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Para Corea del Sur, Trump es el factor de riesgo

Fabian Kretschmer
18 de octubre de 2017

A unas pocas semanas de la visita de Donald Trump a Corea del Sur, la población de dicho país lo percibe o como un belicista imprudente o no lo toma muy en serio.

Nordkorea-Krise Trump und Kim Jong Un
Imagen: picture alliance / Ahn Young-Joon/AP/dpa

Según los ingenieros surcoreanos, la construcción del túnel ha durado una década. Se trata del "Túnel de ataque número 4”. Quien tenga claustrofobia no debería entrar: 1,70 metros de altura, cerca de mil metros de largo y sin casi iluminación. Está ubicado en la parte este y montañosa de la frontera interior norcoreana. El régimen norcoreano negó su existencia durante mucho tiempo, pero los indicios son claros: el fundador de la dinastía norcoreana, Kim II-sung, quería emprender una invasión en el sur en caso de guerra, usando dicho túnel.

 

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"Según las declaraciones de un desertor norcoreano, habría planes para construir 20 túneles más. Pero creo improbable que se hayan construido de verdad”, dice Stephen Tharp, quien de soldado patrullaba dicha zona fronteriza coreana con las fuerzas armadas de Estados Unidos en los años 80 del siglo pasado. Ahora, como jubiado, trabaja de guía de turistas que desean visitar la zona desmilitarizada, una franja fronteriza minada de cuatro kilómetros, entretanto abierta al público en algunas partes.

Atracción turística: túnel norcoreano, visto desde Corea del Sur.Imagen: Fabian Kretschmer

Trump y su visita

Mientras Corea del Sur mantiene la calma tras las pruebas nucleares y con misiles de Pyongyang, los temidos tuits de Donald Trump llenan regularmente los titulares de los grandes periódicos del mundo. La próxima visita del presidente estadounidense a Corea, anunciada para principios de noviembre, ha creado mucha expectación. Con toda seguridad, Trump también visitará, según los indicios, la línea de demarcación coreana.  

Los surcoreanos no recibirán a Trump con los brazos abiertos, aunque hay una pequeña minoría de activistas ultraconservadores que exigen al presidente estadounidense, en manifestaciones callejeras, que destruya Corea del Norte. Pero la mayoría lo considera un belicista imprevisible, además de aliado poco fiable, que no está preocupado por las vidas de los 50 millones de surcoreanos.

Para Seúl solo existe la solución diplomática

El historiador estadounidense John Delury, de la renomada Universidad Yonsei de Seúl, cree que después de todas las amenazas de Trump, el conflicto con Corea del Norte se ha convertido en un asunto relevante de la identidad política del jefe de la Casa Blanca: "Él ha creado todas las expectativas sobre lo que quiere hacer contra Corea del Norte. Al final, si no hace nada sería como perder su imagen”, explica. Delury quiere que la opinión pública surcoreana salga a la calle durante la visita de Trump y deje claro que el conflicto militar no supone una opción para el país.

En Seúl no hay rastro de preocupación, todo parece normal. En sus calles, este fin de semana hubo conciertos y festivales gastronómicos entre el ayuntamiento y la residencia presidencial. ¿Reaccionan los surcoreanos tan relajados como siempre?

Las apariencias podrían engañar, como escribió la autora surcoreana Han Kang en el "New York Times”: "Tenemos miedo de que una guerra real suceda a esta guerra verbal, que va en aumento”. La escritora se acuerda del horror de la Guerra de Corea, aún en la mente de muchos surcoreanos. También los crímenes de guerra perpetrados por las tropas estadounidenses, como la masacre de No Gun Ri, cuando acribillaron a cientos de personas que habían escapado del pueblo. "Para nosotros, no es válida ninguna solución que no conlleve a la paz”, explicó Han Kang.

Paseo de turistas por la frontera intercoreana.Imagen: Fabian Kretschmer

Preparado para el peor de los casos

En Corea del Sur sí se empiezan a notar recientemente los primeros indicios de cierta tensión. Con motivo de la fiesta familiar Chuseok, algunas empresas regalaron a sus empleados mochilas de emergencia con linternas, porciones de arroz y radios. Cuando Trump amenazó a Corea del Norte con las palabras "fuego y furia”, la compra de oro ascendió en Corea del Sur y se ampliaron los simulacros de emergencia. Los blogueros surcoreanos debatieron sobre estrategias de supervivencia en caso de guerra. El profesor Delury, por su parte, cree que "la capacidad de los surcoreanos para evaluar el riesgo existente es muy baja. Ellos perciben a Trump, sobre todo, como un actor. Por eso lo subestiman”, dice el experto.

Fabian Kremtscher (RMR/ER)