En Alemania, los llamados “parques químicos” en las inmediaciones de ciudades son comunes. BASF, por ejemplo, está cerca de Mannheim, Bayer cerca de Colonia. Esto tiene grandes ventajas, pero conlleva riesgos.
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El Parque Químico de Leverkusen , a orillas del Rin, es uno de los mayores centros del sector en Europa. Más de 260 empresas químicas emplean aquí a más de 70.000 personas. Desde Wesseling, entre Bonn y Colonia, hasta Dormagen, en dirección a Düsseldorf: consorcios comoBayer , ExxonMobil Chemical, Ineos, Covestro o Lanxess están asentados a pocos kilómetros de Colonia, tanto hacia el sur como hacia el norte. Para entender cómo los parques químicos están prácticamente incrustados en las regiones metropolitanas, hay que remontarse a la larga historia del estado federado Renania del Norte Westfalia como emplazamiento industrial.
Carl Leverkus y la fábrica de pinturas
El Rin como vía de transporte de mercancías a gran escala fue decisivo para que muchas empresas químicas se establecieran a lo largo de sus riberas a finales del siglo XIX. La ciudad de Leverkusen debe incluso su nombre a esta industria: en 1860, el químico Carl Leverkus trasladó su fábrica de pigmento ultramarino sintético de Wermelskirchen a la pequeña ciudad de Wiesdorf, a orillas del Rin.
Como era importante que los trabajadores vivieran cerca de su lugar de trabajo, se construyeron urbanizaciones en las cercanías de las fábricas. Así es como los pueblos se convirtieron en ciudades, convirtiéndose en el Leverkusen de hoy, por ejemplo. Por ello, las zonas residenciales de la ciudad siguen situándose hoy en día en las inmediaciones de las fábricas. Al mismo tiempo, la industria proporcionaba cada vez más puestos de trabajo, lo que provocó una afluencia de personas a ciudades como Colonia.
Durante el milagro económico de la posguerra, las empresas con sede en la zona renana crecieron considerablemente. Alrededor del cambio de siglo, los parques químicos surgieron de la reestructuración de lo que habían sido plantas y fábricas químicas individuales. La idea: diferentes empresas agruparían su producción en un solo sitio, aprovecharían las sinergias y crearían la infraestructura necesaria, con éxito.
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Los parques químicos, un éxito de exportación
"El modelo de parque químico alemán es un éxito de exportación", afirma el químico Ernst Grigat, quien dirigió durante más de diez años CHEMPARK con sus plantas de Leverkusen, Dormagen y Krefeld-Uerdingen. En China se han construido más de mil parques químicos siguiendo el modelo alemán, afirma Grigat. Esto se debe a que la concentración de conocimientos y recursos permite una mejor gestión de la seguridad y el medio ambiente.
La región química renana tiene una ventaja competitiva adicional. La densidad de los parques químicos permite que las plantas también cooperen entre sí, dice Grigat. "Hay una alianza muy fuerte entre las plantas de Dormagen, Leverkusen y Wesseling". Además, el emplazamiento tiene acceso a puertos, está situado en una intersección de muchos ejes de transporte europeos y está conectado a un sistema único de tuberías por el que se puede transportar el 50% de las sustancias. "Puede que los habitantes de Colonia no lo sepan", dice Grigat, "pero Colonia es la capital química de Alemania, quizá incluso de Europa".
En ocasiones se producen accidentes, como la explosión ocurrida el 27 de julio en Leverkusen, que generan inquietud: ¿no es peligrosa la producción química tan cerca de la ciudad? No necesariamente, dice Ernst Grigat. Por supuesto, en la industria química se producen productos intermedios que pueden ser peligrosos. Pero una gran ventaja de los parques químicos es que cuentan con las estructuras de seguridad necesarias, como brigadas de bomberos de planta especialmente formados en el manejo de sustancias peligrosas. Por ello, las nuevas empresas se instalan ahora directamente en los parques químicos, para asegurarse legalmente. Las fábricas que antes estaban situadas en una zona industrial, pero que ahora se encuentran de repente en medio de la ciudad debido al crecimiento urbano, también prefieren trasladarse a un parque químico. Y, según Grigat, a menudo se planifican a una escala tan grande que se puede mantener la distancia de seguridad a pesar de la proximidad a las zonas residenciales.
(jov/er)
Los Nobel de Química en la vida diaria
Muchas de las investigaciones de los Nobel de Química han revolucionado el mundo.
¿Qué han descubierto los premios Nobel de Química?
No todo el mundo sabe cuáles son exactamente sus aportes. En esta galería de imágenes les mostramos algunas aplicaciones cotidianas de los descubrimientos realizados por varios científicos galardonados con el Premio Nobel de Química.
Imagen: picture-alliance/dpa
Doble receptores G que hacen posible la percepción de sabores
Hay millones de receptores dobles de proteína G en nuestro cuerpo. Situados en la superficie de las células, posibilitan que éstas perciban lo que sucede a su alrededor y envíen señales para regular diversas funciones. Estos receptores también participan en la percepción de sabores y olores. Brian Kobilka compartió el Nobel de Química por sus investigaciones en esta familia de proteínas.
Fábrica de vida
Las proteínas se congregan en pequeñas fábricas, los ribosomas. Cada ribosoma sintetiza miles de componentes diferentes. ¿Cómo se forman estas fábricas de vida? Ada Yonath, Venkatraman Ramakrishnan y Thomas Steitz dieron respuesta a esta pregunta, lo que les valió el Nobel de Química en 2009.
Imagen: picture-alliance/dpa
Descifrar el código genético
Llevó 13 años completar la ambiciosa tarea de decodificar la secuencia del genoma humano. El trabajo pionero de Walter Gilbert y Fred Sanger contribuyó decisivamente a arrojar resultados definitivos. Ambos compartieron el Nobel de Química en 1980 por el desarrollo de métodos para secuenciar el ADN.
Imagen: Fotolia/majcot
La energía de los bosques
La reacción química más importante es la fotosíntesis. Gracias a este proceso, plantas, algas y bacterias capturan el CO2 y producen oxígeno, ayudados por un complejo proteínico en el interior de las células. Robert Huber, Hartmut Michel y Johann Deisenhofer recibieron el Nobel de Química en 1988 por determinar la estructura de uno de esos núcleos de fotosíntesis.
Luz en la oscuridad
Este cuerpo brillante es la medusa Aequorea victoria. Debe su bioluminiscencia a una proteína verde fluorescente, que hoy se suele utilizar como marcador genético. Pionero en esta técnica es Martin Chalfie, que compartió el Nobel de Química en 2008 por su trabajo con esta proteína en la evolución de las células nerviosas.
Agua para las células
Igual que las tuberías transportan agua en las casas y se llevan los residuos, hay estructuras en las membranas de las células que conducen agua hacia dentro y hacia fuera. Eso fue lo que Peter Agre descubrió en 1988. Por su investigación sobre proteínas porosas, compartió el Nobel de Química en 2003.
En forma con el ATP
El principal transportador de energía para las células es el ATP o trifosfato de adenosina. Sin él, no seríamos capaces de mover ni un músculo. Se estima que los humanos adultos metabolizan la mitad de su peso corporal en ATP cada día. En 1997, Sir John Walker compartió el Nobel de Química por mostrar cómo el ATP se sintetiza en las células.
Imagen: Fotolia/Kzenon
Química verde
Los objetivos de la química verde ya no son una utopía gracias al trabajo de Robert Grubbs, Richard Schrock e Yves Chauvin. Los ganadores del Nobel de Química 2005 investigaron un elegante sistema para sintetizar compuestos complejos. Los resultados sirven a fines farmacéuticos, por ejemplo. Así, algunos compuestos orgánicos se pueden utilizar de forma más eficiente, evitando sustancias nocivas.
Imagen: picture-alliance/dpa
La molécula del fútbol
Aunque nunca haya oído hablar del fullereno, seguro que puede dibujar la estructura básica de estas fascinantes moléculas. Piense en un balón de fútbol hecho de pentágonos y hexágonos. Esa es la estructura de los 60 átomos de carbono que conforman el fullereno. Robert Curl, Sir Harold Kroto y Richard Smalley recibieron el Nobel de Química en 1996 por sus descubrimientos sobre estos compuestos.
Salvar la capa de ozono
Nos podemos exponer tranquilamente al sol –siempre protegidos por bloqueador solar– gracias a la capa de ozono de la Tierra, que absorbe la mayoría de los rayos que son perjudiciales. Paul Crutzen, Mario Molina y Sherwood Rowland mostraron los factores que adelgazan la capa de ozono y por ello recibieron el Nobel de Química en 1995.
Imagen: picture-alliance/dpa
Ver el interior del cuerpo
El corazón, el cerebro y los huesos pueden verse con detalle mediante las imágenes conseguidas por resonancia magnética. Es una manera de localizar tumores en el cuerpo, por ejemplo. Por sus contribuciones al desarrollo de esta técnica, Richard Ernst recibió el Nobel de Química en 1991.
Imagen: picture-alliance/dpa
Freír con cuasicristales
La próxima vez que fría usted un huevo, piense en el descubrimiento de Dan Schechtman: los cuasicristales, por los que recibió el Nobel en 2011. Durante mucho tiempo, se rechazó la idea de que los átomos se estructuran en patronos regulares, pero no iterativos, como los mosaicos islámicos medievales. Las propiedades antiadherentes de los cuasicristales rivalizan con los del teflón.