Decenas de personas permanecían en la principal plaza de Espinar, departamento de Cusco, para exigir la libertad de Mollohuanca, pero sin acciones de fuerza. Cerca, decenas de policías vigilan, ya sin la tensión de horas precedentes.

El alcalde, del partido de izquierda ecologista Tierra y Libertad (TyL), fue detenido en su despacho, al que llegó tras dos días de clandestinidad para dialogar con el presidente regional de Cusco, Jorge Acurio, en busca de salidas.

Los pobladores denuncian que la cuprífera Xstrata, con sede en Suiza, contamina ríos, lo que niegan la empresa y el gobierno central. Además, piden que la provincia, de unos 70.000 habitantes, tenga al menos 10 veces más de participación en ganancias.

La detención de Mollohuanca, economista de 50 años, fue aplaudida por quienes estiman que debe imperar el orden, pero rechazada por los que creen que el gobierno responde con represión. Contra el alcalde hay denuncias de la Fiscalía, que van desde mal uso de recursos para financiar protestas hasta supuesto porte de explosivos en su vehículo.

Detención: “una medida de la Fiscalía”

El presidente del Consejo de Ministros, Óscar Valdés, sobre quien llueven las críticas de quienes dicen que el gobierno es intolerante, aseguró que no tuvo que ver con la detención y que fue una medida de la Fiscalía. Pese a ello, de la propia bancada oficialista surgieron voces que exigen que el jefe del gabinete se vaya.

Valdés insistió en que el gobierno busca dialogar, e incluso dijo que está lista una misión para hacerlo, presidida por el ministro de Ambiente, Manuel Pulgar Vidal, aunque solo actuará con calma total.

Pero los pobladores de Espinar exigen la libertad de Mollohuanca y de otros 24 dirigentes detenidos como condición para conversar.

La detención del alcalde causó incidentes, pero menores. El estado de emergencia en que está la provincia desde el lunes les permite a las Fuerzas Armadas adoptar medidas como prohibir las reuniones públicas, lo que facilita la tarea.

¿Protestas también en otros lugares?

Los sucesos, similares a los que ya ocurrieron en el departamento norteño de Cajamarca y que amenazan con dispararse en otros puntos volvieron a dejar claro que el oficialismo carece de unión férrea.

Tres parlamentarios oficialistas por Cusco, Rubén Coa, Verónica Mendoza y Hernán de la Torre, exigieron la renuncia de Valdés, como ya lo había hecho su compañero Javier Diez Canseco. Al contrario, otros progubernamentales, encabezados por el portavoz d la bancada, Freddy Otálora, respaldaron al jefe de gabinete.

La defensa a Valdés también llega de congresistas de derechas, lo que demuestra, según expertos, los cambios de Ollanta Humala, quien llegó al poder con propuestas contestatarias, incluso en minería.

dpa
Editor: Pablo Kummetz