La modesta aunque, hasta ahora, clara recuperación económica mundial pronosticada por los expertos para el 2005 podría ser asfixiada por el alza continuado de los precios de petróleo registrada semana tras semana en los últimos meses.

Este viernes, el precio por el barril de petróleo (159 litros) cerró en Londres al precio de US$ 41,30. Este precio de referencia ha experimentado un incremento superior a los US$ 8 desde el mes de junio. También las cotizaciones en los EE.UU. aceleran su paso hacia la marca de los US$ 45 por barril. Considerando que las estimaciones económicas para el futuro asumen precios claramente inferiores, el encarecimiento del petróleo podría obligar a revisar estas expectativas a la baja, advierte el instituto IfW de economía mundial de Kiel, en el norte de Alemania.

La sombra de Yukos

Según los expertos en petróleo, los mercados están descontando desde ya su temor a problemas de suministro en la seg7unda mitad de este año. Ante el crecimiento económico en China y el invierno en el hemisferio norte, se cuenta con un aumento de la demanda de petróleo.

Al mismo tiempo los integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), responsables de más de una tercera parte de la extracción petrolífera mundial, ya advirtieron que están trabajando casi al máximo de sus capacidades. Por lo tanto sería muy difícil responder ante un incremento de la demanda.

El factor más reciente que ocupa a los analistas procede de Rusia y la petrolera Yukos. La empresa, que ha convertido a Rusia en el segundo exportador de petróleo del mundo, después de Arabia Saudita, podría estar ante la quiebra al no poder hacer frente a su inmensa deuda fiscal.

Gana la incertidumbre

Pero aparte de Yukos, tampoco es que falten incógnitas en el horizonte petrolero mundial. Cabe destacar que prevalece la incertidumbre geopolítica en la región del Golfo Pérsico. Asimismo, las tensiones políticas en Nigeria y Venezuela podrían agudizar posibles cuellos de botella en el suministro globales.

El instituto IfW concluye que se trata de una conjunción muy desfavorable de factores que desde hoy pueden tener un impacto directo en las economías domésticas. Así, el precio del petróleo no sólo encarece los procesos de producción. También genera un grado de incertidumbre que puede llegar a inhibir las inversiones productivas, el consumo privado y el comercio internacional.

Parece, en resumen, sólo una cuestión de tiempo hasta que los pronósticos de crecimiento mundiales, especialmente para los países importadores de petróleo, se revisen ala baja.