Una controvertida ley alusiva al financiamiento de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en Polonia aguarda por la firma del presidente Andrzej Duda. Muchos esperan que sea vetada.
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Una polémica ley alusiva al financiamiento de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en Polonia aguarda por la firma del presidente Andrzej Duda. Como sucedió anteriormente con la controvertida reforma judicial del Gobierno conservador de Varsovia, su veto es la esperanza de muchos. Eso es lo que solicitan desde el jueves (28.9.2017) por la noche decenas de miles de ONG.
De promulgarse la normativa, todas las ONG pasarán a ser financiadas a más tardar desde noviembre por el Gobierno central y no, como antes, por los ministerios y las administraciones locales. Para ello, se creó un nuevo organismo gubernamental, el Instituto Nacional de Libertad, directamente subordinado a la oficina de la primera ministra polaca, Beata Szydlo, del partido Ley y Justicia (PiS)
"Hay que alentar más a las organizaciones no gubernamentales", señaló Wojciech Kaczmarczyk, comisario gubernamental para la cooperación con ese tipo de asociaciones civiles. A sus ojos, la nueva institución es necesaria. El Gobierno quiere distribuir alrededor de 22 millones de euros al año entre las ONG. Se alega que estos es posible porque un nuevo impuesto a los juegos de azar incrementó los fondos en un 40 por ciento.
Noruega amenaza con retener fondos de ONGs para Polonia
Algunas ONG reciben fondos de la Unión Europea (UE), así como de Suiza y Noruega. Oslo ya ha protestado fuertemente contra el modelo de distribución central que propone el nuevo Instituto Nacional de Libertad polaco. Los noruegos amenazan ahora con retener el financiamiento de ONG para Polonia, que es de 5,5 millones de euros al año.
Las ONG polacas instaron recientemente al Senado de Varsovia a rechazar la ley de las ONG. Sin embargo, allí también, el partido Justicia y Justicia (PiS) –dirigido por Jaroslaw Kaczynski– tiene la mayoría absoluta. Temen que los fondos puedan distribuirse en el futuro principalmente a organizaciones afines al Gobierno y católicas de derecha. "El Estado polaco apoya los ideales liberales y cristianos de sus ciudadanos", dice el preámbulo de la recién aprobada Ley de Promoción de ONG
"El gobierno del PiS le teme a las ONG"
La experiencia de las ONG en los dos años del Gobierno de PiS ya ha demostrado que diversas iniciativas ya no son apoyadas por los ministerios responsables. Por ejemplo, los talleres contra la discriminación tuvieron que interrumpirse en la mayoría de las escuelas, así como se vació a una serie de iniciativas para mujeres, extranjeros, para la conservación de la naturaleza y la defensa de los derechos de las minorías sexuales.
"El Gobierno del PiS le teme a las ONG", dice el opositor liberal de derecha Bogdan Klich. "Esta ley es un cuchillo en la espalda de la sociedad civil". El senador de la Plataforma Civil PO teme que las organizaciones no gubernamentales se transformen de hecho en organizaciones oficialistas. Sin embargo, es cierto que, hasta ahora, todos los Gobiernos de Polonia han procurado que las ONG estén en línea con sus políticas.
Según la autoridad gubernamental para las ONG, Wojciech Kaczmarczyk, se espera que cada vez más "iniciativas de ciudadanos pequeños y pobres" a lo largo de país sea apoyadas. Algunas ONG ya señalan esto como un indicio de que en el futuro –especialmente en el caso de viajes de peregrinación o de autobús– los grupos provinciales de derechas podrían ser respaldados en manifestaciones amigables con PiS.
Como con toda ley, la última palabra recae la tiene el presidente Andrzej Duda. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió con la reforma judicial, esta vez Duda no ha articulado reserva alguna sobre la nueva ley de las ONG.
Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Consiguió doblegar al comunimo en Polonia. Hoy puede mirar hacia atrás consciente de que su liderazgo sindical ayudó a cambiar el mundo.
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Rebelde, premio Nobel y expresidente
El antiguo líder del sindicato Solidaridad y posteriormente presidente de Polonia consiguió doblegar al comunismo polaco. Lech Walesa ha recibido incontables reconocimientos por sus logros políticos. El 29 de septiembre (de 2013) cumplió 70 años.
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Instigador
Cuando en el verano de 1980 se disparó el precio de la carne, se desató una oleada de huelgas por toda Polonia. Walesa, que había trabajado como electricista en un astillero de Gdansk desde 1967 y que había pasado un tiempo en la cárcel por su activismo a favor del sindicalismo libre, estaba fichado por las autoridades. Aún así, el 14 de agosto se convirtió en líder del movimiento Solidaridad.
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Solidaridad
Tras ocupar los astilleros de Gdansk, trabajadores de toda Polonia probaron suerte con esta táctica. Walesa era el único que negociaba con el Gobierno en nombre del recientemente fundado sindicato Solidaridad. Esta movimiento de trabajadores, sin parangón hasta entonces, pronto se convirtió en una organización independiente con más de 10 millones de miembros.
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Con la bendición de la Iglesia
Tras décadas de gobierno comunista, la mayoría de los polacos seguía manteniendo su fe en la Iglesia católica, resistiéndose a adoptar el ateísmo promovido por el Estado. La influyente Iglesia polaca apoyó desde el principio las movilizaciones obreras. El obispo Henryk Jankowski se codeaba con Walesa, que había sido educado en la fe católica.
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Una larga lucha
El 31 de agosto de 1980 concluyeron las huelgas masivas con un acuerdo entre el comité sindical y la delegación de Gobierno. Se pactó el derecho legal a la huelga, la fundación de un sindicato independiente, mejoras en el sistema social y la liberación de prisioneros políticos. En noviembre, un tribunal de Varsovia legalizó el movimiento Solidaridad.
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De líder a prisionero
Hasta diciembre de 1981, Walesa dirigió el Comité de Coordinación Nacional de Solidaridad. Cuando, ese mismo mes, el líder del partido comunista y primer ministro Wojciech Jaruzelski decretó la ley marcial, Walesa fue encarcelado durante casi un año en una prisión cercana a la Unión Soviética.
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1983: Premio Nobel de la Paz
En 1982, la revista Time declaró a Walesa como el "hombre del año". Tras esta distinción, llegaron otros reconocimientos. Cuando se anunció a Walesa como destinatario del Nobel de la Paz en 1983, el líder sindicalista pensó que el Gobierno comunista no le dejaría entrar de nuevo en el país si asistía a la ceremonia de entrega. Su esposa y su hijo de 13 años recogieron el Premio en Oslo.
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Dona el dinero del Premio Nobel
Cientos de creyentes fueron testigos de cómo Walesa dedicó el Premio Nobel a la Virgen Negra, en la ciudad de Częstochowa, al sur del país, uno de los lugares más importantes de peregrinación de la Iglesia católica. Walesa donó el dinero del galardón sueco a una fundación de ayuda a los necesitados.
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Pulso al Gobierno
En 1983, Walesa pidió permiso para volver a los astilleros de Gdansk, pero debió permanecer bajo arresto domiciliario hasta 1987. El movimiento Solidaridad continuó convocando huelgas en minas, astilleros y sector transportes entre 1981 y 1988.
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El Papa
Walesa conoció al papa Juan Pablo por primera vez en julio de 1983, durante una visita del prelado a su país. Ocho años después, Walesa besó la mano del pontífice convertido en el primer presidente de la Polonia postcomunista. Lo hizo mientras sostenía en la mano la primera edición de la Constitución polaca, de 200 años de edad.
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Retirarse con dignidad
A finales de 1995, Walesa había perdido el apoyo del pueblo polaco y no fue reelegido presidente. Pero todavía disfrutaba del aprecio del resto del mundo, incluyendo al Dalai Lama, que se arrodilló ante el hombre que logró grandes cambios en Polonia.
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Amistad germano-polaca
En Alemania se considera que Walesa allanó el camino de la reunificación. En el vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín, Walesa acudió como símbolo de la reconciliación entre Polonia y Alemania.
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Un icono decadente
Hoy día se mira a Lech Walesa con actitud crítica, entre otras razones, por sus declaraciones discriminatorias contra los homosexuales. Una película del famoso director Andrzej Wajda, proyectada este año en el Festival de Venecia, presenta al exlíder no exento de defectos.
Imagen: Labiennale
Multitud de reconocimientos
El camino de Lech Walesa desde electricista a premio Nobel y presidente de Polonia ha sido largo. Actualmente cuenta con doctorados honoríficos y distinciones. Puede echar la vista atrás y recordar cuando, hace más de tres décadas, lideró a quienes buscaban un cambio político en Polonia.