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Nuevo Congreso en Colombia: ¿ni cambio ni continuismo?

José Ospina-Valencia
14 de marzo de 2022

En las parlamentarias de este 13 de marzo, que anteceden a las presidenciales del 29 de mayo, ningún partido ni movimiento obtuvo una mayoría con la que el próximo presidente de Colombia pueda gobernar sin consensos.

La coalición de izquierda Pacto Histórico, de izquierda a derecha: Alfredo Saade, Francia Márquez, Gustavo Petro y Camilo Romero.
La coalición de izquierda Pacto Histórico, de izquierda a derecha: Alfredo Saade, Francia Márquez, Gustavo Petro y Camilo Romero. Imagen: Colombia Humana

El Pacto Histórico, liderado por el candidato a la presidencia Gustavo Petro, que reúne a la izquierda colombiana y a muchos desencantados del Gobierno uribista de Iván Duque, consiguió 17 escaños en el Senado y 25 en la Cámara de Representantes, este 13 de marzo, en unas elecciones legislativas en las que el gran perdedor fue el uribista Centro Democrático, hasta ahora la principal fuerza política del país. DW consultó a su central en Bogotá, solicitando una entrevista, pero hasta el cierre de edición no recibió respuesta. 

No obstante, la victoria de la izquierda y el centro en el Congreso no es suficiente como para garantizarle "total respaldo" a un eventual presidente de centro, Sergio Fajardo, ni al de la izquierda, Gustavo Petro, como tampoco a Federico Gutiérrez, de la derecha.

"El nuevo Congreso quedó fragmentado", dice a DW Ariel Ávila, electo senador por la Alianza Verde, quien saca tres conclusiones de los resultados de las elecciones de este 13 de marzo: "Lo primero es que en la oposición tenemos ahora 36 senadores, contando a los 5 comunes y un escaño indígena. Pero a pesar de ser la bancada opositora más grande que hayamos tenido, es insuficiente para mantener la gobernabilidad de un presidente alternativo".

Las "fuerzas tradicionales" cayeron, pero no tanto

¿Qué pasó con las fuerzas tradicionales, tan criticadas por casos de corrupción y hasta por títulos de estudio falsificados? "Cayeron, pero no tanto como esperábamos", concede Ávila, reconocido politólogo dedicado a explicar y a seguirle la huella a la corrupción, la criminalidad y a los políticos que la fomentan.

Así, prosigue el ecologista electo, "la derecha tampoco va a tener gobernabilidad ilimitada, ya que la oposición logró más del 33 por ciento de los escaños, que era nuestro objetivo". Echadas las cartas, "un eventual Gobierno de Petro (izquierda) o de Gutiérrez (derecha) tendría grandes problemas de gobernabilidad". 

La tercera conclusión de Ávila es que el Partido Liberal, despreciado por "venderse al mejor postor en el gobierno de turno", podrá escoger a quién apoyar a la presidencia.

En resumen, el próximo Congreso de Colombia contará con fuerzas de izquierda fortalecidas y de derecha debilitadas, pero no tanto como para permitirle a cualquier Ejecutivo hacer lo que quiera.

La izquierda como alternativa seria de poder

El problema es que el cambio que han propuesto el centro y la izquierda necesita mayorías cualificadas. Pero un cambio sí ha sucedido: "En Colombia, por primera vez, ya no será el partido más grande el partido de Gobierno", concluye Ávila. Y otra cosa se evidencia: "Surge una nueva vertiente –esta vez de izquierda– que se ha convertido en seria opción de Gobierno, incluso en territorio uribista". El Pacto Histórico de Gustavo Petro pasó de tener 9 escaños a lograr 14 en el Senado.

¿Cómo cumple un presidente con un programa sin mayorías en el legislativo? "Para eso están  el diálogo y los consensos", replica el analista Eduardo Celis, para quien la victoria parlamentaria del Pacto Histórico, encabezado por Gustavo Petro, es "la gran posibilidad para hacer los importantes cambios pendientes en la sociedad colombiana". Y entre esos cambios cuenta "la necesidad de avanzar en una sociedad de hechos, con una mejor democracia, superando las exclusiones".

Cambios, sí. Pero, ¿a toda costa?

"Desde luego que la transformación tiene que darse sin alterar elementos importantes de la arquitectura del Estado", acota el profesor Celis, experto en conflictos. Y se refiere a que "el cambio es posible respetando la iniciativa privada y el Estado de derecho constitucional que, por demás, hoy mismo no es respetado en distintas partes del país".

Estallido social en Colombia: protestas lideradas por jóvenes se encendieron en 2019 y se reanudaron en 2021, acompañadas de múltiples denuncias de graves violaciones de derechos humanos. Imagen: Fernando Vergara/AP/picture alliance

¿Quiere decir con eso que no hay que tener miedo a una victoria de Petro en Colombia; que él, como eventual presidente, no va a dañar el Estado de derecho? "Así lo creo firmemente", asegura Eduardo Celis a DW y agrega que "Colombia tiene que transitar hacia la alternancia de las fuerzas y proyectos en el poder, como toda sociedad que se considere democrática".

Leyendas, realidades y necesidades

Si bien, la leyenda del llamado "castrochavismo" no cundió en estas elecciones, algunos colombianos, como los venezolanos refugiados en Colombia, temen repetir la pesadilla que sacó a estos últimos de Venezuela.

"Ellos están en su derecho de pensar e ir a donde quieran, pero lo que Colombia necesita es ampliar la base de derechos y las condiciones materiales con una economía al servicio de la inclusión y no de la expansión como la actual", opina Celis.

Los candidatos a la presidencia, Sergio Fajardo, de Centro Esperanza, y Gustavo Petro, del Pacto Histórico, se proponen reanudar las relaciones consulares con el Gobierno de Venezuela, con el fin de "atender las necesidades de los colombianos y venezolanos a lado y lado de la frontera".

¿Perderían los venezolanos exiliados en Colombia, con un entendimiento con el régimen de Nicolás Maduro?  "Nada, en absoluto", insiste Celis, quien destaca la necesidad del restablecimiento de las relaciones consulares con respeto mutuo, recordando que "la migración venezolana en Colombia tiene un estatuto de protección y tiene todos los derechos que la normatividad nacional e internacional le confiere". Y subraya que el entendimiento consular entre dos países como Colombia y Venezuela, que comparten más de 2 mil kilómetros de frontera, "nunca ha sido una amenaza".

¿Con decretos contra el hambre?

Uno de los grandes problemas de Colombia es el hambre, potenciada con la pandemia. Gustavo Petro anunció que decretaría una emergencia alimentaria, como una de sus primeras ordenes, si llega al Palacio de Nariño.

"Colombia requiere, en efecto, de una política de seguridad alimentaria fuerte", reconoce Eduardo Celis. Se habla de 12 millones en pobreza extrema, que pasan y hambre, y otros 12 millones que no logran suplir las necesidades calóricas diarias. Entre ellos, la niñez es la más afectada. Pero, ¿se puede luchar contra el hambre por decreto?

"No necesariamente tiene que ser a través de un dictamen de emergencia. Hay mecanismos para llevar adelante esos programas y quizás se logre un mínimo de acuerdo político", advierte Celis, quien lamenta que la actitud del Gobierno de Iván Duque frente al hambre ha sido de vergonzante "inactividad".

En definitiva, si bien Gustavo Petro aún sigue liderando las encuestas como "favorito" a la presidencia, los candidatos del centro y la derecha aún pueden reforzar sus apoyos y ganar. Lo único seguro, hasta ahora, es que, gane quien gane, no podrá gobernar sin consensos. 

(rml)

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