Apoyadas en parte con fondos de desarrollo europeos, comunidades regionales, que incluyen tanto productores como chefs, desde México hasta Kenia , velan por la variedad biológica, cultural y gastronómica.
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La base es el compromiso con una alimentación buena, limpia y justa. "En la Chefs Alliance, por ejemplo, se comprometen a respetar ciertas reglas, como comprar de productores locales. Luego cada país define sus criterios: aquí en Bélgica, no usan sodas industriales, emplean quesos de leche cruda y promueven las cervezas regionales ", explica a DW Marta Messa, directora de la oficina de Bruselas de Slow Food. En el marco de la Semana Bio (junio 4-12), la organización presenta resultados.
Desde hace siete años, la Comisión Europea financia sus proyectos. Se trata de una red internacional de comunidades de pequeños agricultores, en 160 países, que ponen el acento en la calidad y no en la cantidad de su producción, evitan la extinción de ciertas especies y conservan tradiciones culturales. Cuenta en este momento con 100.000 miembros.
El presidente de esta organización, Carlo Petrini, acaba de ser nombrado por la FAO (Food and Agricultural Organisation) embajador especial para la campaña "Hambre Cero hasta el 2030".
En cada país, Slow Food va identificando alimentos amenazados por el monocultivo y la agricultura industrial. 476 hay en este momento en la lista; estos "baluartes" de la biodiversidad atañen en este momento a 13.000 productores.
Por otro lado, en su catálogo el "Arca del Gusto" se identifica y promueve 1.340 alimentos de calidad –agricultural y gastrómica- que se enfrentan a la amenaza del olvido y la desaparición.
"Trabajamos con comunidades productoras de café en Guatemala y en México estamos tratando de salvar variedades tradicionales de maíz", explica por su parte a DW John Kariuki, vicepresidente de Slow Food International. También en México promueven la vainilla de especial calidad que se produce en la comunidad de Chinantla y el cacao de Chontalpa.
"Aunque trabajamos a diferentes niveles, nuestro trabajo empieza en la base: con el agricultor, con la comunidad", añade. Actualmente existen 2434 huertos comunales en 35 países.
"En un momento en que, en el África, el 90% de las semillas se encuentran en manos de multinacionales, se trata también de apoyar que las comunidades reproduzcan sus propias semillas tradicionales", explica Kariuki.
¿Contra corriente?
Nadar contra corriente no es fácil. A criterios como conservar la variedad de las especies y los bienes culturales se enfrentan otros como el aumento de la productividad, las exigencias y los precios del mercado internacional. "Para compensar esa eventual pérdida en cuanto a la cantidad de producción, intentamos acortar la brecha entre el productor y el consumidor", explica Kairuki.
Para ello, organizan a las comunidades para acceder mejor a mercados locales como para suministrar directamente a hoteles y restaurantes. Cada región pone su acento: en Brasil hay comunidades que quieren distinguirse por su producción libre de transgénicos o por el uso de métodos artesanales de pesca. En Chile hay comunidades que cuidan de variedades de papas nativas o de una especie de gallinas que pone huevos azules.
Por último, parte de esta red, apoyada en parte por fondos de la cooperación europea, son los cocineros: la Chef Alliance. Sus miembros creen firmemente que promoviendo el cangrejo negro de Providencia en Colombia, la más antigua variedad de cacao Nacional de Napo en Ecuador o la pera Malade de Hervé en Bélgica apoyan al pequeño productor, aportan a la conservación de bienes culturales y salvan su región de la falta de diversidad.
Semana del Chocolate en Bruselas
Del fruto al bombón: en cualquier estado imaginable se encuentra esta semana el chocolate en Bruselas. De lo más renombrado a lo más innovador, de lo más glamouroso a lo más sencillo.
Imagen: DW/M. Banchon
Para enamorados
Una semana dedicada al chocolate en Bruselas. Del 7 al 16 de febrero. Grandes marcas y pequeños productores, museos abren sus puertas y sus talleres al público enamorado del chocolate. El día de San Valentín, casualmente, cae en esta semana.
Imagen: DW/M. Banchon
Gran placer, gran mercado
Bélgica es el segundo mayor consumidor de chocolate del mundo, detrás de Suiza. 10 kilos de chocolate por persona y año. Está entre los cinco primeros productores mundiales. El número de empresas belgas que se dedican a la producción del chocolate asciende a 450; el ramo da trabajo a 7.500 personas.
Imagen: DW/M. Banchon
Gran dama del chocolate
Una Lady Godiva de chocolate da la bienvenida a la entrada de una de las marcas emblemáticas del país centroeuropeo. El chocolatier belga Joseph Draps fundó en 1926 la empresa, cerca de la Grande Place. En 1958 abrió su primera tienda en París y en 1966 la primera en Philadelphia. El mercado norteamericano es actualmente el más importante para esta empresa, ahora en manos de una holding turca.
Imagen: DW/M. Banchon
Uno de los más famosos
De lo más prestigiado son también las pralinés de Pierre Marcolini. Este chocolatier belga, de madre italiana, abrió su primer taller en 1994. En 2007, Nestlé compró una parte de su empresa y en 2012 volvió enteramente a la sociedad belga. Produce 150 toneladas de chocolate al año.
Imagen: DW/M. Banchon
Cerveza y cacao
El encuentro con el mundo del cacao y el chocolate rebasa el bombón. A la capital belga acude artistas del cacao, investigadores de combinaciones y aromas. Aquí, Xiquipilli. Esta pequeña empresa francesa se ha especializado en licores y cervezas de cacao. También en combinación con diversas clases de té y hierbas.
Imagen: DW/M. Banchon
Licores y chocolate
Cacao de lo mejor para un licor premiado. Desde Alemania llegó a presentarse al Salon du Chocolat: una mezcla de suave grappa con tonos de vainilla y chocolate blanco. Su productor opina que vale la pena cometer un pecado por esta rara combinación.
Imagen: DW/M. Banchon
Colorido inicio
La señal de partida de esta sabroso semana la dio la inauguración del Salon du Chocolat, el primero que tiene lugar en Bélgica. Con anterioridad se ha celebrado en París, Londres, Nueva York, Tokio y Salvador de Bahía.
Imagen: DW/M. Banchon
Patisserie al por mayor
Cientos de chefs patissiers se dan cita en Buselas: para las combinaciones y los rellenos de los bombones y pralinés, la imaginación no tiene límites.
Imagen: DW/M. Banchon
El origen de todo
La sencillez lejos del glamour: no están en mayoría, pero los hay. Los que van al fundamento del sabor y buscan mantener los aromas originales de las tierras de procedencia del cacao. Bruselas alberga esta semana, también, numerosos talleres de experimentación.
Imagen: DW/M. Banchon
Chocolat á la mode
La moda, el chocolate y el glamour se conjugan en unos diseños, en parte efímeros, que fueron presentados por estrellas de la televisión en los cuatro días que duró el Salón.
Imagen: DW/M. Banchon
Pasaporte al país del chocolate
Por seis euros se puede adquirir el pasaporte del chocolate que lleva al visitante a través de tiendas, talleres, demostraciones. Le abre la puerta también a exposiciones que muestran la historia del chocolate y que incluye, por ejemplo, la receta predilecta del Luis XV.
Imagen: DW/M. Banchon
En el pulso
Placer, innovación, mercado, industria, arte: en Bruselas están emplazadas numerosas empresas chocolateras que hacen de ella un paso obligado cuando de pasión chocolatera se trata.