanda, los negocios en la región han extendido sus horarios de apertura. A las tiendas de alimentos y cocinas rápidas no les faltan clientes. Los precios se han duplicado, en algunos casos hasta triplicado. “En ningún otro lugar en Serbia he visto una hamburguesa tan cara como aquí”, dice Bizazli.
Imagen: DW/D. Cupolo
Desde tarjetas SIM hasta carretillas
Aparte de comida, lo primero que los refugiados buscan en un nuevo país son tarjetas SIM para poder comunicarse con sus familias y amigos. Por ello, cerca de los campamentos de refugiados, muchos habitantes venden tarjetas telefónicas prepagadas. Pero también ofrecen otros objetos útiles, como esta carretilla para transportar a las personas débiles, como esta mujer kurda de Siria.
Imagen: DW/D. Cupolo
Vendedor de zapatos
Pese a la inminente llegada del invierno y el aumento de las lluvias, muchos refugiados continúan su camino descalzos. Stefan Cordez, coordinador para el sur de Serbia de Médicos Sin Fronteras, explica que por ello muchos sufren infecciones de la piel y se lastiman los pies. Bajo estas condiciones, la venta de calzado y calcetines es un negocio lucrativo.
Imagen: DW/D. Cupolo
Documentos de segunda mano
Los países a lo largo de la Ruta de los Balcanes deben registrar a todas las personas nuevas que arriban. Frente a algunos campamentos de refugiados las filas son kilométricas. La voluntaria Daniela Gabriel, de Presevo, cuenta que algunos conductores de autobuses recogen los documentos de las personas que han transportado a Croacia para vendérselos a las personas que no quieren hacer fila.
Imagen: DW/D. Cupolo
Falsas informaciones
En tanto, algunos taxistas y choferes de autobuses llevan a los refugiados que han pagado pasaje hasta Croacia a ciudades serbias, donde sus documentos son tramitados en oficinas de registro inexistentes, prosigue Gabriela. A fin de evitar que los refugiados sean víctimas de falsas indicaciones, reparte información al respecto en el campamento.
Imagen: DW/D. Cupolo
Robo en las autopistas
Otros ayudantes, que prefieren permanecer en el anonimato, cuentan que han sido amenazados de muerte por advertir a los refugiados de taxistas peligrosos. Alexander Travelle, voluntario de Presevo, relata que una familia fue asaltada con arma de fuego, después de haber pagado 80 euros por persona para ser transportada a Croacia.
Imagen: DW/D. Cupolo
Todos reciben su pedazo del pastel
Bizazli admite que paga cien euros de "mordida" o coima a la semana a la Policía local para poder vender sus boletos de autobús enfrente del campamento de refugiados en Presevo. “Simplemente les das lo que piden y te dejan en paz”, dice. También otros ayudantes saben de taxistas que sobornan a los agentes policiales.
Imagen: DW/D. Cupolo
Precios exagerados
Con la caída de las temperaturas, cada vez más hoteles ofrecen hospedaje a los refugiados. Sin embargo, aquellos que no pueden pagar los precios exagerados de las habitaciones son rechazados.