Perú y Chile esperan con ansias fallo de Corte de La Haya
16 de julio de 2013 En julio de 2004, es decir hace exactos nueve años, Perú planteó por medios diplomáticos a sus vecinos de Chile la necesidad de negociar y superar las “controversias jurídicas” relacionadas con la delimitación marítima entre ambos países. Las autoridades chilenas reaccionaron diciendo desconocer asuntos pendiente y negándose a negociar algo que, a sus ojos, no era negociable. Perú insistió durante años en diversos foros sudamericanos y por medio de su embajada en Santiago, sin suerte. Donde unos veían una diferencia limítrofe, los otros solo detectaban certeza jurídica sobre la base de tratados firmados.
“El 16 de enero del año 2008 presentamos la demanda contra Chile por la delimitación marítima, para cambiar una situación que afecta gravemente los derechos del país. Lo hicimos al considerar que todos los esfuerzos de trato directo y de diálogo habían sido infructuosos”, declaró el 1 de junio de 2013 el expresidente peruano Alan García, bajo cuyo mandato finalmente Lima recurrió ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya para que fuera ésta la que dirimiera el problema.
La defensa chilena comenzó bajo el gobierno de Michelle Bachelet y continuó con el actual mandatario, Sebastián Piñera. Fue precisamente su Gobierno el que presentó el documento de defensa, en julio de 2011. Se trataba de un libro de 300 páginas que cerró la fase de alegatos y dio paso a la parte oral, que comenzó en diciembre de 2012. “Estamos muy satisfechos con el trabajo realizado, que termina la fase escrita de este proceso. Asumimos el inicio de la etapa oral con serenidad y plena confianza en los argumentos de nuestro país”, dijo entonces el canciller chileno, Alfredo Moreno.
Un asunto técnico y complejo
El “Caso concerniente a la delimitación marítima entre la República del Perú y la República de Chile” lo que busca, finalmente, es aclarar a cuál de los dos países pertenece un área de aproximadamente 37.900 kilómetros cuadrados en el océano Pacífico. A juicio de Perú, la frontera marítima no está delimitada como sí lo está la terrestre, que quedó fijada en el Tratado de Lima de 1929. A juicio de Chile, la frontera marítima quedó claramente especificada en tratados firmados en 1952 y 1954 y en acuerdos suscritos en 1968 y 1969, que la contraparte considera meros acuerdos pesqueros.
Para explicarlo de forma sencilla, la frontera según Chile es una línea paralela desde su límite norte. Para Perú, ese límite se introduce en su mar y exige que una línea diagonal divida en dos el triángulo imaginario que se forma entre el paralelo y la línea diagonal. A eso se suma un pequeño sector de tierra de poco más de tres hectáreas, que es la zona donde nace el Hito 1 y se proyecta la frontera marítima entre ambos Estados.
En diciembre de 2012 comenzó la fase oral del proceso, en la que los equipos jurídicos de los dos países presentaron sus argumentos ante los jueces de la Corte Internacional. A diferencia de la fase escrita, en este proceso desaparece la obligatoriedad de reserva, por lo que el contenido puede hacerse público. Primero la parte peruana, encabezada por el agente Allan Wagner, presentaba el caso y luego la parte chilena, liderada por el agente Alberto van Klaveren, entregaba sus posiciones. También los jueces pueden hacer preguntas. La última presentación del país demandante se conoce como “réplica”, mientras que la última del país demandado se llama “dúplica”. Una vez terminada esta fase, solamente queda esperar el veredicto.
¿Un fallo politizado?
Inicialmente estaba previsto que la Corte fallara en julio de 2013, pero las complejas demandas de Australia a Japón por la caza de ballenas y de varios casos entre Nicaragua y Costa Rica postergaron la resolución de la controversia entre Perú y Chile hasta septiembre de 2013, un cambio de fecha que coincidirá con la campaña presidencial chilena, de cara a las elecciones de noviembre. Eso, según algunos analistas, podría “politizar” la demanda. En declaraciones dadas el 11 de julio a Televisión Nacional de Chile, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso peruano, Víctor García Belaúnde, dijo que “en Perú la espera no va a desesperar a nadie”.
Para el congresista, “en Chile la situación puede ser distinta porque hay un proceso electoral que quizás puede desembocar en críticas duras, pero estoy seguro de que la madurez de los candidatos chilenos llevará a que este tema no se politice”. El parlamentario aseguró que “nos hemos esforzado en tratar de pasar desapercibida la demanda” y comparó el caso “con el de una pareja que tiene desavenencias y recurre a un árbitro y entonces se da cuenta de que ambos se quieren mucho”.
Esa política de apaciguar las aguas y esperar con calma el fallo, llamando a no alterar los ánimos ni perder la paciencia, ha sido la tónica casi general a ambos lados de la frontera. “Lo que corresponde en estos momentos de espera es aunar voluntades para enfrentar como Estado el fallo y no caer en ansiedades”, dijo la excanciller y actual senadora chilena Soledad Alvear. “Vamos a seguir esperando tranquilos, sin triunfalismos, pero satisfechos con los argumentos que ha presentado Chile”, la secundó el actual canciller, Alfredo Moreno.
Quien, de alguna forma, resume el razonamiento que opera tras todo esto es el expresidente de Chile Ricardo Lagos, quien en marzo de 2012 visitó Lima y dijo que “cualquiera sea el fallo, los dos países vamos a ganar, porque a partir de entonces podremos mirar hacia adelante. Nos necesitamos para ser independientes, para que nos escuchen. O hablamos como región o nunca seremos escuchados”.
Autor: Diego Zúñiga
Editor: Pablo Kummetz