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Países Bajos: giro a la derecha por la crisis económica

10 de junio de 2010

De las elecciones parlamentarias en los Países Bajos, surgieron los liberales como fuerza mayoritaria, por primera vez luego de casi 100 años. Este resultado refleja una tendencia en Europa, opina Bernd Riegert.

Fue básicamente la crisis económica, y no la xenofobia, lo que puso en marcha un cambio de Gobierno en Países Bajos. Los electores y electoras castigaron al impopular primer ministro conservador democristiano, Jan Peter Balkenende (CDA), y depositaron su confianza en el líder del partido liberal (VVA), Mark Rutte, quien había prometido más puestos de trabajo durante su campaña.

Pero la discusión acerca del euro y la crisis por la deuda estatal no permitieron que se produjera un giro total hacia la derecha. Después de todo, la socialdemocracia es en Holanda la segunda fuerza política en la segunda cámara del Parlamento.

El buen resultado obtenido por el populista de derecha antimusulmán Geert Wilders, líder del Partido de la Libertad, expresa la profunda inseguridad en la sociedad neerlandesa acerca de cómo manejar el tema de la inmigración y el del islam. No se debe olvidar que Theo Van Gogh, el cineasta holandés crítico del Islam, fue asesinado por un islamista, y que los que cuestionan al islam en Holanda sólo pueden moverse en público acompañados de guardaespaldas.

En general, predomina una sensación de inseguridad provocada por la inmigración, el fracaso de la integración y la formación de sociedades paralelas. Ese debate se mezcla con la actual crisis económico-financiera. De ahí la exigencia de los liberales, el nuevo partido mayoritario en el Parlamento de La Haya, de pagar subsidios sociales a los ciudadanos de países extracomunitarios sólo después de diez años de estadía en el país.

La formación de Gobierno en Holanda se torna complicada. Los diez partidos en el Parlamento hacen posible seis coaliciones diferentes que deben ser sondeadas por un "informador", nombrado por la reina Beatriz.

El resultado forma parte, a pesar de las particularidades de los Países Bajos, de una tendencia que se extiende por Europa. La crisis económica produjo este año cambios de Gobierno en Gran Bretaña, la República Checa y Hungría. En estos tres países ganaron los conservadores. Eslovaquia va a las urnas el sábado 12 de junio, y también allí se perfila una derrota de la socialdemocracia. En España, el cuarto país en importancia de la eurozona, el Gobierno de minoría socialista lucha contra un probable fracaso de su reforma del mercado laboral.

También las alianzas conservadoras fracasaron debido a la crisis económico-financiera: en Letonia se deshizo la coalición entre liberales y conservadores, y habrá nuevos comicios en octubre. En Grecia, el cambio de Gobierno ya se concretó el otoño pasado, y allí rigen los socialistas.

Por el contrario, los Gobiernos de Francia, Polonia e Italia se mantienen relativamente estables. Silvio Berlusconi, una mezcla de empresario, caricatura de político y populista sigue aferrado al poder en Roma, a pesar de la crisis. En Alemania hay problemas en la coalición conservadora-liberal, pero es muy improbable que se produzca su ruptura o que haya elecciones anticipadas.

Es preocupante que, en muchos países, sobre todo en el Este de Europa, los populistas de extrema derecha también sigan en la cresta de la ola apelando a la desconfianza latente con respecto a a los inmigrantes y, más que nada, a las minorías en el propio país, ya se trate de gitanos, judíos u homosexuales. En la República Checa, en Hungría, Eslovaquia, Bulgaria, Croacia y Serbia se observa un fortalecimiento de la ultraderecha.

En Europa Occidental, en Holanda, Bélgica, Francia y también en Alemania, los populistas han descubierto una nueva imagen del enemigo en los musulmanes, con el trasfondo de un debate sobre cómo tratar el tema del islam que es, sin duda, necesario. En los Países Bajos tienen tanta fuerza, que hasta podrían formar parte de una coalición gubernamental. El presidente del partido, Geert Wilders, no es un ultraderechista ni un neonazi como los que se conocen en Alemania. Despojarlo de su carisma y desenmascarar sus objetivos políticos será una tarea importante para el nuevo Parlamento neerlandés.

Los múltiples cambios de Gobierno no contribuyen precisamente a facilitar el trabajo en la Unión Europea. Para combatir la crisis económica sería necesario contar con estabilidad y continuidad en el Consejo Europeo, factores difíciles de lograr, ya que, para la próxima cumbre, habrá cambiado un tercio de los integrantes del equipo.

Autor: Bernd Riegert/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz

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