Los australianos fueron prevenidos de mantenerse alejados de las playas en tres ciudades este fin de semana, especialmente en Sidney, donde los puntos de control generaron embotellamientos y dejaron algunos de los parques de verano de la ciudad inhabilitados a una semana de Navidad.

"Esta no es un fin de semana normal", dijo el subcomisario, Andrew Scipione, del departamento de policía de New South Wales. Explicó que unos 1.500 policías fueron desplegados en los puntos donde había disturbios. "Si nada ocurre este fin de semana, nuestra operación será un éxito", agregó.

Poner un fin a disturbios raciales

Los choques irrumpieron el fin de semana pasado en playa Cronulla, al sur de Sidney, cuando miles de australianos blancos atacaron a ciudadanos de apariencia árabe: Jóvenes libaneses y musulmanes respondieron y desencadenándose dos noches de violencia.

Cronulla estaba tranquila el sábado, con sólo unos pocos amantes del sol y el surf, pero Scipione dijo que la policía tenía información de que algunos grupos planeaban disturbios el domingo, que posiblemente incluían a neonazis y agrupaciones que defienden la superioridad racial blanca.

Para el domingo, habrá unos 2.000 policías en las playas de Sidney, dijo Scipione.

"Nos tomaremos esto muy en serio. Nunca tuvimos que lidiar con una situación así en el pasado", explicó.