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Migración: la UE no debe ser cómplice en Libia

12 de diciembre de 2017

Amnistía Internacional acusa duramente a la Unión Europea. John Dalhuisen, director para Europa, opina en entrevista que la UE tolera la tortura de migrantes en Libia.

Libyen Flüchtlinge in der Nähe von Tripolis
Imagen: Getty Images/AFP/T. Jawashi

Deutsche Welle: Amnistía Internacional culpa a la Unión Europa de ser cómplice de los traficantes de personas y de quienes gestionan los campamentos inhumanos en Libia en los que se retienen a inmigrantes. ¿Cómo se ha llegado a dicha conclusión?

John Dalhuisen: En un acto desesperado para retener a las personas que quieren llegar a Europa y cerrar la ruta de los refugiados del Mediterráneo, la UE coopera con el gobierno libio. Hay una serie de acuerdos con los guardacostas libios y el Ministerio del Interior, que gestiona sobre todos los campamentos, para obstaculizar a los inmigrantes que continúen su viaje. Estas autoridades, los guardacostas y el ministerio trabajan en Libia con una serie de traficantes humanos y organizaciones que maltratan a las personas. La UE, el gobierno italiano y los otros gobiernos lo saben con exactitud. Si se embarcan a colaborar con los grupos criminales y cierran los ojos ante la criminalidad organizada, entonces no se cumple con el compromiso según el Derecho Internacional de no impedir la tortura en otros países.

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El apoyo a Libia es desde su punto de vista una especie de complicidad. ¿Qué se puede hacer entonces? Es la pregunta que se hacen en Bruselas. ¿Cuál es la alternativa?

La respuesta a una mala cooperación no es que no haya ninguna cooperación. Es necesario colaborar con los guardacostas libios y sus autoridades. Sería positivo invertir en la capacidad de dichas autoridades, que hacen posible salvar vidas humanas. No basta con entrenarlos. Hay que ver cómo vive la gente retenida en los campamentos, donde se les golpea y chantajea sistemáticamente para que llamen a sus padres en Senegal y, pegándoles en las plantas de los pies, rueguen por dinero para su rescate. Se debería permitir que ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, pueda acceder a los campamentos. La UE debería insistir en ello y no pactar un acuerdo a cualquier precio en perjuicio de los migrantes y refugiados.

John Dalhuisen, director de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central.Imagen: Imago/M. Popow

El presidente francés, Emmanuel Macron, propuso en la última cumbre entre la UE y África retornar a los migrantes de los campamentos a sus países de origen, reubicarlos, directamente desde Libia con ayuda europea. ¿Cree que esa opción funcionará?

Los elementos de este plan son totalmente sensatos, muy humanos y necesarios. No es mala idea. Si es lo único que queremos ofrecerles a personas retenidas en campamentos, entonces es un problema. Se les dice a esas personas que buscan protección internacional: o te quedas aquí, donde te torturan o regresas, donde eventualmente te persiguen. No es una verdadera elección.

¿Sería también necesaria la cooperación del gobierno libio y el acceso a la gente en los campamentos?

Sí, exactamente. Esto no funciona precisamente dentro del sistema de campamentos. Es necesario la participación de ACNUR para ayudar a más gente. De momento, la organización solo puede ocuparse de personas procedentes de siete países. Si es así, muy poca gente tiene la oportunidad de recibir protección. Si la UE tomase en serio la protección de migrantes, entonces insistiría en que ACNUR se integrara totalmente. Por eso decimos, muchas palabras bonitas, pero malos resultados.

El comisario de migración de la UE sostiene que es un éxito que la cifra de personas que intenta llegar a Europa por el Mediterráneo ha disminuido drásticamente este año. ¿Sería el desbloqueo de esta ruta una alternativa? ¿Habría que dejar pasar a la gente?

Desde el verano, la cifra de migrantes ha disminuido en un 67%. Al igual que el número de ahogados. Es en sí, un éxito. ¿Pero cuál es la consecuencia en Libia? Se ignora lo que sucede con los que se quedan varados en Libia. Si pudiesen llegar a Europa, la cifra sería de 150.000 personas por año. La cuestión es si Europa puede soportar una cifra así. Por eso, hay que sustituir la migración ilegal por la legal, que incluiría a migrantes por razones económicas, pero también a refugiados.

John Dalhuisen es el director para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional. El jurista británico trabaja desde 2008 para esta organización.

 

Bernd Riegert (RMR/VT)