¿Podrá Trump imponer la pena de muerte a los traficantes?
Michael Knigge
20 de marzo de 2018
Como parte de su plan para combatir la crisis de los opiáceos, Donald Trump quiere legalizar la pena de muerte para los traficantes. Pero es difícil, dice John Blume, director del Proyecto Pena de Muerte.
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DW: Donald Trump ha pedido varias veces que se aplique la pena de muerte a los traficantes de drogas. ¿Puede legalmente instituir él esa condena?
John Blume: No puede cambiar la ley. Lo que puede hacer es pedir al fiscal general que haga cumplir las leyes que ya existen, pero yo creo que eso ya lo está haciendo. Y la ley no contempla la pena de muerte para el tráfico de drogas, solo la considera si alguien es asesinado en el curso de una transacción de drogas bajo la llamada Kingpin Act. Los fiscales podrían pedir la pena máxima para un traficante que, en el curso de una venta, haya matado a alguien, por ejemplo. Pero no puede crear una pena de muerte federal por el delito de vender drogas.
Desde que es presidente, Trump ha reconocido que Singapur y Filipinas lo impresionan, porque en esos países los traficantes son ejecutados. ¿Qué debería ocurrir para que algo así sea posible en Estados Unidos?
Si quiere tener una ley federal, entonces el Congreso debería pasar un estatuto que crea la pena de muerte por la venta o distribución de drogas. No solo tendrían que aprobar la ley y él firmarla, sino que además debería sortear un inevitable y seguramente exitoso desafío legal. La Corte Suprema de Estados Unidos ha dejado muy claro en los últimos 15 años que cree que la pena de muerte solo es válida en casos de homicidio, e incluso no siempre. La Corte se vio enfrentada a un problema similar en un caso llamado Kennedy vs Louisiana, donde Louisiana había autorizado la pena de muerte a un acusado de abusar sexualmente de un niño. Y la Corte Suprema dijo "no, usted no puede aplicar esa pena para casos que no sean homicidio”. Es de suponer que acá se usaría la misma lógica.
Trump tendría que enfrentar una batalla larga y difícil para cumplir sus deseos. Desde su perspectiva, ¿qué probabilidades existen de que eso suceda?
Dos cosas: primero, que uno puede decir, a la luz de las afirmaciones de Trump, que es muy ignorante en temas legales. Segundo, que es hostil al imperio de la ley. Dicho esto, creo que todo este asunto no es más que retórica. No estoy diciendo que este congreso no pasaría una ley así, sino que creo que habría varios miembros del Parlamento que se preguntarían por qué estamos haciendo esto. E incluso si una ley así fuera aprobada, se instauraría un sistema que sería sumamente costoso. Y mi corazonada es que en algún momento la sensatez volvería a imperar y alguien se preguntaría si no sería mejor usar ese mismo dinero para algo realmente bueno.
Para ser más claros, ¿qué tan realista cree usted que es la idea de Trump?
Podría ser aprobada en la Cámara de Representantes, pero no estoy seguro de que pasaría el Senado, porque allí hay suficientes personas en el Comité de Justicia que dirían "esto es estúpido”. No lo descartaría del todo, pero la probabilidad de que el Congreso la apruebe y de que el presidente Trump la firme y de que se imponga al inevitable enfrentamiento constitucional, es extremadamente remota.
Para cerrar, ¿cuál es su visión personal sobre la utilidad de la pena de muerte para traficantes de drogas?
Creo que es una increíble pérdida de tiempo y dinero. La pena de muerte incluso en los casos de homicidio no ha demostrado tener un efecto disuasivo, por lo que llevarla a otros casos no es solo cuestionable desde un punto de vista constitucional, sino que es una pésima política, en el sentido de que no servirá para nada. Creo que sería un derroche y que existen mejores soluciones para el problema de las drogas que tratar de copiar a Singapur y otros países que violan los derechos humanos.
John Blume es el director del Proyecto Pena de Muerte de la Universidad de Cornell, donde también es profesor.
Autor: Michael Knigge, Washington (DZC/EL)
Narcotráfico en México: detenciones, liberaciones, fugas, muerte
La lucha del gobierno mexicano contra los carteles de la droga ha tenido claroscuros a lo largo de los años. Algunos presuntos barones de la droga han sido encarcelados. Otros salieron libres, o se fugaron, o murieron.
Imagen: Hector Guerrero/AFP/Getty Images
Tercera captura
El viernes 8 de enero, el presidente de Mexico dio a conocer que Joaquín Guzmán Loera había sido recapturado. El hecho provocó un intenso debate en México, entre otras cosas, por la posibilidad de que el líder del Cártel de Sinaloa sea extraditado a Estados Unidos. Por si fuera poco, se dio a conocer que Guzmán, aún prófugo, había sido entrevistado en varias ocasiones por actores.
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La fuga del "Chapo"
Sobre la segunda evasión de Joaquín Guzmán Loera de un penal de "máxima seguridad" en México, a través del túnel que aparece en la foto, se multiplican las versiones. Mientras la verdad se esclarece, la fuga del líder del Cartel de Sinaloa aparece como tropiezo máximo de la Justicia mexicana en la lucha contra el narcotráfico.
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Vicente Carrillo Fuentes
Hermano de Amado Carrillo Fuentes, "El señor de los cielos", Vicente es conocido como "El Viceroy". A la muerte de Amado, tomó las riendas del Cartel de Juárez. En su tiempo fue uno de los criminales más buscados por la DEA. Fue detenido en octubre de 2014 en Torreón, Coahuila, y se encuentra preso en un penal federal de Jalisco.
Imagen: Reuters/E. Garrido
Héctor Beltrán Leyva
Antiguo líder del Cartel de Los Beltrán Leyva. Fue detenido el 1 de ctubre de 2014 y un juez federal dictó cargos por narcotráfico, lavado de dinero y delincuencia organizada. Se encuentra preso en el penal de máxima seguridad de El Altiplano, de donde se fugó por segunda vez Joaquín El Chapo Guzmán.
Imagen: Reuters/Attorney General's Office
Nazario Moreno González
Fundador de los Caballeros Templarios, cartel con sede en Michoacán. El gobierno federal anunció su muerte en 2010, pero después se comprobó que el deceso en realidad no había ocurrido. De hecho, Moreno aprovechó su supuesta defunción para operar con mayor impunidad. Finalmente, en 2014 fue sorprendido por fuerzas federales mientras festejaba su cumpleaños 44. En ese enfrentamiento murió.
Imagen: picture-alliance/dpa
Sandra Ávila Beltrán
Los medios mexicanos le adjudicaron el mote de "La Reina del Pacífico". También se le atribuye la alianza entre los carteles de Sinaloa y el colombiano Norte del Valle. Fue juzgada y sentenciada en Estados Unidos. Luego de cumplir su condena regresó a México. Ahí fue detenida y encarcelada de nuevo, para ser dejada en libertad en febrero de 2015.
Imagen: picture-alliance/dpa
Miguel Ángel Treviño Morales
Miembro de la organización criminal Los Zetas, una de las más sanguinarias de entre las que operan en México. Se le conocía como Z-40 dentro de la jerarquía de ese grupo delincuencial. Fue detenido en 2013 y desde entonces se encuentra recluido en el penal El Altiplano.
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Omar Treviño Morales
Conocido como Z-42, es hermano de Miguel Ángel Treviño, Z-40. Al momento de ser detenido, en 2013, era uno de los líderes de la organización criminal Los Zetas. Además de narcotráfico, se le acusó de haber cometido una serie de secuestros y asesinatos en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en 2005 y 2006. Se encuentra preso en la cárcel El Altiplano.
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Heriberto Lazcano Lazcano
Exoficial de una unidad de élite del ejército mexicano, de la cual desertó para convertirse en líder de Los Zetas. Uno de sus apodos era "El verdugo". En 2012, las autoridades mexicanas informaron que habían dado muerte a Lazcano. Tras el anuncio, un grupo armado robó el cadáver del lugar donde se realizaba la autopsia del conocido como Z-3.
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Edgar Valdez Villarreal
Conocido como "La Barbie", Valdez Villarreal es ciudadano estadounidense. Huyendo de la Justicia de su país, entabló contacto en México con organizaciones criminales como el Cartel de Sinaloa. En Nuevo Laredo y otros puntos, encabezó un grupo que disputó plazas a Los Zetas. Fue aliado del grupo del "Chapo" Guzmán hasta su captura, el 30 de agosto de 2010.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Guzman
Rafael Caro Quintero
Fundador del Cartel de Guadalajara. Se le implicó en la muerte del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar, en 1985. Pasó 28 años en diferentes prisiones hasta que, en 2013, magistrados de Guadalajara ordenaron que fuera puesto en libertad (en la foto, la cárcel de la cual salió). Días después, un juez ordenó su recaptura con fines de extradición a Estados Unidos. Caro Quintero está prófugo.
Imagen: Hector Guerrero/AFP/Getty Images
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