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Parlamento Europeo: de adorno a protagonista político

Pablo Kummetz19 de marzo de 2008

Un 19 de marzo de hace 50 años se reunía por primera vez en Estrasburgo el Parlamento Europeo. Desde entonces brega por más derechos, influencia y reconocimiento… con éxito.

Pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo: consciente de su poder.Imagen: picture-alliance /dpa

En sus comienzos, el Parlamento Europeo fue visto como un lugar donde políticos que ya había pasado su cenit podían ser enviados sin que nadie se quejara: allí tenían poco que decir, pero un buen sueldo. En las cinco décadas desde su sesión constituyente, el 19 de marzo de 1958, la institución que al comienzo se llamó “Asamblea Parlamentaria Europea” se transformó en un poderoso instrumento político.

Angela Merkel (izq.), Hans Gert Pöttering y José Manuel Barroso: esperando el Tratado de Lisboa.Imagen: AP

En 1958, los 142 representantes de los seis países fundadores de la Comunidad Europea –Alemania, Francia, Italia, Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo– eran enviados de sus respectivos Parlamentos nacionales. Tenían sólo funciones asesoras y por lo demás debían callarse la boca.

“Si el Tratado de Lisboa –el tratado constitucional de la Unión Europea– entra en vigor a comienzos de 2009, como está planeado, el Europarlamento será en el futuro un cuerpo legislativo europeo casi con los mismos derechos que el Consejo de la Unión Europea (CUE), antes llamado Consejo de Ministros, que representa a los Gobiernos de los Estados miembros y legisla para la Unión.

Somos conscientes de nuestras fuerzas y nos hemos trasformado en un factor de poder en la política europea”, dice orgulloso el actual presidente del Parlamento Europeo, el alemán Hans-Gert Pöttering (democristiano).

El largo camino hacia el poder

Edificio del Parlamento Europeo en Estrasburgo engalanado para el 50 aniversario.Imagen: AP

El camino para alcanzar ese estatus fue largo. Un predecesor de Pöttering, el español José María Gil-Robles, canceló en 1997, en medio de un escándalo diplomático, un encuentro con el ministro de Relaciones Exteriores francés de entonces, Hervé de Charette. En un debate en relación con una nueva ley francesa de extranjería, de Charette había dicho que el Europarlamento no era un Parlamento que mereciera ese nombre. El temperamental español lo envió a freír espárragos.

En la lucha por reconocimiento y poder, los europarlamentarios intentaron desde un principio recurrir lo más extensamente posible a los derechos que iban conquistando. Poco después de obtener el derecho de codecidir en cuestiones presupuestarias rechazaron tajantemente el presupuesto de la UE para 1979. Lo mismo se repitió en 1984 y la comunidad tuvo que recurrir durante varios meses a partidas presuestarias de emergencia para poder seguir funcionando.

También la Comisión de la UE (CE), que representa y defiende los intereses de la Unión en su conjunto, propone leyes, políticas y programas de acción y es responsable de aplicar las decisiones del PE y el CUE, sufrió ya varias veces en carne propia las garras del Parlamento, hasta darse cuenta que el PE no es de ninguna manera un “tigre de papel”:

Hace nueve años tuvieron que renunciar el presidente de la Comisión de la UE Jacques Santer y su equipo porque una comisión de expertos nombrada por el Europarlamento confirmó acusaciones de corrupción en su contra. En octubre de 2004, el actual presidente de la Comisión Europea, José Durao Barroso, tuvo que retirar algunos de sus candidatos para la CE porque el Parlamento Europeo no estaba dispuesto a aceptarlos.

Importante trabajo de comisiones

Mucho eco en la opinión pública tuvieron también las comisiones investigadoras del Parlamento Europeo en relación con las actividades de la CIA en Europa, el espionaje económico estadounidense y la responsabilidad por la epidemia de BSE, también llamada “de las vacas locas”, con mantuvo en vilo a Europa durante meses.

No obstante, y a pesar de la introducción del voto ciudadano directo para elegir europarlamentarios, los actualmente 785 representantes del pueblo europeo son poco conocidos y reconocidos por el electorado. De acuerdo con los resultados de un sondeo publicados a comienzos de este mes, el 75 por ciento de los europeos no tiene la menor idea de cuándo tendrán lugar las próximas elecciones para el Parlamento Europeo. Serán en junio de 2009.

Lo curioso es que a pesar de no conocerlo muy bien, los ciudadanos tienen una buena opinión del Parlamento: el 39 por ciento consideran positiva su gestión, según los resultados de la misma encuesta. En este mes de aniversario, el Parlamento Europeo hace gala de soberanía: “en todo el mundo no existe otra representación popular supranacional elegida que tenga tanto poder y posibilidades de decisión. Pues entonces, enhorabuena.

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