Los habitantes de la Amazonía son víctimas de derrames de petróleo que afectan la salud, el sustento y la economía nacional. Mientras Petroperú habla de “atentados”, ONG dicen que derrames se deben a bajos estándares.
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Para Augusto Baertl Montori,presidente de Petroperú, la agencia estatal del petróleo en Perú, de los diez derrames registrados en 2016 en el Oleoducto Norperuano (ONP), incluido el de este 2 de octubre, "ocho han sido provocados deliberadamente por personas inescrupulosas que responden a intereses subalternos”, como afirma en su página oficial. Se estima que varios ríos del Amazonas han sido contaminados con más de tres mil barriles de crudo.
Según Baertl Montori, "hay intereses políticos y económicos detrás de estas acciones; utilizan a los nativos, utilizan a las comunidades para romper el oleoducto a propósito”. Petroperú empero, no precisa los presuntos derrames "provocados” ni menciona a nadie específicamente como autor.
La cierto es que las comunidades locales son las primeras afectadas por la contaminación con el crudo derramado, por lo que parece incongruente que sean ellas mismas las autoras del desastre ecológico en la Amazonía peruana. DW solicitó al presidente de Petroperú una "ampliación” de su acusación y una explicación de los motivos de los presuntos autores de la serie de contaminaciones, pero aún espera su respuesta.
La nueva emergencia ambiental fue confirmada por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), un agente estatal peruano, que "está realizando las acciones de supervisión para determinar responsabilidades e implementar el plan de contingencia junto a la comunidad nativa y Petroperú”.
Estado de emergencia en Lima, Petroperú y la Amazonía
El pasado 29 de octubre, el Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski declaró el estado de emergencia por 60 días en los distritos de Urarinas y Parinari, en Loreto. Estas zonas fueron afectadas por los más recientes derrames de petróleo en el Oleoducto Nor Peruano. Por su parte, los nativos se encuentran en huelga indefinida desde el 1° de septiembre por los impactos de la actividad petrolera.
Según la ONG Derecho de Ambiente y Recursos Naturales (DAR), el meollo del asunto no está en ninguna presunta acción violenta sino en el incumplimiento de los estándares de seguridad, o más exactamente "en un debilitamiento de los estándares ambientales y sociales desde 2003”, como dijo la presidenta de DAR, Vanessa Cueto, al canal peruano ATV+ de noticias.
Según Cueto, la causa fundamental de los derramamientos de petróleo del oleoducto de Petroperú radica en que "las normas ambientales del Perú en vez de prevenir la contaminación la están permitiendo”. Cueto dice además, que el Estado está fallando en vigilar a una de sus propias agencias estatales como es Petroperú.
En 2014 ya hubo varios derrames que vertieron unos dos mil barriles de petróleo a los ríos y quebradas del Amazonas. Y también aquí la población damnificada resultó siendo la acusada. La obsoleta infraestructura del oleoducto que saca petróleo de la selva amazónica peruana hasta la costa pacífica tiene más de 40 años, recuerda Vanessa Cueto.
Petroperú enfrenta además, numerosos y millonarios procesos administrativos, sanciones y multas que amenazan su solidez. Si es cierto que la operatividad del oleoducto es "un interés nacional", ¿no es hora de que el Ejecutivo en Lima tome cartas en el asunto para preservar la salud y sustento de los locales, su valiosa biodiversidad y una de las fuentes de regalías del Perú?
Indígenas amazónicos amenazados por la exploración petrolífera
La petrolera colombo-canadiense Pacific Rubiales explora tierras habitadas por los matsés y sus vecinos "no contactados" en Perú y Brasil. El proyecto amenaza la vida indígena, denuncia Survival International.
Imagen: Christopher Pillitz
El "pueblo del jaguar"
Cerca de 2.500 indígenas matsés (llamados “mayorunas” en Brasil) viven en la ribera del río Yaquerana, en la frontera entre Brasil y Perú. Junto con el pueblo indígena matis –al que los une un cercano parentesco, así como el modo en que decoran sus rostros evocando los bigotes y dientes de un gran felino– se les conoce como “el pueblo del jaguar”.
Imagen: Christopher Pillitz
Sin fronteras, con vecinos ''aislados''
Para los matsés, la frontera peruano-brasileña no existe: sus arroyos, planicies aluviales y selvas de arena blanca conforman un solo territorio ancestral. En él viven también pueblos indígenas en situación de “aislamiento voluntario”, tanto en Perú como Brasil.
Imagen: Rebecca Spooner/Survival International
Cazadores y recolectores
Son expertos en el uso de arcos y flechas para la caza de monos araña, pecaríes o puercos almizcleros de hocico blanco, tapires, monos lanudos y armadillos. Decoran las varillas de sus flechas de caña con hilo de algodón y un tipo de hierba dorada. En la estación seca, recolectan huevos de tortugas fluviales.
Imagen: Christopher Pillitz
''No comemos alimentos de la fábrica''
Los matsés cultivan además una amplia variedad de vegetales en sus huertos, entre ellos, alimentos esenciales en su dieta como plátanos y yuca. “No comemos alimentos de la fábrica (…), por eso necesitamos espacio para cultivar nuestra propia comida”, explica Antonina Duni, una mujer matsés, a los visitantes de Survival International.
Imagen: Rebecca Spooner/Survival International
Elíxir... de plátano
Las mujeres matsés se encargan de preparar el chapo, una bebida dulce de plátano. La fruta madura siempre está hirviendo en el hogar de los matsés. Luego, su masa se exprime a través de un colador hecho con hojas de palma. La bebida resultante se sirve caliente, junto al fuego. Muchos la beben mientras se mecen sobre una hamaca.
Imagen: Rebecca Spooner/Survival International
Pescadores precavidos
Para proteger sus tierras, evitan agotar el suelo y las poblaciones de animales y peces alternando los lugares donde cazan y pescan.
Imagen: Alison Wright
Fuerza de rana
Para provocar un sentimiento de claridad, visión y fuerza que puede durar varios días, los matsés se aplican veneno de rana antes de sus partidas de caza. Recogen el fluido de una rana verde conocida como "acate" frotando la piel del animal con un palo y se lo aplican luego a sí mismos en pequeños agujeros quemados en la piel.
Imagen: James Vybiral/Survival International
Energía de tabaco
Los hombres matsés soplan también tabaco, o polvo de “nënë”, por la nariz de otros hombres para darles mayor fuerza y energía.
Imagen: James Vybiral/Survival International
Contacto y enfrentamiento
Los matsés fueron contactados por primera vez en 1969 por un grupo misionero estadounidense, que llegó a la región tras enfrentamientos violentos entre los indígenas y colonos locales que pretendían construir una carretera a través de este territorio. Desde el primer contacto, muchos matsés han muerto por enfermedades como malaria, tuberculosis, desnutrición y hepatitis.
Imagen: Rebecca Spooner/Survival International
Amenaza para la supervivencia
Desde 2012, la petrolera canadiense Pacific Rubiales explora tierras habitadas por los matsés y sus vecinos no contactados. La construcción de cientos de líneas sísmicas y la excavación de pozos a través de 700 kilómetros cuadrados de selva amenazará las cabeceras de tres ríos esenciales para la supervivencia de los matsés y sus vecinos, denuncia la organización Survival International.