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La cocina puede ser una herramienta de cambio social, reza el lema del Instituto Pachacutec en Perú. Lejos de los lujosos restaurantes de Lima, sobre uno de los cerros de un barrio pobre de Ventanilla, se encuentra el laboratorio gastronómico donde se forman anualmente unos 50 alumnos. El arancel mensual es de apenas 30 euros y las probabilidades de encontrar luego un empleo ascienden a casi el 100%. El chef estrella Gastón Acurio fundó el microemprendiemiento en 2009, convencido de que en Perú, la gastronomía no sólo es un producto de exportación, sino también un motor de desarrollo individual y social.