Pence: “Éxodo de ilegales de Centroamérica debe terminar”
29 de junio de 2018
El vicepresidente de Estados Unidos se reunió con los jefes de Estado de Guatemala, El Salvador y Honduras.
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Luego de reunirse en la capital de Guatemala con el presidente anfitrión, además de los mandatarios de Honduras y El Salvador, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, dijo este jueves (28.06.2018) que la oleada de inmigrantes que pone presión sobre la frontera sur estadounidense supone una amenaza a la seguridad de ese país y que, por lo tanto, debe terminar.
"El presidente Donald Trump me envió aquí porque los Estados Unidos enfrenta otra crisis migratoria", dijo Pence a la prensa. "Les dije con gran respeto a los presidentes que esto tiene que terminarse. Esto amenaza la seguridad de los Estados Unidos y también como nosotros respetamos sus soberanías, sus fronteras, nosotros insistimos que ustedes respeten la nuestra", proclamó el vicepresidente.
En una declaración conjunta junto a los presidentes de Guatemala, Jimmy Morales; Honduras, Juan Orlando Hernández y El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, Pence añadió que "lamentablemente, tengo que decir que la mayoría de los migrantes ilegales proviene de sus países”. Añadió que este año los números son "enormes", dejando hasta la fecha más de 150.000 personas que han hecho este viaje "tan peligroso" de forma "ilegal".
Monstruo de varias cabezas
Los mandatarios centroamericanos reconocieron la necesidad de contribuir con la postura de Estados Unidos mediante el fortalecimiento de sus instituciones de seguridad para combatir a las organizaciones criminales que se dedican al tráfico ilegal de personas. También anunciaron que redoblarán los esfuerzos por implementar mayores controles fronterizos.
Entre las sugerencias que se abordaron en este encuentro, del que se han conocido pocos detalles, el vicepresidente estadounidense resaltó la necesidad de hacer campañas para informar de los peligros y de la dureza del viaje, a la vez que pidió renovar la lucha contra la corrupción, los grupos delictivos y las pandillas. Pence, que aseguró que seguirán recibiendo con los brazos abiertos a todo aquel que entre de forma legal a Estados Unidos, recordó además la necesidad de crear prosperidad y desarrollo en la región para evitar la migración irregular.
En tanto, Sánchez Cerén dijo que solicitó el respeto de los derechos de los migrantes, mientras que Hernández señaló que el problema representa un "monstruo de varias cabezas y varias caras" al vincular el tema de las migraciones con el narcotráfico, el tráfico de seres humanos, todo lo cual demanda "atacarlo de raíz, con una estrategia regional".
DZC (EFE, dpa)
Refugiados hondureños arriesgan sus vidas para llegar a EE.UU.
Los refugiados de Centroamérica intentan llamar la atención sobre los abusos y ataques que sufren cuando intentan llegar a Estados Unidos. Sanne Derks los documentó en un albergue en Apizaco, México.
Imagen: Getty Images/D. McNew
En movimiento
La mayoría de los inmigrantes centroamericanos viajan en el techo de los trenes de mercancías. Los oficiales de migración controlan con más frecuencia los buses. Cruzar la frontera americana es un reto. En caso de que no puedan permitirse un "coyote", un traficante de personas, muchos transportan drogas para pagarse el trayecto hasta la frontera, controlada por los carteles del narcotráfico.
Imagen: DW/S. Derks
Jugándose la vida
Un tren en marcha puede ser peligroso. Alex García, granjero de profesión, perdió una pierna al tratar de bajarse de un tren en movimiento. Se está recuperando en un centro de acogida de refugiados y no sabe qué será de su vida después de haberse curado.
Imagen: DW/S. Derks
No llamar mucho la atención
Según Miguel Ángel (en la imagen), el peor riesgo en el camino es ser secuestrado por una banda de crimen organizado como, por ejemplo, los Zetas. La mayoría de los inmigrantes no tienen celulares o un portátil en caso de que sean atrapadados o extorsionados.
Imagen: DW/S. Derks
Un alivio tras el arriesgado viaje
Los inmigrantes tratan de encontrar cobijo a lo largo de la ruta en uno de los 52 albergues o centros de acogida en México. En Apizaco, pueden descansar 24 horas a excepción de cuando han resultado heridos o han sufrido accidentes. Los cuatro hombres de la imagen tienen permiso para quedarse por más tiempo, porque recibieron disparos o fueron heridos durante el viaje.
Imagen: DW/S. Derks
Esperando horas y horas
A veces, los inmigrantes tienen que esperar días para tomar el próximo tren. Delmín Flores (centro) y sus primos, Alejandro Deras y Luis Deras, están sentados al sol durante horas en frente del albergue. Se vieron obligados a abandonar la región cafetera en Honduras tras el desplome de los precios del café. De noche, corren el riesgo de ser atacados o asesinados por los traficantes de órganos.
Imagen: DW/S. Derks
Trepando para encontrar la seguridad
Muy pocos niños o mujeres realizan el viaje en tren. El riesgo de caer en mano de traficantes o ser violados es muy alto. Esta mujer y su hijo realizan el viaje acompañados de su marido, quien ha intentado cruzar la frontera más de 17 veces.
Imagen: DW/S. Derks
Heridas de balas
Herdín Varga cuenta cómo fue disparado por un guardia sobre el tren. Las balas lo hirieron en el brazo y en la garganta. Si la bala hubiera entrado un centímentro más a la derecha, hoy estaría muerto. Recibió el permiso de recuperarse en el albergue y seguir el viaje temporalmente por México en autobús
Imagen: DW/S. Derks
Rezando y pidiendo seguridad
El albergue fue fundado y financiado por el cura católico Ramiro Sánchez en 2010. Luego se convirtió en una organización civil, independiente del gobierno. Antes de que se sirva la comida, los refugiados rezan juntos. Muchos son creyentes y piensan que Dios los protegerá durante su viaje.
Imagen: DW/S. Derks
Fuera del albergue
Si han dejado el albergue, los inmigrantes no pueden volver a pasar la noche en él. Esta regla se aplicó para proteger la seguridad de los empleados, quienes temen que los inmigrantes puedan haber estado en contacto con los traficantes de órganos.
"El albergue es para la ayuda humanitaria, no para que la gente haga negocios", dijo Sergio Luna, empleado del albergue, a DW.
Imagen: DW/S. Derks
Todo en vano
Este grupo de inimigrantes abordó el único tren que pasó ese día, pero paró inmediatamente después de haber dejado la estación de trenes. Se vieron obligados a recorrer el camino de vuelta hacia el albergue y esperar a tener más suerte la próxima vez.
Imagen: DW/S. Derks
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