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Peligro entre las ruinas de Mosul

8 de julio de 2018

Los expertos creen que llevará décadas limpiar la ciudad iraquí de explosivos. Pero un año después de la expulsión del Estado Islámico, cada vez más refugiados están regresando. Informa Sandra Petersmann desde Irak.

Irak Reportage "Mossul 1 Jahr nach der Befreiung" | Tigris-Ufer und zerstörte Altstadt
La orilla occidental del Tigris está completamente arrasada.Imagen: DW/S. Petersmann

El canto de los pájaros parece fuera de lugar en este paisaje irreal, hecho y deshecho por el hombre, de casas destripadas y cráteres de obuses. De los escombros emergen autos oxidados y aplastados,  reducidos a amasijos de chatarra durante los bombardeos de la batalla final, hace un año. La ligera brisa que sopla en el casco antiguo de Mosul en este caluroso día de verano solo intensifica el hedor de la descomposición, difícil de soportar.

Todavía no está claro cuántas personas murieron aquí durante la lucha por liberar la ciudad del gobierno del llamado Estado Islámico. Las estimaciones actuales oscilan entre las diez mil y las cuarenta mil víctimas. Todavía se están recuperando cuerpos de los escombros.

Silbido de las balas

Zahra Abdul Qader, una madre de 25 años con cuatro hijos, sufrió la ocupación del EI en el viejo Mosul casi hasta el último día de batalla. Ella recuerda el hambre constante, los implacables bombardeos estadounidenses, las luchas casa por casa y las balas de los francotiradores que atravesaban las paredes.

No fue hasta que el ejército iraquí conquistó la calle de Zahra y su familia que se atrevieron a cruzar el río Tigris, en busca de seguridad, hacia la parte oriental de la ciudad, que ya estaba liberada. A este lado, en algunos barrios parece como si no hubiera habido una guerra. Ahora, sin embargo, se quedaron sin dinero y tuvieron que volver a las ruinas apocalípticas de la parte occidental bombardeada. Les sobran dos habitaciones desvencijadas con las que ganarse la vida.

El marido de Zarah, Ahmed, trabaja como vendedor de verduras y sale con una carretilla todas las mañanas. Algunos puestos y mercados improvisados ​​vuelven a vender en la parte vieja. Mientras tanto, Zahra se queda en casa y no pierde de vista a sus cuatro hijos.

Zahra con uno de sus hijos.Imagen: DW/S. Petersmann

"Los sigo a todas partes, nunca los dejo solos en la calle… estoy muy preocupada por ellos", dice. Hace poco encontraron un cohete de mortero sin explotar en una casa cercana. "Espero que todo vuelva a ser igual, que las casas y mezquitas sean reconstruidas", dice Zahra. "Solo quiero una vida normal en paz y tranquilidad".

Producción industrial de explosivos caseros

Cuando Abu Bakr al-Bagdadi, líder de Estado Islámico, proclamo aquí su califato, Mosul, la segunda ciudad iraquí, tenía dos millones de habitantes. Hoy no queda una calle intacta dentro de la antigua ciudad amurallada. Y quedan por todos lados explosivos sin detonar.

Mark Warburton es gerente de operaciones de Optima, una empresa privada encargada de limpiar bombas, morteros, cohetes y trampas explosivas sin detonar en nombre del Programa de Acción contra las Minas de las Naciones Unidas (UNMAS). "Hemos encontrado aquí de todo, desde granadas de mano o bombas aire-tierra de 500 libras de peso hasta todo lo que Estado Islámico podía improvisar: granadas caseras y morteros o cohetes improvisados… todo", dice.

Operarios de la UNMAS buscan debajo de cada piedra posibles explosivos.Imagen: DW/S. Petersmann

Este antiguo soldado británico y experto en explosivos ha adquirido mucha experiencia en áreas de guerra y crisis de todo el mundo. Pero lo que encuentra en el casco antiguo de Mosul le sorprende. "Los dispositivos explosivos improvisados ​​están muy bien construidos, como en otras regiones en conflicto, pero aquí fueron producidos a una escala industrial fenomenal", dice. "No fueron solo unas pocas personas quienes los construyeron aquí y allá. Esta ha sido una industria real, para construirlos a esta escala y en estas cantidades".

Cinturones explosivos

Entre principios de diciembre de 2017 y finales de mayo de 2018, Mark Warburton y sus hombres desactivaron alrededor de 33.500 explosivos en 790 operaciones en el casco antiguo de Mosul, incluidos 610 cinturones explosivos. "Unos trescientos de esos cinturones tuvimos que retirarlos primero de cadáveres de combatientes", cuenta Mark. "No es una tarea agradable, pero los cuerpos deben ser retirados y hay que hacerlo de la manera más segura posible también todos".

Caminando junto a la muralla, dejamos atrás diez bolsas blancas con cadáveres. Poco más adelante, encontramos un cinturón explosivo sobre un montón de escombros. "Pasé por aquí esta mañana y no estaba y nos dieron ocho granadas caseras: ese es el peligro al que se enfrenta la gente… encuentran cosas y simplemente las dejan a un lado en la calle", explica.

En la parte vieja de Mosul no queda una calle intacta.Imagen: DW/S. Petersmann

Tentadores ositos de peluche

La ofensiva final para liberar la ciudad duró nueve meses, de octubre de 2016 a julio de 2017. Para muchos, fue la batalla urbana más dura desde la Segunda Guerra Mundial. "Llevará décadas y décadas limpiar Mosul de explosivos", dice Warburton. "Todavía hoy encontramos bombas de la Segunda Guerra Mundial en nuestros países", en referencia al Reino Unido y Alemania. Se calcula que hay ocho millones de toneladas de escombros. Y, entre ellos, bombas, cohetes, coches bomba, granadas, cinturones… hasta tentadores ositos de peluche llenos de explosivo.

Y trampas explosivas. Un mal paso puede ser suficiente. O alargar la mano para alcanzar una botella de agua encontrada. "Cualquier elemento atractivo que alguien pueda recoger puede conectar el circuito e iniciar el dispositivo", dice Mark Warburton.

Un cartel alerta del peligro de que cualquier objeto pueda ser una trampa explosiva.Imagen: DW/S. Petersmann

Décadas peligrosas

Pero en el viejo Mosul solo operan cuatro equipos de limpieza de explosivos actualmente para UNMAS. Los 60 hombres trabajan bajo protección armada para evitar posibles ataques de células durmientes de Estado Islámico. Su objetivo es mitigar las amenazas explosivas para que la infraestructura pueda restaurarse, un ciclo potencialmente peligroso.

"(Estamos limpiando) escuelas, centros de salud, plantas de tratamiento de agua, estaciones de electricidad, para que las autoridades puedan atender las necesidades inmediatas… y eso anime a la gente a volver", explica Mark. Los retornados como Zahra y su familia no tienen adónde ir. "Me alegra que la guerra haya terminado, es mucho más seguro aquí ahora, pero estas ruinas vacías también nos asustan… y luego están los cadáveres entre los escombros", dice Zahra.

Los voluntarios rescatan libros de la Biblioteca de Mosul

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En total, se calcula que más de un millón de personas huyeron de Mosul, incluidas setecientas mil de la parte occidental de la ciudad. Pero UNMAS no es responsable de limpiar las ruinas de las casas particulares. No tiene capacidad. Hay demasiados conflictos en todo el mundo y los recursos son escasos. "UNMAS Irak es una especie de autoridad en esto ahora. Lo que aprendamos aquí también nos ayudará en otras misiones, por ejemplo en Siria", dice el gerente de operaciones Mark Warburton con total naturalidad, antes de irse para desactivar el cinturón de explosivos.

Autora: Sandra Petersmann (LGC/FEW)

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