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Pesar en Europa por muerte del último rey de Afganistán a los 92 años

23 de julio de 2007

“Con gran dolor anuncio a mis conciudadanos que su excelencia Mohammed Sahir Shah, padre de la nación afgana, murió esta madrugada a las 5:45 horas”, dijo hoy el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, con lágrimas en los ojos.

La reina Isabel II de Gran Bretaña consideró una dura pérdida para Afganistán la muerte de Sahir Shah y recordó la visita del ex monarca a Gran Bretaña en 1971. El primer ministro británico, Gordon Brown, dijo que Sahir Shah cumplió un papel esencial en la reunificación del pueblo afgano y en la lucha por conquistar valores democráticos.

El enviado especial de Naciones Unidas para Afganistán, Tom Koenigs, reaccionó con profundo pesar a la noticia: “Durante los 40 años de su reinado y los casi 93 de vida, Mohammed Sahir Shah fue un verdadero rey de la paz", dijo Koenigs en un comunicado. “Logró los mayores niveles de paz y bienestar en la historia moderna de Afganistán y ejerció una decisiva influencia unificadora”.

Karzai calificó al ex rey de "símbolo de la unidad nacional de Afganistán", incluso aunque en un país sumido en la violencia apenas haya lugar para percibir esa unidad. En todo caso, Sahir Shah no se vio obligado pasar en el extranjero el fin de su vida y, tras una larga enfermedad, murió a los 92 años en su palacio en Kabul.

Con apenas 19 años, Sahir Shah fue coronado rey de Afganistán tras el asesinato de su padre, Nadir Shah, en 1933. El nuevo monarca se reveló como un gobernante abierto, liberal, progresista. Construyó la primera universidad moderna del país, hizo que las niñas acudieran a la escuela y que las mujeres pudieran votar, y afirmó la libertad de prensa, progresos que más tarde los talibanes se encargarían de anular. Pero para entonces, Sahir Shah ya llevaba tiempo en el exilio: su reinado acabó en 1973 y, durante 29 años, Shah no volvería a pisar suelo afgano.

Sahir Shah se encontraba en Italia para ser sometido a un tratamiento médico cuando su primo Mohammed Daud abolió la monarquía en 1973. El rey no quiso defenderse del golpe de Estado para evitar un posible baño de sangre, dimitió y se quedó en Roma. Después de 28 años, la mayor parte de los cuales el país se vio sumido en conflictos internacionales y civiles, los atentados del 11 de septiembre de 2001, la invasión de Afganistán liderada por Estados Unidos y el derrocamiento de los talibán a fines de 2001 llevaron a muchos a pensar que el ex rey representaba un fuerza que podía unificar un país devastado.

Después de casi tres décadas en el exilio italiano, Shah regresó a su país en abril de 2002 y fue recibido entre celebraciones. 'A los pájaros también les hace felices regresar a su nido', dijo entonces. Una felicidad vedada para su esposa: la antigua reina Homaira, con la que Sahir Shah tuvo siete niños, murió en 2002 con 84 años en Roma. A su regreso, el ex rey aseguró que aspiraba a dedicar los últimos años de su vida a servir a su patria, pero que no quería volver a ser rey.

En junio de 2002, Shah formalizó su disposición a ser candidato a presidente frente la Loja Jirga, el gran consejo que reúne todas las fuerzas del país. Pero poco después renunció no ya sólo al trono, sino también a la posibilidad de convertirse en jefe de Estado y de gobierno. Con persistencia se difundió el rumor de que el ex rey había cedido bajo presión de Estados Unidos, que quería imponer para el cargo a su candidato, Hamid Karzai. Elegido presidente en elecciones democráticas en 2004, Karzai gobierna Afganistán hasta hoy.

Tras el consejo de 2002, el ex monarca se sumió en el silencio. La constitución de 2004 le otorgó el título vitalicio de “Padre de la nación”, pero Shah no volvió a tener ningún papel político. Durante largo tiempo siguió concediendo audiencias, aunque apenas recibía a los periodistas.

Se dice que a veces salía a pasear por el jardín del palacio de Haram-Sara, donde vivía desde su regreso a Afganistán. No quería mudarse, aclaró hace unos años, para mantener vivo el recuerdo de los parientes asesinados en Haram Sara