Al principio, todos pensaron que el coronavirus era un problema de los chinos. ¿Wuhan? ¿En dónde queda eso? Wuhan estaba muy lejos. El régimen chino no dijo que el virus que se propagaba era tan peligroso. Luego pusieron a los ciudadanos de la ciudad y de la provincia de Hubei bajo arresto domiciliario. El mundo observaba creyendo que estaba a salvo. Una obra de Arcadio Esquivel, de Costa Rica.

Al virus no le importaron las fronteras y se puso en camino. El holandés Tjeerd Royaards añade aquí una nueva dimensión al término "trotamundos". De repente, cada vez más personas de otros países enfermaron y murieron.

Rodeados por coronavirus, la gente de todo el mundo se siente indefensa contra la enfermedad. No hay aún ninguna vacuna y, a menudo, nadie sabe qué hacer después, ni siquiera los virólogos y los médicos. Paolo Calleri resume este sentimiento de impotencia.

"Quedarse en casa" es la orden del día en todo el mundo para evitar contagiarse. Pero incluso en casa, el virus domina con demasiada frecuencia la mente. Incluso contando ovejas para conciliar el sueño, esta chica pintada por la artista turca Menekşe Çam no tiene paz: el virus salta a sus sueños.

El distanciamiento social da a muchas personas la sensación de estar desterradas a una isla solitaria. Pero si el mundo ya está bloqueado, al menos este fanático del Borussia Dortmund no quiere renunciar a su amada Borsigplatz, el legendario lugar donde su club fue fundado y donde se han celebrado muchos campeonatos. Una estampa del alemán Bernd Pohlenz.

Los italianos, inicialmente los más afectados por la pandemia en Europa, tuvieron la idea: durante el encierro cantan y tocan música en los balcones todas las noches. Además, aplauden a los héroes de la crisis, como los médicos y las enfermeras. Así se crea un sentido de comunidad, más allá del distanciamiento social: “Tutto andrà", ¡todo mejorará! Su dibujante es el danés Frits Ahlefeldt.

No en todas partes la cuarentena ha sido tan drástica como en el sur de Europa. En Alemania se permite salir de la casa, pero hay que cumplir con la norma de seguridad de al menos 1,5 metros de distancia. De lo contrario, existe la amenaza de altas multas. Los funcionarios de la oficina de orden público no conocen la misericordia.

El uso de tapabocas reduce el riesgo y, por lo tanto, es obligatorio en muchos países. ¿Pero qué hacer cuando el mercado está vacío y los tapabocas están agotados? Entonces se requiere un talento para la improvisación, como demuestra de manera impresionante el ruso Sergei Belozerov. Los que se protegen de esta manera pueden permanecer en la sala de espera de su médico de cabecera sin preocuparse.

Lávate las manos, lávate las manos y vuelve a lavarte las manos: este es el mantra que los políticos y los médicos predican todos los días para sobrevivir a "la guerra contra el coronavirus". El Tío Sam también pide a los estadounidenses que lo hagan. Sin embargo, es mejor no seguir el consejo de su presidente en funciones Donald Trump de inyectarse desinfectante. Una "portada" de Rocky Sawyer.

Es una carrera contra el tiempo. Los laboratorios de investigación están buscando aún una vacuna para matar el coronavirus. Pero hasta entonces, el juego mortal entre el hombre y la enfermedad, como lo ve Zach de Filipinas, continuará, y el resultado es incierto.

Muchos gobiernos han decretado el cierre, con consecuencias devastadoras para la economía. Muchas empresas están al borde de la quiebra. A pesar de todos los programas de ayuda, millones de personas ya no saben cómo pagar el alquiler y la comida. Para el chino Rodriogo, la crisis económica es un monstruo aún más grande que el virus: "Adivina quién viene detrás de mí", pregunta el virus.

En algún momento, la pandemia será historia, como la gripe española. Y luego el abuelo le contará a su nieto cómo era cuando la gente salía a comprar papel higiénico para almacenar y tuvo lugar "una guerra". Ese mal momento en el que apenas quedaba papel higiénico y había que luchar por los pocos rollos... Una semblanza de la artista alemana Christiane Pfohlmann.