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Perú, ante un camino empedrado de contradicciones políticas

3 de noviembre de 2021

En el rompecabezas político que plantea el Gobierno de Castillo en Perú, aún faltan piezas. Está por verse si un voto de confianza al gabinete liderado por Mirtha Vásquez podría allanar el camino hacia la estabilidad.

Mirtha Vásquez, primera ministra (jefa de Gabinete) de Perú.
Mirtha Vásquez, primera ministra (jefa de Gabinete) de Perú.Imagen: Juan Carlos Guzmán/PRESIDENCIA DEL PERU/AFP

El escenario político de Perú sigue en pleno movimiento, luego de que el presidente, Pedro Castillo, asumiera el cargo el 28 de julio de 2021. El segundo Gabinete ministerial, encabezado por la primera ministra, Mirtha Vásquez, espera que el pleno del Congreso peruano le de su voto de confianza este 4 de noviembre. La abogada Vásquez, que formó parte de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, reemplaza a Guido Bellido, investigado por lavado de dinero.

Según la Constitución peruana, el presidente de la República tiene facultades para disolver el Congreso unicameral si este ha negado el voto de confianza a dos gabinetes o consejos de ministros, lo que implica una convocatoria a nuevas elecciones. Ese mecanismo se aplicó cuando el expresidente Martín Vizcarra cerró el Parlamento en 2019.

Sin embargo, el actual Congreso, de mayoría opositora, aprobó el 19 de octubre pasado una ley que limita las facultades del presidente de presentar una cuestión de confianza. De entrar en vigor, el Ejecutivo solo podría hacerlo sobre materias de su competencia, y no sobre cualquier tema, como era el caso hasta ahora. Así, el Congreso intenta evitar que se repita, por esta vía, la disolución del Parlamento.

El 22 de octubre, el Gobierno de Castillo presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional, para anular esta ley y conseguir que no entre en vigor. A pesar de esa demanda, el voto de confianza del segundo gabinete sigue siendo clave, ya que, si se le negara, Perú podría caer nuevamente en un período de incertidumbre política.

Cambios en la narrativa 

Entretanto, Pedro Castillo, respaldado por el partido Perú Libre, que lidera Vladimir Cerrón, ha suavizado algunos de sus anuncios iniciales. Ciertas propuestas suyas perdieron el carácter combativo que tenían al arrancar su campaña electoral contra la derechista Keiko Fujimori.

Por ejemplo, el Gobierno de Castillo anunció, en un principio, que quería nacionalizar el yacimiento de gas Camisea, en la región sureña de Cusco, lo que causó gran polémica. Más tarde, el presidente trató de apaciguar los ánimos diciendo que su Gobierno respetará "la libertad de empresa".

Asimismo aseguró, hace días, que otra de sus metas es apuntalar el crecimiento económico y generar más empleo, dándole importancia a la inversión privada. Al mismo tiempo, aspira a "un cambio" hacia una mayor redistribución de la riqueza y más sostenibilidad ambiental.

El anuncio de una "segunda reforma agraria" también ha perdido virulencia, ya que Castillo explicó en octubre que eso "no implica la expropiación de tierras", sino darle "valor agregado a la producción agrícola".

¿Señales contradictorias o vientos de verdadero cambio en Perú?

"Castillo es una persona que todavía hace falta conocer. Al menos, la imagen que transmite a nivel político es la de una persona dubitativa, contradictoria", dice a DW Fernando Tuesta, profesor de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Perú, desde Lima. "En Perú no hay un alto grado de institucionalización, hay un altísimo grado de informalidad en la política, por lo cual se produce un gran fraccionamiento de la representación", explica.

"A Castillo no se lo puede acusar de corrupción. Por lo que parece, es una persona honesta y sencilla. Su liderazgo tiene más que ver con aspectos identitarios", es decir, con ser de la clase trabajadora y con su profesión de maestro rural, subraya Tuesta. Pero, observa el politólogo, "el cargo de presidente exige decisiones y toma clara de posiciones, que es lo que le falta hacer a Castillo".

Pedro Castillo, presidente de Perú.Imagen: Angela Ponce/REUTERS

El escándalo del ministro del Interior Barranzuela

El gabinete que preside ahora Mirtha Vásquez se ha visto recientemente envuelto en un escándalo. El ministro del Interior, Luis Barranzuela —cercano a Vladimir Cerrón y al ala más extrema del partido Perú Libre— se vio obligado a renunciar, cuestionado por festejar Halloween en su casa, el 31 de octubre, pese a las prohibiciones vigentes en la pandemia. Este es otro hecho que podría poner en peligro el venidero voto de confianza.

"No me cabe duda de que el Congreso le dará el voto de confianza a Vásquez", prevé Fernando Tuesta. "Es una suerte de voto de investidura, porque al Gobierno le quedan 57 meses de mandato", agrega. Sobre la renuncia de Barranzuela, el experto peruano piensa que "nunca debió ser ministro del Interior", ya que, como abogado directo de Vladimir Cerrón, había "un claro conflicto de intereses, y él no estaba preparado para el cargo". Sin embargo, Pedro Castillo no se pronunció, aceptando la renuncia, hasta el día de ayer.

Las Fuerzas Armadas, en las calles de Perú

La huelga minera es otro de los episodios más polémicos de este Gobierno de Castillo, cuya primera ministra, de izquierda moderada, propone un "renovado pacto constitucional", para lograr más igualdad social y continuar combatiendo la corrupción.

Algunos manifestantes bloquearon el acceso a las instalaciones de la transnacional Antamina, la mayor minera activa en Perú, que extrae cobre, plata y zinc en la región de Ancash, y cuya paralización resultaría en pérdidas diarias de hasta 14 millones de dólares, según dijo su presidente, Víctor Gobitz, al periódico El Comercio. El Gobierno peruano sigue "trabajando por la paz social", reaccionó en Twitter Mirtha Vásquez, este miércoles 3 de noviembre de 2021.

Pero la resolución de Pedro Castillo de autorizar la intervención de las Fuerzas Armadas, en apoyo a la Policía Nacional del Perú está ahora   en la mira de organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW) . Ambas han expresado su preocupación por la decisión del Gobierno peruano de desplegar militares en las calles para combatir la delincuencia en Lima y Callao. "Esta medida se toma ante las protestas, sobre todo, del sector extractivista minero y petrolero", aclara a DW el politólogo Tuesta.

"La idea de que las Fuerzas Armadas apoyen o intervengan en la seguridad ciudadana estaba recorriendo en los últimos años diversos sectores. Lo curioso es que lo proponían los actores más duros de la derecha. Sobre todo con un afán más represivo. Ese es el decreto que firmó justamente Barrenzuela", indica Tuesta.

Y detalla, además, en cuanto a las posturas de izquierda y de derecha en Perú, que el partido Perú Libre, cuya ideología es, según se autocaracteriza, el "socialismo del siglo XXI", es de una izquierda comunista "conservadora", con posturas incluso "misóginas y homófobas". 

En Perú se está radicalizando cada vez más la derecha, añade el experto. El partido Fuerza Popular, por ejemplo, al surgir grupos aún más a la derecha que este, "se ha radicalizado aún más, e incluso tiene lazos con el español Vox", advierte.

En vista de este panorama, el país está ante un rompecabezas político, que recién comienza a armarse y en el que faltan piezas decisivas. El sistema presidencialista peruano, "con incrustaciones de mecanismos parlamentarios", es un "sistema sui generis pero, a su vez, altamente peligroso, ya que produce un conflicto de poderes", afirma el politólogo.

¿Qué le espera a Perú en los próximos tiempos?

"Quizás el mayor reto del Gobierno de Castillo sea terminar su mandato", sentencia Fernando Tuesta, quien es tambien expresidente de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política de Perú. "Castillo tiene un camino empedrado por delante. Y mucho de eso, debido a él mismo", dice.

"A veces la oposición ya ni siquiera debe hacer nada, solo mira desde la tribuna la cantidad de errores que comete el Gobierno. Si las limitaciones de este Gobierno no se compensan con buenas designaciones de gabinete, todo puede fracasar", pronostica este analista peruano.

Y advierte: con 37 escaños de 130 en el Congreso, con una derecha que se radicaliza aún más, con un Gobierno improvisado, sin políticos preparados, "pueden llevar a Perú al colapso".

(rml)

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