¡Ma, che cosa! Los Giussepes, Giovannis y Luigis residentes en Alemania de seguro se sienten consternados. Y no sólo ellos deben estar pensando en prenderle una velita a San Genaro. Porque la invasión que se anuncia es para preocupar a cualquiera: McDonald’s amenaza con lanzarse a la conquista de territorio germano con su cadena de pizzerías Donatos.

La receta de McDonald’s

El italianísimo nombre no debe inducir a error. Tras él se esconde el concepto que ha permitido a McDonald’s estampar su sello en las capitales del mundo entero: comida rápida, relativamente económica y, sobre todo, uniforme. Puede que a algunos la receta del éxito no les parezca sabrosa, pero no cabe duda de que jugosa sí es, en términos de ganancias.

Cierto es que las pizzas de hoy no son ya como las que hacía la Nonna y que ya otras cadenas han colonizado exitosamente los paladares alemanes, digan lo que digan los críticos gastronómicos. Pizza Hut, sin ir más lejos. Pero ahora es nada menos que el gigante del fast food el que incursiona en el negocio.

A prueba de crisis

McDonald’s lidera el segmento de las hamburguesas en Alemania, con más de 1.100 locales en el país. El año pasado sus ventas superaron los 2.250 millones de euros y este año se prevé un crecimiento cercano al 3%, pese a la crisis económica general. Para el 2003, los ejecutivos del consorcio cuentan incluso con un 9%.

Aun así están conscientes de que, a pesar de las bondades del esquema, el mercado de las hamburguesas también tiene sus límites y tarde o temprano se saturará. Por eso apuestan por la diversificación. Hace tres años, McDonald’s compró la cadena Donatos, fundada en 1963, que se ha convertido según los nuevos dueños en una de las de mayor expansión en Estados Unidos. Y, si allí funcionó, por qué no en Alemania, se habrán preguntado los responsables del asunto.

Pizzas clonadas

El hecho de que el país del chucrut existan ya más de 35 mil negocios de pizza no asusta a los emprendedores reyes de la comida chatarra, que presentaron su primer local en la ciudad de Munich. Si todo marcha como lo esperan, otros 200 le seguirán en el lapso de un año y medio, a lo largo y ancho del país. La meta es alcanzar un volumen de negocios cercano a 1 millón 600.000 euros.

Los estrategas se muestran confiados en lograrlo. Al fin y al cabo, se proponen ofrecer ciertas innovaciones. Por ejemplo, en cada mesa habrá un teléfono, a través del cual los clientes harán sus pedidos. Además, las pizzas llevarán el sello de McDonald’s. Es decir, serán igualitas en cada filial. Ello quedará garantizado mediante la utilización de los avances computacionales, que permitirán poner sobre cada disco de masa exactamente la misma cantidad de queso, salame u otro ingrediente que venga al caso, según explicaron con orgullo los ejecutivos. Habrá que ver si tanta precisión da en el blanco de las papilas gustativas germanas, o si pueden más los ruegos a San Genaro.