El controvertido Contrato de Primer Empleo ha muerto, y aunque la Cámara francesa discuta una nueva propuesta de ley para reemplazarlo, claro queda que la ley de la calle ha vencido al presidente Jacques Chirac y a su primer ministro, Dominique de Villepin. Si a Chirac ya se lo sabía en sus últimos estertores políticos, hasta antes del no nato CPE el futuro De Villepin era promisorio. Pero, al parecer, no lo es más.

El fuerte y el arrogante

De arrogante y caótica califica la prensa alemana la postura del primer ministro francés, que por diez semanas hizo una prueba de músculos de la que salió muy mal parado. El año que falta para las elecciones presidenciales pudo haber sido utilizado para despegar en vuelo hacia el Elíseo y rebasar a su correligionario y contrincante, el ministro del Interior, Nicolás Sarkozy. Por ello, De Villepin se aferró con uñas y dientes a un proyecto que no encontró apoyo ni en sus propias filas, una buena parte de las cuales se encontraba detrás del fuerte Sarkozy.

Vanos esfuerzos

Según algunos analistas alemanes, a De Villepin de ésta no lo salva nadie. Tampoco la nueva propuesta de ley sobre el acceso de los jóvenes a la vida activa en la empresa, que introdujeron parlamentarios del UMP, el partido conservador en el gobierno. Lo que hace el nuevo texto es ampliar medidas ya existentes a favor de la inserción profesional de jóvenes poco cualificados, con un alto costo para las arcas públicas.

La voz de la calle

Envalentonados por el éxito obtenido y por la oposición, muchos jóvenes mantienen la presión en una nueva jornada de acción estudiantil. Aunque ya bastante menguada, la "voz de la calle" exige retirar toda o buena parte de la ley de igualdad de oportunidades, que prevé la formación profesional desde los 14 años o el trabajo nocturno de los adolescentes. Quieren también la revocación del Contrato de Nuevo empleo (CNE), considerado como el hermano mayor del sepultado CPE. El CNE, también implantado por De Villepin en agosto del 2005, está destinado a trabajadores de cualquier edad en empresas de menos de 20 empleados y permite el despido intempestivo durante los dos primeros años.

El fin de un hombre de principios

Aunque De Villepin seguía hoy a caballo de sus principios y su determinación para adaptar y modernizar el modelo social francés, analistas consideran improbable que en el último año se lleven a cabo reformas de importancia. Chirac y De Villepin han salido muy mal parados y sus récords de impopularidad lo prueban. Esto representa un gran logro para Sarkozy, que se ha librado de su rival potencial para las presidenciales. La muerte del controvertido CPE, comenta el Süddeutsche Zeitung, si bien representa "el fin de una crisis, también significa el fin de una carrera".