"Incluso con un uso adecuado en la agricultura convencional, los residuos pueden alcanzar el agua subterránea y el agua potable", escribe el Instituto de Calidad de Producto de Berlín. Los pesticidas pueden causar cáncer o enfermedades autoinmunes. Aunque estos peligros han sido bien investigados, las sustancias peligrosas continúan llegando a las aguas subterráneas a través de la agricultura.

El arma más efectiva para luchar contra la contaminación del agua debido al uso de pesticidas es el propio consumidor. Cualquiera que compre productos orgánicos sostenibles elimina cualquier fundamento del uso de pesticidas. Cuantos menos comestibles tratados con pesticidas se compren, menor será el mercado para ellos.

Las bacterias resistentes a múltiples fármacos pasan a las aguas residuales de los mataderos y hospitales y llegan a los ríos y lagos. Las plantas de tratamiento de aguas residuales en Alemania no pueden filtrar los gérmenes fuera del agua. Lo único que ayuda: reducir el uso de antibióticos lo máximo posible.

Se están desarrollando métodos para eliminar los gérmenes multirresistentes del agua. Una idea es agregar un paso de purificación adicional a los tres existentes en las plantas de tratamiento. Sin embargo, el principal problema en este momento es que el Ministerio de Salud no tiene una visión general de las aguas en las que se pueden encontrar los gérmenes peligrosos y en las que no.

Los microplásticos también plantean un problema para nuestras aguas. Según un estudio de Orb Media, 72 de 150 muestras en Europa contenían partes muy pequeñas de plástico. La investigación sobre lo que los microplásticos pueden causar a la salud todavía está en sus inicios. Lo único claro es que el microplástico en el agua no es saludable.

El microplástico en los océanos proviene principalmente del polvo urbano, de neumáticos y textiles sintéticos. Los desechos industriales y urbanos llevan pequeñas partes al ciclo del agua. Por lo tanto, es importante para el futuro la investigación de filtros de plástico para plantas de tratamiento de aguas residuales urbanas.

Los metales pesados como el plomo, el hierro, el cobre y el cadmio se acumulan en ríos y lagos. Un problema particular: las tuberías de plomo en los edificios antiguos. Donde no hubo remodelación, a menudo hay seis veces más plomo en el agua de lo permitido. Los metales pesados se acumulan en el cuerpo, conducen a envenenamiento y dañan los nervios.

En la agricultura, se aplica tanto fertilizante al suelo que ya no puede retener sustancias como el nitrato. Si se produce saturación, la sustancia superflua alcanza el agua subterránea. Para obtener agua potable, debe sacarse nuevamente químicamente, porque los nitratos son sospechosos de ser cancerígenos. En Alemania, el 80% del agua del grifo proviene de suministros de agua subterránea.

En 2019 entrará en vigor en Alemania una nueva ordenanza de fertilización. Solo se deberá poner el fertilizante que las plantas puedan absorber. El agua subterránea sería protegida así de contaminación innecesaria. Especialmente en el campo, donde no hay tantas plantas de tratamiento de aguas residuales como en ciudades, la alta contaminación de nitratos amenaza la salud de los ciudadanos.

Los problemas del agua no son los mismos en todas partes: los nitratos y los pesticidas son un problema especialmente en regiones con agricultura intensiva. Los microplásticos lo son más en las plantas de tratamiento de aguas residuales de las ciudades. Los metales pesados, a su vez, también se encuentran a menudo en antiguas zonas mineras.