En Túnez cunde la preocupación acerca de si las fuerzas del antiguo régimen sólo harán concesiones aparentes en el camino hacia la democracia y el pluralismo luego de la caída del presidente Ben Ali.

En foros de Internet y en entrevistas en los medios se expresa la sospecha de que los adeptos al derrocado ex presidente podrían intentar mantener su poder y sus privilegios por medio de triquiñuelas políticas o provocando más disturbios.

Al mismo tiempo, existen controversias acerca del futuro rol de las fuerzas políticas islamistas en el país. Durante la revuelta, los islamistas, como casi todos los grupos opositores, tuvieron un rol subordinado. Pero ya el sábado 15 de enero, el jefe del partido islamista Renacimiento, Rachid Ghannouchi, tomó la palabra desde su exilio londinense y anunció su pronto regreso a Túnez.

Apoyo de la población no es seguro

De acuerdo con datos oficiales de los gobernantes de transición, todos los partidos y movimientos políticos, sin excepción, participarán de la reforma, y eso incluiría, por tanto, a los islamistas. Observadores políticos parten de que estos partidos de fundamento religioso gozan del apoyo de los sectores más pobres de la población.

Pero la magnitud de dicho apoyo apenas puede calcularse seriamente debido a la represión a la que se han visto sometidos tanto los islamistas como otras fuerzas de la oposición. Es probable, según expertos, que surja un conflicto entre los partidos conservadores y los liberales dentro del movimiento de protesta contra Ben Ali.

¿Qué pasará con los derechos de la mujer?

Muchas mujeres, como la joven tunecina Sofia Hammami, temen perder sus derechos. “Como mujer, me preocupa mucho que corran peligro los logros en lo que respecta a los derechos de género en los últimos 50 años”, comenta.

Los derechos de las mujeres de Túnez son considerados los más progresistas del mundo árabe. En 1957, por ejemplo, se prohibió allí la poligamia, y durante décadas no se permitió el encubrimiento del rostro de la mujer en público.

El periodista Taoufik Ayachi, seguidor del partido socialista de izquierda Renovación (Ettajid), supone que ciertos islamistas aspiran a constituir un Estado religioso. “Dentro del partido Renacimiento hay un ala política que quiere dejar fuera de vigencia la actual constitución”, dice Ayachi. Según él, serían capaces de exigir otro tipo diferente de gobierno que incluso podría estar en contra de los principios democráticos.

Partido gobernante en Turquía: ¿un ejemplo a seguir?

El líder islamista Rached Ghannouchi, líder de Renacimiento, rechaza categóricamente tales sospechas. En una entrevista con el canal Al-Jazeera declaró que su partido afianzará la democracia y los derechos humanos, partiendo de convicciones esenciales del islamismo. Y agregó, en conversación con la agencia AFP, que su partido no representa un “peligro militante”, sino que se lo puede comparar con el partido gobernante en Turquía, calificado generalmente por los medios como “islamista conservador” o “islamista moderado”.

Hay, sin embargo, ciertos obstáculos legales que impedirían la participación de los islamistas en el gobierno, ya que la constitución tunecina no permite la actuación de partidos religiosos. El politólogo tunecino Rachid Khachana, empero, cree que es posible que se cambie la cláusula correspondiente, y cuenta, además, con que el partido Renacimiento tomará parte en las conversaciones sobre el futuro del país, al principio, en carácter informal. No obstante, el secretario general de ese partido, Hamadi Yebali, afirmó que éste no será parte del gobierno, sino que "le hará frente de forma pacífica".

De todos modos, Rachid Khachana piensa que la mayoría de los adeptos de Renacimiento no está políticamente radicalizada. “Durante los últimos cinco años, el partido Renacimiento ha tenido conversaciones con los poderes laicos”, explica el experto, “de modo tal que se elaboró un programa político que, de hecho, se asemeja al de Turquía”.

Como en muchos países árabes, también en Túnez se percibe una vuelta a los valores religiosos. Y los analistas están de acuerdo en que los islamistas podrían sacar provecho de esta tendencia. Según Rachid Khachana, los islamistas deberían aprovechar también lo aprendido con motivo de los recientes sucesos, ya que, después de la caída de Ben Ali, ningún partido político podrá seguir ignorando las ansias de libertad, democracia y pluralismo de los tunecinos.

Autor: Chamselassil Ayari/ Cristina Papaleo

Editora: Emilia Rojas-Sasse