Oficialmente, la misión de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) es refundar el Estado, reformando el ordenamiento jurídico del país. Este 30 de julio, a las 6:25 (hora venezolana), el “hombre fuerte” de Caracas, Nicolás Maduro, fue el primero en participar en el proceso. Maduro, impulsor de la Constituyente, pasó un mal rato al escanear su “carnet de la patria”: el sistema no lo reconoció.

Julio Borges, presidente del Parlamento, es sólo uno de los dirigentes políticos –antchavistas y chavistas– que se han opuesto al proceso constituyente promovido por Maduro, alegando, entre otras cosas, que la organización del mismo ha sido amañada para que el partido de Gobierno salga ganando, y que sus premisas atentan contra el voto universal, directo y secreto.

En muchas zonas de Venezuela, las calles estaban vacías, marcadas por las barricadas instaladas en días anteriores. Las imágenes de los locales de votación más concurridos fueron presentadas por los medios oficiales. El Gobierno suele quejarse de que la prensa independiente ignora sus eventos, pero, este 30 de julio, fue el Consejo Nacional Electoral el que limitó la cobertura a pie de urna.

Aunque las manifestaciones fueron prohibidas, la oposición salió a protestar contra unas elecciones que, a su juicio, amenazan la institucionalidad democrática. De ahí que los agentes de la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional Bolivariana hayan estado casi omnipresentes en las calles. Este 30 de julio hubo más muertos que en cualquier otro día de protesta desde el 1 de abril.

Cuando el oficialismo jura que la asistencia a las urnas ha sido masiva, la oposición responde: “No llegan ni siquiera al 7 por ciento del padrón electoral. Estamos hablando de menos de un millón de personas”. Lo mismo dijo la élite chavista sobre la consulta popular organizada por la oposición (16.7.2017) y en la que se supone que más de 7 millones se pronunciaron en contra de la Constituyente.

En algunos centros electorales la afluencia de votantes fue notoria. En esta elección se utiliza un sistema tecnológico peculiar: después de votar, las personas deben pasar su “carnet de la patria” por una máquina lectora para que ésta registre su participación en los comicios. Ese sistema ha sido denunciado como un mecanismo de coacción que atenta contra el carácter libre y secreto del voto.

El llamado de la oposición a boicotear la Constituyente hizo eco en muchos venezolanos, que en esta jornada se quedaron en sus casas o salieron a instalar barricadas, provocando enfrentamientos en Caracas y en zonas del interior de Venezuela. El acomodado barrio de Santa Fe fue uno de los puntos de choque; pero las protestas más serias ocurrieron en los estados andinos de Mérida y Táchira.

Antes del cierre de las urnas se registraron en Venezuela cerca de una decena de muertos, producto de los enfrentamientos entre opositores y agentes de las fuerzas de seguridad. Policías y militares han reprimido con lacrimógenas y perdigones. Uno de los sucesos más llamativos de la jornada fue la explosión de tres motos de la Policía Nacional Bolivariana que dejó a un agente herido.