Papa Francisco cierra el Jubileo de la Misericordia
20 de noviembre de 2016
Con una misa en la catedral de San Pedro, el papa Francisco y los cardenales del Vaticano dieron por concluido este Año Santo extraordinario, proclamado por la Iglesia para la indulgencia y el fortalecimiento de la fe.
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Como parte de la multitudinaria ceremonia de cierre de este Jubileo de la Misericordia, Francisco cerró la Puerta Santa de San Pedro, en la basílica del Vaticano, que había abierto al inicio del Jubileo el 8 de diciembre de 2015.
Una vez cerrada, Francisco se dirigió a la Plaza de San Pedro, donde esperaban para escucharle miles de personas procedentes de diversas partes del mundo. Según datos de la Gendarmería Vaticana, unos 70.000 fieles asistieron a la ceremonia en la Plaza de San Pedro del Vaticano, en la Vía de la Conciliación −que une Roma con el Vaticano− y en las calles colindantes.
A la ceremonia también asistieron delegaciones de gobiernos de diversos países y cardenales de la Iglesia católica, entre ellos los purpurados que fueron creados el sábado por el pontífice, como el cardenal español Carlos Osoro, el venezolano Baltazar Enrique Porras Cardozo o el mexicano Carlos Aguiar Retes.
Homilía
En su homilía, el papa destacó el valor de la misericordia, palabra que ha sido clave durante este Jubileo que ha vivido la Iglesia católica. "Este año de la misericordia nos ha invitado a redescubrir el centro, a volver a lo esencial", subrayó el pontífice durante la misa, en la que llamó también a no cerrarse nunca a la reconciliación.
"Pidamos la gracia de no cerrar nunca la puerta de la reconciliación y del perdón, sino de saber ir más allá del mal y de las divergencias, abriendo cualquier posible vía de esperanza. Como Dios cree en nosotros, infinitamente más allá de nuestros méritos, también nosotros estamos llamados a infundir esperanza y a dar oportunidad a los demás", añadió el papa argentino.
Francisco lamentó que en ocasiones "la fuerza de atracción del poder y del éxito se presenta como un camino fácil y rápido para difundir el Evangelio" y defendió una Iglesia "que resplandece cuando es acogedora, libre, fiel, pobre en los medios y rica en el amor, misionera".
Carta Apostólica
Al término de la celebración eucarística, el papa firmó la Carta Apostólica 'Misericordia et misera', que será presentada mañana y está "dirigida a toda la Iglesia católica" con el objetivo de animar a seguir viviendo la "misericordia con la misma intensidad experimentada durante todo el Jubileo Extraordinario", informó la Santa Sede.
El cierre de la Puerta Santa pone el broche final a un Año Santo Extraordinario que ha contado con la participación de fieles en todas partes del mundo. Solo en el Vaticano, más de 20 millones de peregrinos se han registrado para pasar por la Puerta Santa de San Pedro. Según la fe católica, todo aquel que traspase esta u otras puertas santas obtendrá la indulgencia plenaria. Además, ya hace una semana, otras basílicas e iglesias de todo el mundo cerraron sus respectivas puertas santas.
Los Años Santos, que normalmente se celebran cada 25 años pero que pueden ser proclamados de manera extraordinaria como ha sido el caso de Francisco, ofrecen a los creyentes la posibilidad de acceder al perdón de sus pecados si atraviesan las Puertas Santas de las iglesias que han sido abiertas no sólo en Roma, que ha recibido a más de 20 millones de peregrinos, sino en todo el mundo.
RML (efe, dpa)
La Iglesia en Alemania: ¿el ocaso de la fe?
Tanto la Iglesia Católica como la Protestante se está quedando sin miembros en Alemania, y cada vez son menos los estudiantes de Teología en las facultades. ¿Se trata de una verdadera y profunda crisis de fe?
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¿El ocaso de la fe?
Las comunidades cristianas se ven cada vez más confrontadas con cómo se puede adecuar la Iglesia al mundo actual, una cuestión vital para su supervivencia. ¿Qué tiene aún para ofrecer a los fieles? Algunos hablan de una “fase de cambio”, y otros hasta de una “crisis de fe”.
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Templos vacíos
Las cifras hablan por sí mismas: solo la Iglesia Católica perdió en Alemania cerca de 180.000 miembros en 2013, es decir, un 50 por ciento más que en 2012. El número de los que abandonan su pertenencia a la Iglesia, que en Alemania cobra impuestos, es en la Iglesia Católica más alto que en la Iglesia Protestante. Ésta, sin embargo, también lucha contra la pérdida de fieles.
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Menos ingresos para la Iglesia
Si sus miembros desaparecen, la Iglesia recibe menos aportes, ya que, en Alemania, quien se registra como perteneciente a ella paga impuestos eclesiásticos, unos cientos de euros por año para un asalariado promedio. Para algunos que ya ven con ojos críticos a esas instituciones, ese suele ser el argumento decisivo.
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Conmoción por escándalos
Verdaderas oleadas de egresos se debieron a los numerosos escándalos de abuso sexual a menores por parte de sacerdotes y empleados de organizaciones eclesiásticas. En el centro del huracán está, sobre todo, la Iglesia Católica, y los casos aún no han sido esclarecidos del todo.
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El "obispo de lujo"
Otro punto álgido en la crisis de la Iglesia fue la revelación de los altísimos costos de la residencia del obispo de Limburgo, Franz-Peter Tebartz van Elst, en 2013, que superaron los 30 millones de euros. Van Elst solicitó su retiro al Vaticano, pero la desconfianza en los gastos y la pompa eclesiástica aún perduran.
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Faltan aspirantes a sacerdote
Las dos grandes Iglesias de Alemania están ante un dilema: el número de estudiantes de Teología va en baja, y cada vez menos se deciden por el sacerdocio. La Iglesia Católica, por ejemplo, da empleo a un 25 por ciento menos de sacerdotes que en 1995.
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Futuro incierto
En Alemania, cada vez más comunidades parroquiales se unen para paliar la falta de fondos. Las iglesias católica y protestante suman cerca de 45.000 iglesias. La iglesia católica de Santa Gertrudis, en Colonia, se fusionó con otras tres parroquias. A pesar de esa medida, decenas de iglesias debieron cerrar sus puertas.
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Restaurante en lugar de iglesia
La mantención de los templos cuesta mucho dinero, en especial las modernizaciones. Según expertos, hasta un 10 por ciento de las Iglesias deberían ponerse a la venta. La antigua iglesia Martini, en Bielefeld, es desde 2005 un restaurante de moda: “GlückundGlückseligkeit” (Felicidad y Buenaventura).
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Un parque espiritual
Una iniciativa logró transformar esta iglesia en Gelsenkirchen en una iglesia para jóvenes. Allí se vive la religión de una manera totalmente nueva, con deportes, por ejemplo, como en este parque de escalada. Un lugar para renovar la fe.
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¿La fe pasó de moda?
Dos tercios de los alemanes dicen creer en Dios. En el este hay menos creyentes que en el oeste de Alemania, debido a la historia de la RDA. Sin embargo, no todos los que creen en Dios son miembros de una Iglesia. Algunos practican su fe en grupos fuera de la Iglesia, y también en casa. El silencio necesario para la oración se puede encontrar en todas partes.