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De Lisboa a Berlín

1 de septiembre de 2011

El primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, estuvo en Berlín, dialogó con la canciller, Angela Merkel, y con miembros del Ejecutivo germano, e hizo declaraciones que sin duda agradaron a los oídos alemanes.

Der Ministerpraesident von Portugal, Pedro Passos Coelho, und Bundeskanzlerin Angela Merkel (CDU) unterhalten sich am Donnerstag (01.09.11) im Bundeskanzleramt in Berlin bei der Begruessung mit militaerischen Ehren. Coelho trifft vor der Weiterreise zur Libyen-Konferenz in Paris noch mit Bundespraesident Christian Wulff zusammen. (zu dapd-Text) Foto: Michael Gottschalk/dapd
Angela Merkel recibe a Passos Coelho en Berlín.Imagen: dapd
Asumió la jefatura del Gobierno en junio de 2011, durante uno de los peores momentos financieros de las últimas décadas para Portugal, y el que hacía hoy era uno de los viajes más destacados desde entonces: Pedro Passos Coelho se encontraba en el lugar –Berlín- y con la persona –la canciller alemana, Angela Merkel- donde y con quién se decide una parte importante del futuro económico de su país.
 
No a los “bonos europeos”
 
Passos Coelho pertenece al centroderechista Partido Social Demócrata portugués.Imagen: dapd
Después de Grecia e Irlanda, los lusos han sido los terceros en Europa en tener que solicitar la asistencia de sus socios para darle esquinazo a la bancarrota estatal. 78.000 millones de euros contenía el paquete de ayuda enviado a Lisboa por la UE y el FMI. La aprobación y la cuantía del rescate, y lo que se exige a cambio del mismo, dependió mucho de Alemania, sabe bien Passos Coelho -como todos los demás-, y de las decisiones tomadas en la que ya muchos llaman “la nueva entente germano-gala”: las reuniones entre Angela Merkel y el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
 
En la eurozona, entenderse con la canciller es, por lo tanto, fundamental. E inevitable. Una suerte que el primer ministro de Portugal encuentre con ella tantos puntos en común. En la visita que hacía este jueves (01.09.2011) a la capital germana, Passos Coelho rechazó la emisión de deuda conjunta para la zona euro, medida que reclaman algunos de sus colegas, aludiendo que “no es la solución a los actuales problemas”.
 
Tampoco Merkel cree en los “bonos europeos”. Si bien la mandataria alemana reconoce que con ellos los tipos que cada país paga por su deuda se unificarían (uno de los principales problemas de los Estados en aprietos es que su pérdida de credibilidad hace que la prima de riesgo se dispare y la deuda se encarezca), al mismo tiempo, volvió a repetir la democratacristiana, llevarían a que “ya no les quedase absolutamente ningún incentivo para mejorar la productividad”.
 
Sí a limitar el déficit
 
Angela Merkel aprovechó el encuentro con Passos Coelho para repetir algunas de sus premisas.Imagen: dapd
También para recordar uno de los principios por los que más lucha Merkel estos días aprovechó la canciller la cita con Passos Coelho: el que se fije un límite al déficit público en las constituciones del continente. Alemania ya lo hizo en 2009, y el pasado 16 de agosto en París, la mandataria acordó con Sarkozy que los galos harían lo propio y que juntos promoverían la iniciativa entre los socios.
 
“No veo ninguna razón por la cual Portugal no debería introducir tal cláusula en su Constitución”, declaró Passos Coelho en Berlín. Con toda seguridad, las palabras fueron del agrado de Merkel. Pero si el dirigente luso quiere una lista de motivos en contra de dicho paso, no tiene más que pedírsela a su vecino José Luís Rodríguez Zapatero.
 
El presidente del Gobierno español anunció que en el poco tiempo que queda antes de las elecciones anticipadas del próximo 20 de noviembre modificará la Carta Magna para establecer en el 0,4% del PIB el déficit máximo que puede asumir el Estado, y la lluvia de críticas ha sido tal que se ha acabado insinuando que la idea no es propia, sino que fue la contrapartida establecida a cambio de que el Banco Central Europeo aceptara a principios de agosto comprar deuda pública española y reducir con ello la presión que los mercados estaban ejerciendo sobre el país.
 
Pero la posibilidad de que le sople un viento en contra similar al que está viviendo su homólogo hispano no parece preocupar a Passos Coelho. El luso quiso transmitir confianza en tierra alemana y aseguró además que su país superará las dificultades presupuestarias y adoptará “medidas muy ambiciosas”. “Tenemos que abrir más nuestra economía”, dijo, lo que con toda probabilidad gustó igualmente a Merkel: las empresas germanas esperan para poder tomar parte en el proceso de privatizaciones que el país Atlántico va a poner en marcha. Los inversores, afirmó Passos Coelho, son bienvenidos.
 
Luna Bolívar/ dpa/ afpd
Editora: Claudia Herrera Pahl
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