Unas 50 iglesias y monasterios se alzan en la ciudad de los tres ríos. El obispado de Passau se extendía en su día hasta la actual Hungría. Los edificios barrocos del casco antiguo son hoy testigos de una explosión cultural. En la callejuela "Höllgasse" conviven artesanos, pintores y galerías. Passau es un núcleo cultural y artístico. Entre los pioneros está el arquitecto y mecenas Egon Wörlen, quien en 1990 fundó el Museo de Arte Moderno en uno de los edificios históricos más hermosos de la ciudad. Cafeterías y restaurantes caracterizan la imagen del casco antiguo de Passau, y ofrecen platos tradicionales y dulces típicos, como por ejemplo los bombones "Goldhaube" del Café Simon, cuyo envoltorio dorado recuerda a los sombreros con los que las mujeres de Passau solían tocarse.