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Polémica sobre el derecho a morir con dignidad

Eva Usi26 de junio de 2008

Que es mejor: ¿vivir atado con sondas a una máquina o que los médicos dejen morir a un enfermo terminal? El Parlamento alemán debate sobre una ley que imponga la voluntad del paciente cuando éste ya no pueda decidir.

La última aparición del Papa Juan Pablo II, que fue atado a una sonda de alimentación artificial que le provocó una infección urinaria.
Juan Pablo II, poco antes de su muerte.Imagen: AP


La medicina moderna ofrece como nunca posibilidades de tratamiento que prolongan la vida mucho más allá de lo que era posible hace unas décadas. Pero con el progreso técnico también aumenta el temor de muchos de acabar atado a una máquina y ser mantenido con vida de manera artificial a través de sondas, impidiendo una muerte digna y natural.

Por primera vez el Parlamento alemán debate sobre los límites de la protección a la vida y el derecho a la autodeterminación de los pacientes, una controvertida cuestión que preocupa a millones de personas, a decir por las cifras que presentan las Iglesias católica y evangélica, a las que han acudido unos 2,9 millones de ciudadanos que quieren dejar instrucciones en caso de llegar a caer en estado de coma o sufrir una demencia que les impida tomar decisiones.

Una muerte pacífica, lo que desea la mayoría de los mortales.Imagen: presse/Museum Schnuetgen

Forzar la vida a como dé lugar

Se estima que cada año unos 140.000 enfermos son atados a sondas de alimentación artificial en Alemania. Desde el punto de vista médico son medidas que retrasan una muerte natural pues en la mayoría de los casos, son enfermos terminales o afectados por demencia avanzada. No se les pregunta si quieren seguir viviendo. La eutanasia, practicada por los nazis, sigue siendo un tabú en Alemania. Pese a que la mayor parte de la clase política alemana sigue estando en contra de su legalización, la mayoría de la población vería con buenos ojos una legislación que ayude a los enfermos terminales a morir dignamente y sin dolor.

Una larga agonía y ser atado con sondas a una máquina en un hospital es algo que provoca más miedo que la muerte misma y por ello la gran presión a favor de una ley que permita morir a los enfermos que no pueden expresar ya su voluntad. Ante las leyes alemanas que criminalizan al personal médico que asisten a quien comete un suicidio, numerosos pacientes peregrinan a Holanda y Suiza, donde operan varias organizaciones dedicadas a facilitar la muerte a los enfermos que no quieren vivir más. En ambos países hay legislaciones que permiten ayudar al suicidio, lo que ha provocado el auge de un “turismo de la muerte”, proveniente de Alemania.

Habitación en las instalaciones de Dignitas, en Zúrich, Suiza.Imagen: picture-alliance/ dpa

El negocio de la muerte

Dignitas, una empresa suiza que entrega a los pacientes 15 gramos de barbitúrico que produce un sueño profundo, provoca un coma irreversible y una muerte aparentemente pacífica. La empresa ofrece sus servicios por el equivalente a casi 5 mil euros y ha tenido una buena acogida entre sus vecinos del norte. Desde que fue fundada hace diez años ha asistido a más de 600 enfermos, la mayoría alemanes. Sin embargo la organización ha tenido que cambiar varias veces de domicilio debido a las protestas de los vecinos, hartos de ver llegar a personas que luego salen en ataúd.

En el parlamento alemán se han producido distintas posiciones. Según los diputados Wolfgang Bosbach (CDU), René Rospel (SPD), Josef Winkler (Verdes) y Otto Fricke (Partido Liberal), los médicos alemanes pueden poner en marcha disposiciones expresas del paciente, siempre y cuando la enfermedad de éste haya entrado en una etapa irreversible y terminal. “El priorizar legalmente el derecho a la autodeterminación haciendo a un lado la obligación del Estado a proteger la vida ante pacientes que ya no pueden expresar su voluntad, es algo que rechazamos categóricamente”, se lee en un comunicado conjunto de los diputados que temen una legislación flexible que permita una muerte asistida.

Frente a esta posición se encuentra la propuesta del diputado socialdemócrata (SPD) Joachim Stünker, que es apoyada por unos 200 diputados. “El derecho a la autodeterminación debe tener vigencia ante decisiones que deben tomarse tras un accidente o una enfermedad severa, cuando el paciente no puede decidir más y hay un consenso entre familiares y médicos”.

Es probable que la ley tarde en llegar. Desde el 2003 el Tribunal Supremo de Justicia pide un lineamiento jurídico que defina los límites del derecho a la autodeterminación de los enfermos terminales.

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