Estudio: Podría desprenderse un gran iceberg de la Antártida
6 de enero de 2017
Un iceberg de unos 5.000 kilómetros cuadrados, considerado como uno de los diez más grandes registrados hasta ahora, está cerca de desprenderse de la Antártida, según análisis de científicos de una Universidad de Gales.
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Una larga grieta en el segmento Larsen C (uno de las tres que tiene la barrera de hielo Larsen) aumentó rápidamente el pasado mes de diciembre y actualmente apenas unos 20 kilómetros de hielo mantiene al témpano unido a la plataforma.
El Larsen C, de un espesor de 350 metros, está localizado a lo largo de la costa oriental de la península antártica y ayuda a frenar el flujo de los glaciares -ríos de hielo- que tiene detrás.
De acuerdo con los expertos de la Universidad de Swansea (Gales, Reino Unido), se trata de un pedazo de hielo cuya extensión equivaldría a una cuarta parte al territorio de Gales, por lo que su desprendimiento podría provocar otros en el futuro.
Los investigadores han observado la grieta en el Larsen C durante muchos años, después del colapso de Larsen A - el segmento más pequeño- en 1995 y de Larsen B, que se desintegró casi en su totalidad en 2002 aunque quedan algunos sectores remanentes.
"Si (el iceberg en Larsen C) no se va en los próximos meses, estaré asombrado", dijo a la cadena británica BBC el profesor Adrian Luckman, de la Universidad de Swansea.
Según explicó, los científicos pudieron observar el aumento de la grieta a través de imágenes de radar del satélite Esa Sentinel.
Luckman subrayó que se trata de un acontecimiento geográfico y no climático puesto que la grieta ha estado presente durante décadas, pero se ha perforado en este momento.
La preocupación de los científicos es la posibilidad de que, si se desprende el iceberg, los glaciares aceleren su movimiento hacia el mar, lo que tendría un impacto en el nivel de las aguas.
De acuerdo con estimaciones de los expertos, si el hielo que la barrera Larsen C retiene entra en el mar, el nivel de las aguas globales puede aumentar unos diez centímetros.
CP (efe, rtr, BBC, Mirror)
Antártida: Maravillas bajo el agua
Imagen: Dirk Schories
No sólo hielo
Bajo la superficie del mar no sólo continúa la mayor parte de este gigantesco iceberg. En los gélidos mares australes crece una inmensa variedad de especies como corales, anémonas y medusas. Un proyecto chileno-alemán registró estas maravillas submarinas en el sector de Bahía Fildes, en la Isla Rey Jorge. ¡Lo invitamos a sumergirse para descubrirlas!
Imagen: Dirk Schories
¿Monstruo marino?
No es un ser extraterrestre ni la amenaza de una película futurista, sino un habitante más de los mares antárticos. Conocido vulgarmente como ángel de mar, el caracol Clione limacina es un molusco gelatinoso y transparente de dos a tres centímetros. Fue registrado por el proyecto “Georreferenciación y biodiversidad en los océanos del Sur”.
Imagen: Dirk Schories
Radiografía marina
Para realizar este estudio, un grupo deinvestigadores y buzos científicos de la Universidad Austral de Chile y la Universidad de Rostock, con apoyo del Instituto Antártico Chileno, recorrió la zona haciendo miles de fotografías de cientos de especies, además de mediciones, registros y muestras de algunas de ellas desconocidas hasta la fecha.
Imagen: Dirk Schories
Nadando como pingüinos
Estos expertos nadadores disfrutan las heladas aguas a menos de un grado de temperatura. Con una adecuada preparación y equipos especiales, los buzos están en condiciones de acompañarlos. Por primera vez en Chile, un curso de la U. Austral con apoyo del Servicio Alemán de Intercambio Académico, DAAD, formó y certificó buzos científicos, una especialidad clave para esta investigación.
Imagen: Dirk Schories
La medusa enana
No todas las medusas son de aguas cálidas. Esta pequeña de unos cinco milímetros habita en los mares antárticos. Al contrario de otras medusas, la Staurocladia charcoti vive en el fondo de mar. Una de sus particularidades es que usa una parte de sus tentáculos para caminar, mientras que con la otra captura su presa.
Imagen: Dirk Schories
Estrella del frío
Hasta profundidades de 900 metros se encuentra la estrella de mar Odontaster validus, la más común en la Antártida. De figura perfecta e intenso color, es además omnívora: se alimenta de casi todo lo que se encuentra en el fondo del mar, incluyendo residuos de materia muerta, algas rojas, bivalvos, esponjas... y otras estrellas de mar.
Imagen: Dirk Schories
Cuidado con los tentáculos
La anémona es uno de los más sorprendentes animales invertebrados, con sus colores y tentáculos que la hacen parecer una planta. Esta actinia Glyphoperidium bursa es una de las más grandes que se puede encontrar en la Antártida, con un diámetro de 20 a 25 centímetros. Se ubica tanto en aguas poco profundas como hasta los 1800 metros.
Imagen: Dirk Schories
Gigante del fondo marino
Esta esponja gigante está creciendo en un fondo fangoso a una profundidad de 41 metros. Hasta allí llegó el equipo del biólogo marino y buzo científico alemán Dirk Schories. Algunas esponjas crecen a una velocidad muy lenta, por lo que por su tamaño se puede suponer una buena cantidad de años de vida.
Imagen: Dirk Schories
Mariposa que nada
Por sus elegantes formas y transparencias, parece una pintura abstracta o una figura hecha de tela, pero en realidad es un ejemplar de Limacina antarctica: un caracol planctónico de las aguas frías, conocido comúnmente como mariposa de mar. Este ejemplar fue registrado por el lente experto del biólogo alemán Dirk Schories.
Imagen: Dirk Schories
Ni flor ni plumas
Este extraño ser, difícil de identificar, es en realidad un gusano. Su nombre: Perkinsiana sp. Se lo encuentra habitualmente en rocas con paredes verticales, desde donde surge como una verdadera flor. Nueve de estas especies están reconocidas en las aguas antárticas.
Imagen: Dirk Schories
Luz en las profundidades
El verano austral, con sus largos días, hace que la luz entre muy profundo en las aguas australes, lo que permite una buena visibilidad para descubrir y fotografiar estos ejemplares. Algunas rarezas encontradas en este proyecto debieron ser enviadas a taxónomos internacionales para su identificación.
Imagen: Dirk Schories
Sin miedo al frío
Bien aperados con trajes aislantes y equipos de trabajo, los buzos científicos se adentran en la Bahía Fildes para tomar muestras de la vida bajo el mar. Las campañas de los últimos veranos en la Antártida permitieron reunir una base de datos única sobre la vida en los mares australes y que servirá para corroborar en el futuro los efectos del cambio climático.