Apenas dos años después de que la plataforma "Elysium” fuera desmantelada, el juicio contra sus supuestos operadores llegó a su fin. Los sospechosos son cuatro alemanes provenientes de Baviera, Hesse y Baden-Würtemberg, a quienes se acusa de haber construido, manejado y utilizado la mayor plataforma mundial de pornografía mundial en internet. Este jueves (7.03.2019) la Audiencia Provincial de Limburg emitió su veredicto. Los cuatro hombres fueron sentenciados a penas de prisión firme de entre tres años y diez meses hasta nueve años y nueve meses. 

111.000 usuarios con acceso a Elysium en todo el mundo

El caso atrajo la atención internacional, también por la magnitud del mismo. Cuando las autoridades policiales desactivaron la plataforma, en junio de 2017, detectaron allí más de 111.000 cuentas de usuarios. Si las acusaciones se confirman – y las pruebas parecen ser contundentes- el caso pasaría a ser el mayor golpe contra una red de pornografía de estas dimensiones a nivel internacional.

La plataforma se manejaba desde Alemania y proveía a pedófilos en todo el mundo con fotos y videos que contenían imágenes de graves abusos contra menores. Los cuatro hombres admitieron, en esencia, los cargos de los que se los acusa. Pero aún no queda claro si la Justicia podrá responsabilizarlos como banda criminal, ya que ellos no se conocían personalmente antes del juicio, lo cual facilitan las características de la Darknet, donde, a través de navegadores especiales como "Tor”, se hace posible la comunicación anónima. De ese modo, dos usuarios pueden establecer entre ellos una conexión segura por medio de diferentes técnicas de encriptado, sin que otros usuarios tengan acceso al material que intercambian ni a la lectura de mensajes.

Para los traficantes de pornografía infantil, esa posibilidad es especialmente atractiva, ya que esa red privada puede ampliarse a través de otros contactos, y cada uno de ellos queda desacoplado de internet. Es decir que no solo hay una Darknet, sino varias pequeñas y grandes redes de Darknet dentro de internet.

Una categoría para cada perversión

El acusado Joachim P., de 58 años, es considerado el arquitecto de la plataforma de pornografía infantil Elysium, cuyo nombre proviene del griego y significa "Morada de los bienaventurados”. Se lo acusa de haber creado esa plataforma, que es reflejo del infierno por el que pasan niños y jóvenes abusados, como reemplazo de otra que fue clausurada en Australia en 2016. El servidor de "Elysium” habría estado ubicado en el taller mecánico de otro acusado. La plataforma ofrecía una categoría para cada perversión pedófila: niños muy pequeños, lactantes, niñas y niños, y contaba hasta con una categoría fetichista con sadismo y sadomasoquismo.

Los investigadores coinciden en que esta plataforma solo representa una pequeña parte de los delitos de abuso sexual infantil y de producción y distribución de pornografía infantil. Según estadísticas de la Policía Criminal germana, en Alemania 13.500 niñas, niños y adolescentes fueron víctima de violencia y explotación sexual en 2018. Los delitos no registrados serían muchos más. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que en Alemania hay un millón de menores afectados por esos crímenes, lo cual significa dos niños por cada grado escolar en este país.

Durante el XXII Congreso de la Policía Europea, que se llevó a cabo en febrero en la ciudad de Berlín, el secretario parlamentario del Ministerio alemán del Interior, Günter Krings, abogó por hallar soluciones más radicales al problema. Por ejemplo, por una prohibición de los navegadores "Tor". "Comprendo lo útil que puede ser la Darknet en sistemas totalitarios, pero en una democracia libre y abierta no se puede, en mi opinión, justificar un uso que la legitime”, señaló el representante del Gobierno alemán.

Roland Bless, experto en Darknet del Instituto de Tecnología de Karlsruhe (KIT), no está de acuerdo con eso: "También en democracia se necesitan canales seguros para comunicar contenidos sensibles dentro de un contexto protegido”, explicó en entrevista con DW. En especial, recuerda a Edward Snowden, cuyas revelaciones son, según dijo, fundamentales para todas las democracias libres y abiertas: "La lucha contra la pornografía infantil no puede ser llevarse a cabo únicamente prohibiendo tecnologías que, en sí misma, son neutrales, sino que debe realizarse contando con investigadores que cuenten con más facultades para hacer su tarea”, añadió Bless.

El "anzuelo” que lanzaron los investigadores

Eso mismo exigieron recientemente tanto la Unión Demócrata Cristiana (CDU) como su socia bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), de la cual es miembro Krings. Presentaron una serie de medidas para combatir la pornografía infantil y pidieron que se ampliara las facultades de los investigadores. Solicitaron, por ejemplo, que se los autorizara a difundir fotos falsas, que son aparentemente muy reales, de escenas de abuso sexual infantil en la Darknet, para poder reunir pruebas contra clientes y operadores de la red oscura de internet.

Hasta ahora, investigaciones de ese tipo fracasaron debido a obstáculos legales, ya que a las autoridades alemanas no les está permitido poner en circulación material prohibido por la ley. A pesar de que esa propuesta fue aplaudida por muchos, entre ellos, el encargado de asuntos relativos al abuso infantil del gobierno alemán, Johannes-Wilhelm Röhrig, que solicitó que la propuesta se llevara a cabo lo antes posible, otros expertos, como la investigadora de la Darknet Meropi Tzanetakis, del Centro de Criminología de la Universidad de Essex, Inglaterra, alertó en conversación con DW sobre el peligro de extender ese tipo de facultades sin restricciones: "Una ampliación de las facultades de la Policía y de los investigadores suena plausible al tratarse de pornografía infantil, pero, ¿qué pasaría si en el futuro se hace lo mismo con delitos comunes, o se espía la vida cotidiana de los ciudadanos de ese modo?” Es decir, no son suficientes las soluciones tecnológicas. Y que hay ciertas cuestiones sociales que hay que tener en cuenta en la lucha para desterrar la pornografía infantil de internet.

(cp/jov)

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