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Pena capital: más muertes en menos países

27 de marzo de 2012

Amnistía Internacional presentó informe sobre aplicación de la pena capital en el mundo durante el año 2011. “Hay pequeños avances que conducen hacia la plena abolición de la pena de muerte”, dijo su secretario general.

Imagen: MEHR

Más de 18.000 personas fueron condenadas a muerte y al menos 676 fueron ejecutadas en el mundo en 2011, informó la organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI) este martes (27.3.2012). Al presentar en Londres su informe periódico sobre la aplicación de la pena capital, sus voceros hicieron énfasis en que, aunque se ejecutó a 149 personas más que en 2010, la cifra de países que autorizaron ajusticiamientos el año pasado es más de un tercio menor que la de los que lo hicieron hace una década.

En 2011, sólo veinte de los 198 países que integran la comunidad internacional aplicaron la pena de muerte; en 2002 lo hicieron 31 naciones. 58 siguen aferrándose a la pena capital como castigo ejemplar para el adulterio, la sodomía, la apostasía (Irán), la blasfemia (Pakistán), la “brujería” (Arabia Saudita), el tráfico de huesos humanos (República del Congo) y otros delitos, incluidos los relacionados con el comercio o el consumo de drogas. 140 países son descritos como abolicionistas, de facto o por haber borrado la pena de muerte de sus leyes.

El alarmante aumento en el número de ejecuciones llevadas a cabo el año pasado fue atribuido por AI al acelerado ritmo con que los órganos judiciales de Arabia Saudita, Irán e Irak aprobaron esas medidas. En el Medio Oriente, la cantidad de ejecuciones confirmadas creció en casi un 50 por ciento, comparada con la de 2010. La mayoría de las ejecuciones se efectuaron en China, Arabia Saudita, Corea del Norte, Estados Unidos, Irak, Irán, Somalia y Yemen. En 2011 se registraron conmutaciones o indultos de condenas a muerte en 33 países, catorce más que en 2010.

No hubo ejecuciones en Latinoamérica y el Caribe

Pese a que AI desconoce el alcance real de la aplicación de la pena de muerte por parte del Gobierno de Pekín –sus estadísticas oficiales son consideradas secreto de Estado–, se estima que más personas fueron ejecutadas en China que en el resto de los países en donde la pena capital sigue vigente, tomados como conjunto. Sin embargo, trece delitos de índole económica dejaron de ser castigados con la pena capital en China. “Esos son pequeños avances que conducen hacia la plena abolición de la pena de muerte”, dijo el secretario general de AI, Salil Shetty.

Se estima que más personas fueron ejecutadas en China que en el resto de los países, tomados como conjunto.Imagen: dapd

Pero, ¿y qué hay del continente americano y el Caribe? “En el Caribe no se registraron ejecuciones. Sólo tres países antillanos – Guyana, Santa Lucía y Trinidad y Tobago– impusieron penas de muerte, pero ninguno de ellos las aplicó. El único lugar del continente en donde se consumaron ejecuciones fue en Estados Unidos: 43 en total en trece de los 34 estados que lo conforman y que conservan la pena de muerte. Esa es una disminución de un tercio con respecto a 2001”, comentó Javier Zúñiga, asesor especial de AI, en entrevista con Deutsche Welle.

“Aunque Cuba mantiene la pena de muerte en su legislación, no se efectuaron ejecuciones en la isla”, acotó Zúñiga, desestimando que la instrumentalización política del debate en torno a la necesidad de la pena capital pueda conducir a su reinstauración en algunos países de América Latina, sobre todo en aquellos donde la democracia directa facilita la aprobación de ciertas medidas gubernamentales por voto popular. “Muchos olvidan que la Convención Americana de Derechos Humanos prohíbe reintroducir la pena de muerte una vez que se ha abolido”, señala este portavoz de AI.

Tendencia a la abolición

Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.Imagen: dapd

“Para poder llevar adelante las ejecuciones, el Gobierno de Trinidad y Tobago se deslindó de la Convención Americana de Derechos Humanos y amenazó con abandonar la Corte de Apelaciones del Caribe, la estructura legal de la que formó parte durante mucho tiempo. Pero, aún así, ese país no ha reestablecido la pena de muerte. En una visita que hicimos a Trinidad y Tobago a finales del año pasado, nos percatamos de que al lugar donde debían realizarse las ejecuciones se le ha dado otro uso”, cuenta Zúñiga.

Consultado sobre los factores que pueden estar reforzando la tendencia a la abolición de la pena de muerte a escala internacional, el experto hizo alusión a la desconfianza que existe en muchos países de cara al funcionamiento y la imparcialidad de la Justicia local. “Por otro lado, el mismo hecho de que más y más países eliminen la pena capital de sus legislaciones genera presión sobre los que no lo han hecho; éstos últimos tienen la impresión de quedarse rezagados”, dijo Zúñiga.

“Y la Unión Europea, que ha asumido una posición clara en contra de la pena de muerte, también contribuye a que los países que la rodean, aspirando o no a unirse a sus filas, consideren su abolición”, acotó el vocero de AI. En este sentido, la mirada de la comunidad internacional está puesta sobre Bielorrusia, en donde dos hombres fueron ejecutados el año pasado. Aparte de Estados Unidos, la ex república soviética es el único miembro de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que llevó a cabo ejecuciones en 2011.

Si Estados Unidos diera el ejemplo...

En Estados Unidos se dictaron 78 nuevas condenas a muerte el año pasado, pero ese número constituye una disminución drástica con respecto a las registradas hace un decenio. Además, Illinois se convirtió en el décimo sexto estado de la Unión en abolir la pena capital y Oregón anunció una moratoria de las ejecuciones. Considerando que las tendencias políticas en este país suelen tener notorias resonancias en el resto del mundo, ¿cabe contar con que la abolición de la pena de muerte en todos sus estados desataría una suerte de efecto dominó?

“Con toda seguridad”, dijo Zúñiga, secundando el optimismo del secretario general de Amnistía Internacional cuando dice: “podemos ver un progreso gradual, incluso en el reducido número de países que ejecutaron a personas en 2011. Nada ocurre de la noche a la mañana, pero estamos decididos a que llegue el día en que la pena de muerte pase a la historia”. Así lo expresó Salil Shetty este 27 de marzo. Zúñiga ve la situación más bien como una lucha que nunca termina: “Hay buenas noticias a escala global. Pero no hay que bajar la guardia porque la pena capital siempre está esperando a que alguien la defienda y le dé una nueva oportunidad”.

Autor: Evan Romero-Castillo
Editor: Enrique López

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