Panamá deportará a migrantes que participen en violencia
9 de agosto de 2020
En La Peñita, un poblado de 200 habitantes, deambulan por sus calles unas 1.500 personas migrantes provenientes de Haití, Cuba, Bangladés, Nepal, Congo, Camerún e India.
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El ambiente se mantiene volátil producto del hacinamiento y la incertidumbre dentro del principal campamento panameño para personas migrantes irregulares, varadas por la pandemia de coronavirus, mientras que el Gobierno ya ha anunciado deportaciones para quien participe en actos violentos, según trascendió este sábado (08.08.2020).
Datos oficiales reflejan que, este año, más de 4.000 personas transitaron la selva del Darién desde Colombia. De ellas, unas 2.500 quedaron en los cuatro campamentos levantados por el Gobierno panameño para brindarles alimentación y servicios básicos, pero "la situación ahora es un poco tensa", reconoce el director del Servicio Nacional de Fronteras, Oriel Ortega, tras los incidentes en La Peñita.
Los disturbios fueron registrados durante una protesta de migrantes que exigían que les dejen continuar su ruta hacia Estados Unidos y México, pese al cierre de las fronteras centroamericanas por la situación sanitaria. El funcionario detalló que el pasado 1 de agosto un grupo de migrantes incendiaron carpas de UNICEF, Cruz Roja y el Ministerio de Salud panameño con insumos y material de ayuda humanitaria. Además, hubo siete autos destrozados, lo que terminó con 12 haitianos detenidos.
Ante esto, y para evitar nuevas protestas y disturbios, el Gobierno ya ha anunciado deportaciones para quien participe en actos violentos. La directora del Servicio Nacional de Migración, Samira Gozaine, afirmó que se realizan gestiones para expulsar del país "a 280 personas aproximadamente".
La Peñita –una pequeña comunidad indígena en la provincia selvática de Darién, fronteriza con Colombia- es donde se erige el albergue para migrantes. En ese poblado de 200 habitantes, deambulan por sus calles de tierra unas 1.500 personas migrantes, principalmente de Haití, Cuba, Bangladés, Nepal, Congo, Camerún e India.
En el campamento, las personas migrantes denuncian que más afortunadas habitan en tiendas de campaña, aunque de manera hacinada, mientras que quienes no tienen tanta suerte duermen a la intemperie, en medio de humedad y aguaceros. "Nosotros estamos muy mal aquí. Llevamos siete meses sin hacer nada, vivimos mal. No quiero vivir en Panamá, yo quiero ir a Costa Rica y seguir a México", declaró la haitiana, Eveline Louima. Pese a la pandemia del COVID-19, casi nadie utiliza mascarillas mientras cocinan y se bañan al aire libre. "Este no es un lugar para que estén los humanos", dice por su parte el haitiano Thomas Saint Louis, mientras señala unos herbazales que sirven de baño. "Son malas condiciones, vengan aquí y ayúdennos", agrega.
Por su parte, el ministro de Seguridad, Juan Pino declaró que: "comprendemos la situación en la que se encuentran estos migrantes, estamos cumpliendo con su atención y sus necesidades básicas. Sin embargo, no podemos permitirles estos actos hostiles".
ama (afp, La Prensa, El Siglo, Cronkite News)
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Migración México-EE.UU.: ¿por el Río Grande hacia una vida mejor?
Miles de refugiados y migrantes centroamericanos tratan de llegar a EE.UU. desde México a través del fronterizo Río Grande. Por esa ruta, el fotógrafo Adrees Latif pasó un año documentando gente, caminos y peligros.
Imagen: Reuters/A. Latif
El camino largo
Huyen de la violencia y la pobreza en sus países de origen con el anhelo de una vida mejor. Los de la imagen ya caminaron más de mil kilómetros. Ahora, solo el Río Grande separa a estos refugiados y migrantes de su ansiado destino: Estados Unidos.
Imagen: Reuters/A. Latif
Peligro mortal
Ladi, de Honduras, y su sobrino de cuatro años lo lograron. Y subieron la pendiente del lado estadounidense. No todos los inmigrantes tienen tanta suerte. El Río Grande no es muy ancho en muchas partes, pero es traicionero. En junio, la foto de un padre y su hija de dos años ahogados causó conmoción mundial: ambos fueron arrastrados por la corriente.
Imagen: Reuters/A. Latif
Frontera natural
La frontera entre EE.UU. y México se extiende a lo largo del Río Grande por casi 2.020 kilómetros. Esto corresponde a casi dos tercios de la longitud total de la frontera entre los dos países. La embarcación de la imagen cruzó en mayo desde Los Ébanos.
Imagen: Reuters/A. Latif
Métodos extremos
Muchos intentan cruzar hacia Estados Unidos en familia, como la hondureña Gabriela, de 16 años, con su bebé. Los traficantes de personas se aprovechan de la situación, según informan los guardias fronterizos estadounidenses. A veces, los “coyotes” tomaban como rehén a uno de los niños y amenazaban a los policías con tirarlo al río si se acercaban demasiado.
Imagen: Reuters/A. Latif
El otro negocio
También hay otra realidad: a través de la frontera fluvial, los traficantes ingresan drogas a Estados Unidos. Los paquetes en la imagen contienen 63,5 kilos de marihuana con un valor estimado de 112.000 dólares. Los traficantes probablemente dejaron este encargo cuando escucharon que se acercaban autos.
Imagen: Reuters/A. Latif
En fila
En abril de 2019, estos migrantes esperaban juntos para entregarse a los guardias. Querían solicitar asilo. En mayo, la cantidad de cruces fronterizos ilegales alcanzó su punto máximo: casi 133.000 personas fueron detenidas.
Imagen: Reuters/A. Latif
Presión por ayuda
El presidente Trump convenció a México de hacer más esfuerzos para evitar que los migrantes y refugiados centroamericanos llegaran a su país. Trump había amenazado al país vecino con aranceles, entre otras cosas. Las medidas parecen haber funcionado, ya que los cruces ilegales en la frontera disminuyeron. Este joven fue una de las 34.000 personas que fueron detenidas en septiembre de 2019.
Imagen: Reuters/A. Latif
El problema de la "deportación"
¿Hay migrantes escondidos aquí? Testigos informaron que grandes grupos de personas fueron transportados a esta casa en McAllen, Texas, luego deportadas. El acuerdo con el Gobierno mexicano incluye que los solicitantes de asilo tendrán que esperar en México su audiencia, no en territorio estadounidense. Hasta febrero pasado, EE.UU. deportó a unas 57.000 personas a través de la frontera.
Imagen: Reuters/A. Latif
Parte del muro lista
Para parar la inmigración ilegal, una de las promesas electorales centrales de Trump fue construir un muro en la frontera con México. El proyecto sigue estancado. Sin embargo, a principios de 2020, un empresario empezó a construir uno: cerca de la ciudad de Mission, mandó construir una valla alta de metal, financiada con fondos privados, de casi cinco kilómetros a lo largo del Río Grande.