Una iniciativa ciudadana creó, hace una década, un parque cerca de la capital india, en Nueva Delhi. Sin embargo, ahora las autoridades quieren construir una autopista de seis carriles y la población intenta evitarlo.
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En su tiempo libre, Latika Thukral y Vasundhra Aggarwal disfrutan paseando por su parque local, una zona ligeramente montañosa cubierta de frondosos arbustos y árboles.
Esto es poco llamativo a primera vista, pero hace solo unos años la zona era un desierto de piedra sin vegetación y rodeado por la bulliciosa metrópoli india de Nueva Delhi.
En 2010, más de 35.000 personas y 70 empresas ayudaron a transformar una parcela de 154 hectáreas (380 acres) en lo que hoy es un espacio verde urbano poco común en Gurgaon, una de las principales ciudades satélite de Nueva Delhi. Eliminaron la basura y plantaron árboles y la administración local estableció senderos a través de los terrenos.
Ahora el antiguo páramo alberga unas 180 especies de aves y animales como venados, civetas y chacales. El ecosistema también absorbe y filtra más de 320 millones de litros de agua al año.
"Todo el mundo en Gurgaon tiene una relación con el parque", cuenta Thukral, quien renunció a su trabajo como vicepresidenta senior de Citibank para cofundar la iniciativa ciudadana ambiental 'Yo soy Gurgaon' (del inglés 'I am Gurgaon').
No obstante, el Parque de la Biodiversidad de Aravalli, tal y como se le conoce, está amenazado por una propuesta para la construcción de una autopista de seis carriles y dos kilómetros de largo, que atravesaría su mitad oriental, según explican Thukral y otros residentes.
Un parque que técnicamente no lo es
Los residentes afirman que el proyecto propuesto por la Autoridad Nacional de Carreteras de India (NHAI, en sus siglas en inglés) y la Autoridad de Desarrollo Metropolitano de Gurgaon (GMDA, en sus siglas en inglés) tendría un impacto directo sobre ocho hectáreas (20 acres) del parque, afectando a la vida silvestre circundante y creando contaminación acústica y atmosférica. Y se muestran disgustados.
"Todos estamos dispuestos a abandonar la ciudad si nos quitan este bosque", confiesa Vasundhra, un residente local que ayudó al desarrollo del parque. "Esta zona y este lugar son importantes para nosotros. Es un pulmón sagrado, el único pulmón verde en Gurgaon. ¡Por eso no podemos renunciar a él!", subraya.
Gurgaon ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos años y la ciudad se ha convertido en un centro financiero y tecnológico. Más de 250 empresas de la lista Fortune Global 500 (que clasifica a las primeras 500 empresas de todo el mundo según sus ingresos) tienen su sede central en India o una oficina importante allí.
Esto ha hecho que el parque sea aún más valioso como vía de escape del ruido y la contaminación, lo que ha llevado a los residentes a protestar de forma regular contra el proyecto de construcción de la autopista.
En un intento por calmar el ambiente, Narbir Singh, Ministro del Departamento Estatal de Bosques y Obras Públicas, aseguró a los residentes que apelará a un cambio de ruta de la autopista rodeando el parque. "Voy a pedir a la Dirección General de Carreteras que ajuste el trazado de la autopista. No queremos ninguna pérdida para el medio ambiente", declaró Singh tras una de las protestas.
Sin embargo, Singh no tiene voz en la planificación y la decisión final depende en última instancia de las autoridades viales. La NHAI no ha querido hacer comentarios sobre el proyecto para este artículo. Simplemente ha manifestado que las consideraciones relativas a la carretera están aún en curso.
Parte del problema es que aunque el parque parece oficial, no lo es. Fue creado por iniciativa ciudadana y no es un área oficialmente protegida, ni siquiera un parque de la ciudad. Legalmente es tierra pública no designada y la NHAI pretende ahora emplearla para aliviar el tráfico de Gurgoan, que en hora punta sufre grandes atascos.
Naturaleza versus desarrollo
Los conflictos por el medio ambiente en India no son nuevos. A lo largo de la historia del país, siempre ha habido movimientos de protección ambiental, especialmente por parte de las comunidades que viven en los bosques que protestan contra los proyectos de desarrollo y las restrictivas leyes forestales que se remontan a la era colonial.
Y gracias al rápido desarrollo y crecimiento de la población urbana en todo el país, esta lucha ha llegado a las ciudades. Zain Khan, un arquitecto que trabaja en un estudio de arquitectura sostenible, SKDAS, con sede en Nueva Delhi, se opone a la construcción de la nueva autopista. Cree que es posible encontrar soluciones de desarrollo sin tener que destruir el medio ambiente.
"No tenemos que estar en constante conflicto. Y no creo que a nadie le importe conducir 15 minutos más a través de unos pocos kilómetros rodeando un bosque si con ello es posible hacer algo significativo a largo plazo por el medio ambiente”, explica.
Shyam Kumar, un abogado local que también se opone al proyecto, tiene un tono menos conciliador. "Es ridículo. En el mejor de los casos se trata de apatía y en el peor de los casos de arrogancia estatal. Mucha gente se ha dejado el alma en este parque y será una gran pérdida si finalmente una carretera lo atraviesa”, lamenta.
La población local es consciente de que las marchas de protesta con carteles pueden no ser suficientes para detener la construcción. Por ello se están preparando para una larga lucha. Si es necesario, también se plantean ir a los tribunales para salvar su "bosque urbano”.
(AR/EL)
Reserva Thomas van der Hammen: la lucha por el último relicto de naturaleza en Bogotá
Para unos está claro: la "Van der Hammen" es intocable. Otros apoyan la construcción de vías contra los atascos en el norte de la ciudad. Un paraíso con pronóstico reservado. ¿Sobrevivirá a los intereses encontrados?
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Un paraíso en disputa
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Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Bogotá, una ciudad que arrasa...
Bogotá es la 3ª capital más alta del mundo, pero a pesar de estar a 2.6301 metros de altura, sus 10 millones de habitantes respiran un aire cada vez más contaminado. Los bosques de los "Cerros Orientales" y la última reserva natural producen el oxígeno para su población, además de brindar espacios de recreo. Desde el Cerro Majuy se ve cómo el concreto acorrala la naturaleza, metro tras metro.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Un bosque convertido en colcha de retazos
A pesar de que la reserva Van der Hammen es un “área protegida”, las autoridades no han garantizado su total integridad. Este territorio ha sido violentado por constructores y, en parte, usado como vertedero. Su completa restauración implicaría el derribo de edificios y fábricas, con la consecuente indemnización de los propietarios. ¿Quién está dispuesto a pagar por aire puro?
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Naturaleza: un bien común
Fuertes intereses económicos colisionan aquí: los territorios de la Reserva Van der Hammen están en medio de una zona de gran interés de expansión urbana. Los bogotanos asfixiados por las emisiones del tráfico urbano y las fábricas piden conservar el último pulmón verde de su ciudad como una zona de beneficio común. Algunos niños ven aquí, por primera vez, aves silvestres, a menudo migratorias.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Árboles marginados en una selva de cemento
Los Cerros Orientales recorren la ciudad de sur a norte. “A la gente se le olvidó que hay robles y cedros, que eran sagrados para los indígenas, pero desaparecieron de nuestra historia cultural”, dice Wilson Ramírez, reforestador del Instituto Humboldt. Las montañas son para muchos en Bogotá como una película que ven todos los días desde la lejanía, pero cuyos escenarios les parecen inaccesibles.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
El "Humboldt" colombo-holandés
Thomas van der Hammen (1924-2010) fue un geólogo, botánico, micólogo, paleontólogo y arqueólogo colombo-neerlandés que dedicó su vida a estudiar los ecosistemas de los páramos andinos que surten con agua a Bogotá. En su honor, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) declaró en 2011 dicha zona como Reserva Forestal y la llamó Thomas van der Hammen.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Ecosistemas por ¿autopistas?
A pesar de que urge garantizar la conexión de los ecosistemas, el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, planea cruzar la reserva Thomas Van der Hammen con cuatro autopistas y construir 350.000 casas, al tiempo que promete “agrandar el área protegida”. Así lo presentó en la pasada Cumbre Global de Acciones para el Cambio Climático en San Francisco, dentro de la iniciativa "Cities4Forests".
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
La propuesta de la Alcaldía: "agrandar, y quitar"
La reserva se ha convertido en un "obstáculo" para la movilidad del tráfico, según la administración, y plantea “una reserva más grande y mejor conectada, que recupera humedales y bosques, donde todos puedan disfrutar de la naturaleza”. La idea es "incrementar el área ambiental de 634 hectáreas a 1.104 y el área total de 1.396 a 1.710." Pero también "sustraer" 104 hectáreas para unas 10 vías.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Ciudadanía vigilante
Los planes de la administración son rechazados por muchos, y alabados por otros. “La capital de Colombia se juega la pérdida del 70% del suelo protegido del norte de Bogotá”, advierte Patricia Bohórquez, de la ONG Red de Humedales. El Partido Verde, por su parte, cree que el gobierno de la ciudad “quiere hacer desaparecer casi la ruralidad del norte de Bogotá”. Otros exigen una consulta popular.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Propietarios: entre esperanza y temor
Algunos dueños de predios coinciden con el alcalde que ha dicho que la Van der Hammen "no existe”, que “está solo en el papel” o que es un “potrero” que impide la infraestructura. Otros apuntan a que “construir un gran parque natural es utópico, porque los predios son privados”. Pero el alcalde también asegura que su oficina ya tiene un buen monto de dinero para adquirir los terrenos.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Futuro incierto
Después de que un tribunal aprobara el plan urbanizador de la alcaldía, tras una interpelación, este revocó la decisión y entregó la última palabra sobre el destino de la Reserva Thomas Van der Hammen a la Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR), un ente gubernamental que decidirá, basada en estudios, a mediados de marzo de 2019. “La naturaleza está de fiesta”, apuntó entonces un ecologista.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
"Reserva estratégica", ¿digna de restaurarse?
El pulso que libran los bogotanos entre naturaleza y tráfico obliga a una difícil armonización de derechos comunes e individuales, así lo pide la Constitución. El Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt de Colombia celebra que la Alcaldía haya abierto el debate sobre esta reserva “en estado de degradación”, y poder así “garantizar su viabilidad ambiental".
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
187 y más razones para proteger la Reserva Van der Hammen
Para las ONG Cerros de Bogotá y Humedales de Bogotá, hay razones de sobra para la preservación la Reserva Van der Hammen: 187 especies de aves y 514 de flora, así como 5 ríos, el Bosque de Las Mercedes, último relicto de la Sabana y mariposas por describir. Guías ofrecen caminatas en las que los visitantes no salen del asombro por la belleza de sus paisajes, pero también por el riesgo que corren.